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El amargo aniversario de Red Bull en España: ni coche, ni motor y el título ya descartado
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SE BORRAN DE LA BATALLA

El amargo aniversario de Red Bull en España: ni coche, ni motor y el título ya descartado

Un año después del triunfo de Verstappen, ni siquiera un nuevo chasis puede maquillar la crisis de Red Bull. Los retrasos de Renault han rematado una faena con varios culpables y sin una solución clara

Foto: Verstappen, durante un pit-stop. (Reuters)
Verstappen, durante un pit-stop. (Reuters)

“Espero que Red Bull empiece a encontrar algo de ritmo, hay muchos rumores sobre sus mejoras, pero son un equipo fuerte y saben hacer buenos coches. La cuestión no es si llegarán, sino de cuándo lo harán”. Lo que Sebastian Vettel afirmaba con tanta confianza en Rusia puede convertirse en uno de los grandes mitos del 2017. Y aunque a Red Bull se le espere en la batalla por el título, el camino se perfila más tortuoso de lo que imaginaban hace poco.

Si en invierno aspiraban a plantarse en la gira europea con la victoria en el punto de mira, el paso de los Grandes Premios empieza a cernir una losa de pesimismo que ya ni ocultan sus propios jefes. El portal ‘Motorsport-Magazin’ hizo una pregunta recurrente a Helmut Marko: ¿Está ya el título perdido sólo con cuatro carreras?. “Sí, me temo que sí”, esgrimió como respuesta. A las puertas del Gran Premio de España, donde renacieron el pasado año con la victoria de Max Verstappen, no podría haber un discurso más amargo. Y esta vez, los motivos parecen más profundos que nunca.

Una reacción que llega tarde

Conforme pasan las carreras, el foco de la crisis empieza a tocar directamente al mal rendimiento de su chasis. El mejor reflejo se produjo en Rusia, donde Ricciardo sufrió el mismo problema en los frenos que obligó a Verstappen a abandonar en Baréin. Lo más paradójico es que Red Bull no pareció buscar una solución en esas dos semanas por una premisa que explica Helmut Marko: el diseño del chasis no consigue hacer funcionar correctamente los neumáticos, y la única alternativa para no descolgarse de los mejores es forzar al máximo todos los componentes del coche. Y lejos de funcionar, el invento hace aguas por todos los frentes: no sólo siguen lejos de la victoria, sino que también afecta a la fiabilidad.

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La primera reacción llegará este fin de semana en Barcelona, donde introducirán un nuevo chasis para atajar otra de sus grandes losas: la falta de agarre en las curvas. Aún se desconoce si la abolición de la suspensión activa antes de los test invernales fueron los polvos de estos lodos, aunque en este frente surge un punto trascendental en contra del diseño de Adrian Newey. Aunque Mercedes -la otra escudería que había adaptado este sistema- también haya sufrido en la gestión con los neumáticos, ya han conseguido dos victorias y se perfilan como como candidatos al título frente a Ferrari. Red Bull, sin embargo, sólo ha conseguido un podio.

Y de momento, todos señalan a la evidencia de que el RB13 no tiene la carga aerodinámica de otros años para brillar en el plano mecánico y meterse en la lucha. Daniel Ricciardo lo asume con resignación. "En este frente se nos va todo el tiempo, no tenemos tanto agarre en la parte trasera". Helmut Marko dejaba también una declaración muy reveladora sobre el sinfín de pequeñas averías que han escenificado el mal planteamiento del RB13. "Cuando tienes tantos problemas, los acabas relativizando". El atolladero ha demostrado ser profundo.

La crisis de Renault remata la faena

A la crisis del coche se unen los retrasos de Renault, que parecen haber sentenciado por completo la situación. "Hasta que no solventen la fiabilidad, no podremos trabajar en el rendimiento", destaca Marko, en un discurso que lleva repitiendo desde hace meses. Hasta ahora, la marca del rombo ha tenido que correr con el MGU-K de 2016 para no forzar la maquinaria y evitar averías mecánicas. Y para colmo, su primera mejora no llegará en Canadá, sino dos semanas después en Azerbaiyán. Para entonces, la distancia respecto a Mercedes y Ferrari puede ser ya insalvable.

Foto: Imagen del Red Bull de Max Verstappen en el GP de Australia. (Reuters)

El gran reto está en emular la remontada del año pasado, cuando recortaron un segundo hasta ganar la carrera de España y firmar la pole en Mónaco. Pero esta vez, hay dos factores esenciales en contra: los retrasos y la superioridad de sus rivales, que parecen tener aún margen para ampliar su ventaja. El único remedio puede estar en acertar con el nuevo chasis, aunque también hay complicaciones en el camino. Para convertirse en una amenaza seria al título, deberían brillar con luz propia ya desde Barcelona, además de que la mejora de Renault fuera estelar. Y tirando la toalla desde ahora, Marko ya sugiere que será tarea imposible.

Dos meses para 'salvar' el año

A falta de comprobar si las victorias están al alcance, salir del enclave 'en medio de la nada' donde han rodado desde el inicio del año puede ser un buen punto de partida en el Gran Premio de España. Ahí comprobarán la fortaleza del RB13 bajo las circunstancias que hubieran deseado en los test invernales, cuando los problemas del motor les arrebataron varias horas de trabajo. Y la duda persiste: ¿será capaz Red Bull de demostrar los buenos ritmos de trabajo entre la fábrica y la pista que tantos éxitos les depararon en el pasado? De momento, su 2017 ha roto todos los esquemas.

placeholder El podio de Verstappen en China no ha empañado el mal inicio de Red Bull. (Reuters)
El podio de Verstappen en China no ha empañado el mal inicio de Red Bull. (Reuters)

Ricciardo empieza a mirar al futuro cada vez con más cautela. "Ya no diré que lo haremos, sino que espero tener un pequeño impulso que nos ponga en esa batalla". De momento, todo son esperanzas y suposiciones. Convertirlo en una aspiración firme a las victorias, aunque puedan llegar demasiado tarde, dependerá de la velocidad a la que integren el nuevo chasis con el motor, otro de sus grandes retos por delante. En esta etapa se jugará que 2017 sea un año de lecciones aprendidas, o una auténtica travesía en el desierto.

“Cuanto antes se pongan al día, más emocionante será”, confesaba Vettel. Pero Helmut Marko se encargó de rebajar las expectativas cuando situaba al piloto alemán como campeón del mundo de 2017. Hace un año, nadie hubiera esperado que Red Bull se autodescartara de la batalla tras sólo cuatro carreras. Quizá sentenciarse a sí misma sea una buena tácnica para no caer en mayores decepciones. Porque de momento, las han acumulado por pares.

“Espero que Red Bull empiece a encontrar algo de ritmo, hay muchos rumores sobre sus mejoras, pero son un equipo fuerte y saben hacer buenos coches. La cuestión no es si llegarán, sino de cuándo lo harán”. Lo que Sebastian Vettel afirmaba con tanta confianza en Rusia puede convertirse en uno de los grandes mitos del 2017. Y aunque a Red Bull se le espere en la batalla por el título, el camino se perfila más tortuoso de lo que imaginaban hace poco.

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