Hamilton tira la piedra y esconde la mano, ¿ha habido conspiración en Mercedes?

“Quiero saber las razones que te dieron”, indicó mirando a Nico Rosberg. “Tendrás que comprar mi biografía dentro de diez años para saber exactamente qué es lo que ocurrió. Será interesante leer”, apuntilló Lewis Hamilton antes de subirse al 'ring' de Abu Dabi en la última carrera del año. Ambos pilotos de Mercedes, este jueves, fueron cuestionados por el intercambio de hasta cinco mecánicos (incluyendo los responsables) entre los pilotos. El inglés no se mordió la lengua y sus declaraciones atentan el respeto de su actual equipo, la limpieza en la posible victoria de Rosberg e, indirectamente, cabe preguntarse qué hubiera pasado en los dos años anteriores si el alemán hubiera contado con estos mecánicos.

¿Por qué vierte estas declaraciones antes de esta 'final' de la Fórmula 1 de 2017? Sus palabras vienen amortiguadas porque “desde el punto de vista del equipo, la decisión fue correcta y ha funcionado. Nuestro espíritu de equipo está tan bien como siempre. Hemos ido de fiesta juntos alguna vez y todo el mundo parece muy unido y con el mismo sentimiento, así que parece la decisión correcta”. No obstante, recordó que -como ha apuntado en un par de ocasiones durante la temporada- al principio no fue algo confortable porque mis mecánicos estaban muy cercanos a mí y llevó un tiempo acoplarse”.

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No es la primera vez de Hamilton

El poso de suspense que deja para el libro que publicará dentro de una década pervierte las formas y ataca al equipo. “Estás luchando por el título, y que sean sólo mis motores los que se rompen… No sé qué pasa, parece que alguien no quiere que gane”, postuló en Malasia con una entonación que debió corregir posteriormente para aclarar que ese “alguien” no se refería al equipo.

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Por un lado, la intriga que ha dejado mancha directamente a sus actuales ingenieros, también salpica a Rosberg y, sobre todo, es algo que no hace buena publicidad en Mercedes. Falta de tacto en una pataleta preventiva cuyos presuntos motivos no saldrán a la luz hasta… ¿el 2026? Entonces, ¿por qué ensuciar ahora a tantos compañeros? ¿Es un intento de mermar en algo la confianza o estabilidad mental de Rosberg para esta última prueba?

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Rosberg, su rival por el título, había explicado previamente a Hamilton los motivos del cambio: “Hemos estado peleando durante tres años por ganar carreras y campeonatos, es natural que se dé una pequeña separación entre los dos lados del garaje, algo que no es bueno para el rendimiento del equipo en general. Quieres espíritu de equipo, todo el mundo peleando en la misma dirección y trabajando juntos. Así que por esto fue tomada la decisión de rotar un poco”. 'Polite'.

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Siete malas salidas de Lewis

Durante la temporada, Hamilton ha sufrido problemas de fiabilidad (roturas de motor) y hasta siete malas salidas que han arruinado su carrera en los instantes iniciales. “Estoy muy seguro de que no fue error mío. No sé qué ocurrió, trataremos de averiguarlo. Hice todo normal. Hice la secuencia exactamente igual que siempre y creo que me patinaron mucho las ruedas. Algo similar a la salida de Nico (Rosberg) en Hockenheim”, explicaba en Singapur. Quizás también, dentro de diez años, escriba por qué erró en casi el doble de arrancadas que su compañero o señale que fue error del equipo, como ya indicó en Italia: “Estoy seguro de que no fue error mío”.

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Con la complejidad de un Fórmula 1 es normal que no todo salga correctamente al 100% siempre. Como también es usual que exista un piloto que ejerza de líder dentro de una escudería. Hasta ahora, esa figura parecía ser Hamilton -quien podría perder su primer campeonato con su compañero de equipo como único rival-, pero Mercedes nunca ha dado razones para pensar que ha puesto todas las cartas buenas en una única mano. La equidad con la que ha tratado la escudería a sus pilotos ha posibilitado la emoción en la F1 hasta la última prueba. ¿Lo ha hecho siempre limpiamente? Las palabras de Hamilton invitan a pensar a dudar qué hay detrás de una hipotética victoria de Rosberg. Tiró la piedra y escondió la mano… hasta dentro de “diez años”.