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Kenny Brack y las 500 Millas: la increíble historia del sueco volador
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sobrevivió a un dramático accidente de 214g

Kenny Brack y las 500 Millas: la increíble historia del sueco volador

El piloto sueco emigró a Estados Unidos, fue uno de los pocos europeos en ganar la mítica carrera y, tras un horrible accidente en un óvalo, se enfrentó de nuevo a las 500 Millas

Foto: Edición 97 de las 500 Millas de Indianápolis, celebrada en 2013. (EFE)
Edición 97 de las 500 Millas de Indianápolis, celebrada en 2013. (EFE)

Un óvalo, el de las 500 Millas de Indianápolis, le dio la gloria. Un óvalo estuvo a punto de quitarle la vida. Y un óvalo, otra vez el de las 500 Millas, le rehabilitó sí mismo como piloto, para despedirse a continuación de las carreras. Esta es la increíble historia de Kenny Brack, el sueco que hizo las Américas tras no poder llegar a la Fórmula 1.

La historia de Brack es otra de tantas que sirven para poner en contexto el desafío de Fernando Alonso con las 500 Millas y los óvalos. Para comprender la naturaleza de este tipo de trazados y carreras. De cómo la gloria está tan estrechamente vinculada a la tragedia. Para valorar una vez más el desafío que va a afrontar el piloto español. Y para recordarnos que los pilotos están hechos de otra pasta.

Hasta vender patatas en las gasolineras

Brack nació en Glava, un pequeño pueblo sueco de 40 habitantes. Cómo desde una aldea perdida entre bosques y lagos se puede llegar a ganar las 500 Millas de Indianápolis es una de esas historias repletas de aventuras, determinación, pasión por el pilotaje y la victoria imposibles de resumir en unas líneas.

Que Brack estaba dispuesto a emprender cualquier aventura por correr es una afirmación que se queda corta. Por resumir, llegó hasta la Fórmula 3000 dando todo tipo de saltos y aprovechando cualquier oportunidad. Como, por ejemplo, convencer a un fabricante de patatas fritas para le patrocinara a base de darle bolsas por valor de 1500 libras, lo que necesitaba para correr. Que el sueco fue vendiendo estación de servicio tras otra hasta reunir ese dinero.

Saltemos a 1996, cuando Brack llegó a disputar el título de la Fórmula 3000 en la última carrera con el alemán Jorg Muller. Lo perdió por una sanción a pesar de ganar la carrera. Mientras tanto, había tomado contacto con la Fórmula 1. Primero McLaren, que le ofreció un puesto de probador, pero que rechazó. Luego, con Flavio Briatore, del que no se fió. Por último, Tom Walkinshaw, otro con quien había que llevar la mano bien agarrada a la cartera. Piloto probador de Ligier, luego con Arrows compartiendo monoplaza con Verstappen. Acabaron a tiros.

Tuvo que emigrar a Estados Unidos. Llamó a todas las puertas, casi mendigó una oportunidad. Un piloto, David Jones, quedó en estado crítico tras un accidente. Brack se puso en contacto con el equipo, y de un día para otro tenía que probar en el óvalo de Phoenix. Nunca había rodado en uno. Batió el récord de la pista en la segunda jornada. “Las oportunidades no surgen cada día, cuando llega una tienes que agarrarla, y tienes que rendir en ese mismo momento. No mañana, o el mes siguiente. Podría no llegar otra vez, las cosas se mueven tan rápido en las carreras que es fácil quedarse atrás”. De nuevo, Alonso vuelve a la mente.

"Luchas contra la pista, no con los coches"

Se subió al tren del automovilismo americano con el equipo de una leyenda americana. A.J. Foyt, ganador de la carrera en cuatro ocasiones y de las 24 Horas de Le Mans. “Sabía que todo tenia que estar perfecto para las 500 Millas. Empecé a preparar la carrera en noviembre (del año anterior). Volé allí, recorrí la pista, examine las escapatorias de hierba, memoricé cada bache hasta que la pista me fue más familiar que la cocina de mi madre. Repasé vídeos, pensé todo lo que podía pensarse de la carrera, elección de neumáticos, estrategias en boxes, incluso aprendí a leer las señales de boxes de otros pilotos. Cuando llegó la carrera, conocía cada detalle, algo magnífico para mi confianza”.

Las 500 Millas es una de las pruebas más peligrosas del mundo por la alta velocidad. (Efe)

“Y todo fue según el plan. En Indy, no luchas contra otros coches, luchas contra la pista. Los coches son tan rápidos, y los elementos, como el viento, pueden cambiar de repente. Durante 500 millas tienes siempre controlando todo ello. Aparte de ello, era una carrera más. Estaba tan concentrado en mi trabajo, que no me dí cuenta del ambiente. Ahora, cuando veo de nuevo la carrera, soy consciente de las 300.000 personas, el patriotismo, los desfiles, los bombarderos volando, la historia…Es fantástico”.

Un impacto de 214 G

12 de octubre de 2003. Ovalo de Téxas, de 2.400 metros. De los más rápidos en Estados Unidos. A falta de doce vueltas, el monoplaza de Brack salió volando tras tocarse con el de Tomas Scheckter, para estamparse inmediata y brutalmente contra el muro. La “caja negra” registró un impacto de 214 fuerzas G. Para Brack fue como si su cuerpo hubiera pesado catorce toneladas y media en el momento del impacto. El monoplaza se desintegró. Nadie había sobrevivido antes a un golpe semejante.

Aún horroriza leer el parte de fracturas, incluidas lesiones en el cerebro y un ojo. Pasó varios meses en la unidad de cuidados intensivos de tres hospitales diferentes. Cuando salió, afrontó una durísima rehabilitación durante más seis meses, seis horas diarias. Solo para intentar llevar una vida normal.

Pero quisó volver a intentarlo. Junio, 2004. Ovalo corto de Richmond. Andaba en muletas. Tuvieron que meterle en el monoplaza. Rodó rápido, pero descubrió que su cuerpo no tenía energía suficiente para rodar a alta velocidad más de unas vueltas. Volvió a la rehabilitación.

Indy 2005: "Gané la carrera antes de correrla"

Mayo, 2005. Su equipo en el momento del accidente, Rahal, perdió a su piloto Buddy Rice en los entrenamientos previos. El propio Bobby Rahal le ofreció correr la carrera en sustitución de Rice. La mujer de Brack se negó. Pero no el piloto. Cogió el avión y se presentó en Indianápolis. Ni había tenido tiempo de hacer la primera clasificatoria, pero fue el más rápido de todos los presentes, con cuatro vueltas a una media de 364 km/h. Tuvo que abandonar a mitad de la prueba por una avería mecánica. “Si hubo una carrera que pudiera decir que la había ganado antes de empezar, fue aquella, las 500 Millas de 2005”.

En el banquete después de la carrera, el mismísimo Mario Andretti le preguntó si querría correr de nuevo. Al día siguiente le llamaba Carl Haas, copropietario junto con Paul Newman de uno de los mejores equipos americanos. Lo pensó durante tres meses. “Tras demostrarme que aún podía hacerlo, decidí decir adiós”. Kenny Brack no volvió a subirse a un monoplaza nunca más en su vida. Solo dos pilotos europeos ganaron después del sueco las 500 Millas: Dan Wheldon y Dario Franchitti. El primero falleció en el óvalo de las Vegas en 2011. El segundo, se retiró en 2013, tras un accidente en Houston similar al de Brack en Texas. Así que, señores, un respeto.

Un óvalo, el de las 500 Millas de Indianápolis, le dio la gloria. Un óvalo estuvo a punto de quitarle la vida. Y un óvalo, otra vez el de las 500 Millas, le rehabilitó sí mismo como piloto, para despedirse a continuación de las carreras. Esta es la increíble historia de Kenny Brack, el sueco que hizo las Américas tras no poder llegar a la Fórmula 1.

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