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Sainz, o cómo jugarse 'el cuello' para seguir llamando la atención de Ferrari
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VOLVIÓ A HACER OTRA REMONTADA EN ESPAÑA

Sainz, o cómo jugarse 'el cuello' para seguir llamando la atención de Ferrari

El Toro Rosso, con cierta debilidad en clasificación, obliga a Sainz a ser más agresivo que nunca en las carreras. Es el precio a pagar para que le sigan viendo como la mejor baza para Ferrari

Foto: Gp de espaÑa de fÓrmula uno
Gp de espaÑa de fÓrmula uno

Gran Premio de China. Sainz termina séptimo tras una remontada de ensueño. "No os podéis imaginar lo contento que estoy", decía eufórico. Dos semanas después, en Baréin, una avería le dejó 16º en parrilla. Al día siguiente, sólo un incidente le impidió firmar otra cabalgada épica, con el 9º puesto en el horizonte. En Rusia, la siguiente carrera, misma historia: 12º en parrilla, 10º el domingo, dentro de los puntos contra todo pronóstico. Y llegó el GP de España, donde salió duodécimo y terminó séptimo, en una de sus mejores actuaciones del año. ¿Pero qué le está pasando a Sainz los sábados para tener que hacer estas remontadas?

"Si Ferrari no pone a Räikkönen en 2018, debería coger a Sainz, está listo para hacer el trabajo", decía ayer en 'Sky' el expiloto Martin Brundle. Otros aún más prestigiosos como Alain Prost, tetracampeón del mundo, también sugirieron su fichaje a la Scuderia. Elogios que se unen a la panoplia de buenas críticas que ya ha recibido de otros sectores, prensa inglesa incluída. Todos saben de qué madera está hecho el madrileño, que está pilotando con una agresividad insólita para dejar 'mensajes' en la puerta de los grandes, como siempre le ha aconsejado su padre. ¿Por qué?

Foto: Carlos Sainz atendió a la prensa antes de viajar a Australia para el comienzo del Mundial de F1. (Foto: Red Bull)

En el año clave para forjar su talento, Sainz se ha encontrado algunos obstáculos. Uno de ellos es el temor de que Toro Rosso empece a no rendir en clasificación a nivel de 2016, cuando la Q3 era una meta plausible en casi todas las carreras. Ahora parece una odisea terminar siquiera el 11º o 12º, pero Sainz suele alcanzar los límites y además batiendo con firmeza a su compañero, Daniil Kvyat. En Barcelona, sin ir más lejos, le endosó ocho décimas. Pero ni así parece suficiente para cumplir con el deseo de Brundle y muchos otros en el paddock.

¿Y si Toro Rosso fuera bien en clasificación?

Con una actitud tan 'alocada', igual de fácil es bañarte en la gloria, como hizo en China, que cometer un accidente "estúpido", como el que le hizo abandonar en Baréin con Stroll. Con un coche que solía permitirle salir entre los diez primeros, otros años llegaba incluso a escatimar en riesgos estando ya a las puertas de los puntos. Pero ahora la historia ha cambiado, con una zona media más igualada que nunca y un monoplaza sin tanta fuerza a una vuelta. Así es casi obligatorio ser agresivo. Y a veces al máximo.

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Antes de cada domingo, Sainz habla siempre de la importancia de las salidas. Junto a las paradas en boxes, es el momento perfecto para sacar tajada. "A veces me veo y digo: buah, ahí se me fue la olla", contaba a El Confidencial sobre algunas de las maniobras al límite que ha tenido que hacer en 2017. Ayer en España ganó tres posiciones en la primera vuelta y en Baréin llegó a avanzar hasta cuatro puestos, incluyendo un toque con Kvyat que alteró los nervios a su propio equipo. "Con la adrenalina, haces cosas que no harías en otras situaciones", apuntaba. Y es cierto, algunas de ellas están fuera de la lógica... 'pero hay que hacerlas'.

Y en cuanto las hace, se saca de la manga una abrumadora consistencia. En Sochi, plagado de rectas, mantuvo el tipo a sus rivales pese a la debilidad de su motor Renault. Ayer lo perfeccionó en Barcelona, donde fue "al ataque todo el rato" hasta "ser más rápido que todos los coches de delante". Para hacer eso con un Toro Rosso, tuvo que irse a la hierba para adelantar a Kevin Magnussen. Con un esfuerzo así, hay quien se pregunta cuál sería el límite de Sainz si saliera desde mejores posiciones. Basta con mirar al 2016 para hacerse una idea.

Su mejor resultado -una sexta posición- lo consiguió en España y Estados Unidos saliendo octavo. Dos puestos de remontada, los mismos que en su 'peor' actuación de 2017, en Rusia. En Baréin iba camino de remontar hasta siete. Como él mismo confiesa, son remontadas fuera de toda lógica que implican riesgo y agresividad, pero que también cristalizan su progresión y talento como piloto. Con un STR12 más solvente en Q3, quizá sería posible ser 'el mejor de los mortales' tras Mercedes, Ferrari y Red Bull. Pero de momento, el objetivo está lejos.

Una descompensación global (y preocupante)

Con el talento ya en la ecuación, lo único que falta es el coche. "2017 es un año clave, pero necesito un monoplaza que me permita brillar", decía antes de esta temporada. Pero de momento, uno de sus grandes hándicaps está en el motor Renault, sin mejoras previstas como mínimo hasta junio. Force India y Williams -con motor Mercedes- sacan unos mapas en la Q2 que difuminan al madrileño, y que por ende le obligan a ser tan agresivo en carrera. "Es desesperante que un motor de 2016 nos gane en la recta", resumía Sainz, incapaz de adelantar a un Sauber. El adjetivo lo decía todo.

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"El éxito de este año va a estar en el chasis y el motor, con estas reglas necesitas ambos", apuntaba James Key, ingeniero jefe de Toro Rosso, distinguiéndolo de 2016, cuando importaba algo más la potencia. El británico, 'creador' del STR12, también hablaba de la importancia de tener "un buen plan estratégico" sobre cómo introducir las mejoras. Y de momento, las piezas que intrujo Toro Rosso en España vinieron huérfanas de avances en el motor. Parte de la historia se explica por esta desventaja organizativa. Hay tiempo para solventarlo, pero ya han pasado cinco carreras.

Toro Rosso ha llegado a una etapa crítica del campeonato con Sainz en modo 'guerrero' y ciertos frentes aún por resolver. Así como las fuerzas entre chasis y motor no se han correlacionado, tampoco lo hacen las clasificaciones y las carreras. Mónaco empezará a esclarecer el paradero de Sainz, aquel que se juega 'el cuello' en cada salida sabiendo que puede acabar en el muro. No hay otro remedio. De momento.

Gran Premio de China. Sainz termina séptimo tras una remontada de ensueño. "No os podéis imaginar lo contento que estoy", decía eufórico. Dos semanas después, en Baréin, una avería le dejó 16º en parrilla. Al día siguiente, sólo un incidente le impidió firmar otra cabalgada épica, con el 9º puesto en el horizonte. En Rusia, la siguiente carrera, misma historia: 12º en parrilla, 10º el domingo, dentro de los puntos contra todo pronóstico. Y llegó el GP de España, donde salió duodécimo y terminó séptimo, en una de sus mejores actuaciones del año. ¿Pero qué le está pasando a Sainz los sábados para tener que hacer estas remontadas?

Fórmula 1 Alain Prost
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