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La vuelta magistral de Carlos Sainz que puede servir de lección
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saldrá sexto, con el recuerdo de 2016

La vuelta magistral de Carlos Sainz que puede servir de lección

Las conexiones mágicas existen en el automovilismo. Sólo lleva tres años en la Fórmula 1, pero Carlos Sainz conoce esta sensación cada vez que aterriza en

Foto: Carlos Sainz, durante la clasificación en Mónaco. (EFE)
Carlos Sainz, durante la clasificación en Mónaco. (EFE)

Las conexiones mágicas existen en el automovilismo. Sólo lleva tres años en la Fórmula 1, pero Carlos Sainz conoce esta sensación cada vez que aterriza en Mónaco, allá donde estuvo tan cerca de conseguir su primer podio en 2016. No será sencillo volver a tener una oportunidad así en el circuito más emblemático del mundo, pero el madrileño ha mostrado desde el inicio del fin de semana una tenacidad al volante que puede conducirle a una gesta similar. En la sesión clasificatoria de este sábado parecía pilotar más con la rabia de aquella oportunidad perdida que con la cabeza. Fue su mejor vuelta en el fin de semana: justo cuando era necesaria.

Lo que el jueves era una sorpresa unánime por ver a Toro Rosso a pocas décimas de Ferrari se ha confirmado con una vuelta magistral que ha situado al madrileño en sexta posición, justo detrás de los 'mortales' y con la mirada puesta en dar un golpe en la mesa para reafirmar su talento. Si las calles de Montecarlo suelen premiar las manos sobre otros factores, ni los problemas en el diseño del coche ni su debilidad en clasificación han truncado la tenacidad de Sainz. Y sabiendo que el Principado es tan impredecible que hasta saca a Lewis Hamilton de la Q3 (se vio sorprendido por una bandera amarilla tras un accidente de Vandoorne cuando el inglés intentaba su vuelta rápida), este dominfo puede ocurrir de todo, quién sabe si ese podio que se le escapó hace un año.

Nadie ignora ya el talento de Sainz

En la retransmisión de 'Sky', el que fuera director técnico de Williams, Pat Symonds, no salía de su asombro con la sexta posición de Sainz. Le elogió insistentemente junto al resto de contertulios, y hasta llegó a deslizar que Williams contactó con el madrileño para un posible fichaje en el pasado. Se trata de un simple detalle en el engranaje de actores que ya le elogian abiertamente como uno de los pilotos más prometedores de la F1. Si en España hizo una remontada notable para seguir soñando con ir a Ferrari, Mónaco puede ser el lugar para entrar con más fuerza a las quinielas.

Hacer una buena vuelta por las curvas estrechas de Mónaco es imposible sin tener confianza plena al volante, y Sainz lo sabe bien. Desde el jueves se encargó de maquillar algunas de las debilidades mecánicas de su coche y encontró un buen ritmo de clasificación que aquí sí ha llegado instantáneamente, al contrario que en Barcelona. A la hora de la verdad, sólo le ha bastado con repetir la tendencia del 2017: cuadrar todos los sectores y batir a Daniil Kvyat. Pero aquí lo más extraordinario no ha sido su ventaja sobre el ruso, fuera incluso de la Q3, sino estar a una décima del Red Bull de Daniel Ricciardo. El mensaje encubierto está claro.

Otra parte de la historia es haber ganado a todos los equipos con motor Mercedes, que aunque no puedan aprovechar su ventaja en un circuito con tantas curvas, partían como una seria amenaza a Toro Rosso. Sainz lo celebraba con especial insistencia: "Estoy muy contento, sobre todo después de que esos equipos nos metieran un poco de presión en la Q1. Teníamos que poner vueltas muy buenas, pero hemos mantenido la calma y todo ha salido perfecto". Esa calma tan importante es justo la que le faltó a Hamilton en la Q2. En Mónaco, el factor psicológico es trascendental, y ahí Sainz siempre ha destacado.

Si hace dos semanas no consiguió pasar a la Q3, verse pegado a Red Bull en Mónaco ha sido más que una sorpresa para Sainz. En el esquema no hay muchas explicaciones más allá de que el STR12 y su filosofía aerodinámica se adaptan perfectamente a un circuito con tantas curvas, pero ni así salía de su asombro. "Hemos dado un paso adelante sin haber cambiado nada en este circuito", confirmaba, no sin introducir un matiz final. "Y yo también he puesto mi granito de arena con esa vuelta para acabar delante de los mejores". En efecto, hoy era un día para reafirmar el talento.

La delgada línea entre podio y puntos

No sólo era importante hacer una buena vuelta para ganarse los aplausos, sino también para soñar con algo más grande en la carrera. "Si quieres hacer una vuelta buena durante el año, es en Mónaco, y hasta el momento ha llegado aquí", decía Sainz, conocedor de que la dificultad para adelantar en el Principado le deja el 50% del éxito ya atado. Firmarlo dependerá de otros factores que ya ha conseguido domar en las últimas carreras.

Aquí entrará el juego de la agresividad para trazar su particular estrategia: ganar algún puesto en la salida y acertar con las paradas en boxes. Son dos variables que en Mónaco suelen ofrecer menos margen para brillar que en otros circuitos, pero que Sainz ya se graba en la mente. "En la salida puede pasar de todo, igual que con la estrategia. Intentaré abrir hueco con los de atrás, pero esa sexta posición, si todo va bien, deberíamos intentar mantenerla". Igual de sencillo puede ser dar caza a Ricciardo que caer detrás del Force India de Pérez, muy astuto en las carreras. En este esquema puede jugarse emular aquella gesta truncada de 2016.

El equilibrio entre la precisión y la agresividad es traicionero en Mónaco. Sainz ha tenido que esforzarse en este último para brillar en las primeras carreras del año. Pero con un coche que acompaña y una confianza insólita, el enfoque puede trasladarse íntegramente al primer factor. Ahí deberá jugar con su psicología, aquella que hoy le ha dejado sexto ante la mirada atónita de medio 'paddock'. No sólo ha sido 'el mejor de los mortales', sino que parecía tener una mentalidad más solvente que muchos veteranos de la Fórmula 1.

Las conexiones mágicas existen en el automovilismo. Sólo lleva tres años en la Fórmula 1, pero Carlos Sainz conoce esta sensación cada vez que aterriza en Mónaco, allá donde estuvo tan cerca de conseguir su primer podio en 2016. No será sencillo volver a tener una oportunidad así en el circuito más emblemático del mundo, pero el madrileño ha mostrado desde el inicio del fin de semana una tenacidad al volante que puede conducirle a una gesta similar. En la sesión clasificatoria de este sábado parecía pilotar más con la rabia de aquella oportunidad perdida que con la cabeza. Fue su mejor vuelta en el fin de semana: justo cuando era necesaria.

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