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La paranoia de Hamilton con su motor Mercedes se cura con "un par de tequilas"
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EL INGLÉS RECULÓ EN SUS DURAS PALABRAS

La paranoia de Hamilton con su motor Mercedes se cura con "un par de tequilas"

Lewis Hamilton, en caliente, disparó contra Mercedes. Posteriormente matizó y sus disparos los desvió al cielo. Lauda acudirá al "tequila" para tranquilizar a su piloto

Foto: Hamilton abandonando su monoplaza con llamas.
Hamilton abandonando su monoplaza con llamas.

Se bajó del coche tan encendido como su motor, el cual consumía en llamas sus opciones de victoria en el GP de Malasia y, a la par, quemaba cartuchos para el título de Fórmula 1. Restan cinco carreras y Lewis Hamilton está ya a 23 puntos de Nico Rosberg. En este contexto, Toto Wolff comprendió la situación para que su piloto disparase contra su propio equipo, la mano que le da de comer. “Estaba increíblemente decepcionado y todo el mundo expresa la decepción de manera diferente. Una vez que Lewis se calme, entenderá que el sabotaje no es cierto. Simplemente es una coincidencia loca el hecho de que la mayoría de problemas de motor de este año le hayan ocurrido a él”, razonó el jefe de Mercedes.

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La “coincidencia loca” de que sólo se le rompan a él los motores, de 43 usados por Mercedes, le creó una paranoia para pensar, en caliente, que “alguien o algo” no quiere que gane. “Tras ese amargo resultado, cuando lideras la carrera, estás a punto de liderar el campeonato y tu motor explota, y se te permite hablar delante de una cámara de televisión...”, explicaba Wolff para entender las duras palabras de su empleado.

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El propio Hamilton reculó y, horas después de terminar la carrera, escribió un texto en su página de Facebook aludiendo a un “dolor indescriptible” y refiriéndose a que “Dios nunca te da más de lo que no puedes manejar”, tratando de apartar el foco de Mercedes y dejándolo en cosas del azar, la mala suerte, una “coincidencia loca” o alguien desde allí arriba, como apuntó en un principio Niki Lauda en 'Movistar F1': “Igual podía ser Dios (cuando Lewis se refería a “alguien o algo”), es una interpretación. Y si hay un Dios, es que hemos hecho algo mal y no quiere que gane”.

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Lauda, además, trataba de quitar hierro al asunto tildando de “ridículo” las sospechas de “sabotaje” y que esa idea paranoica se la quitaría “con un par de tequilas en el vuelo hacia Japón. El sábado acordamos que le llevaba en mi avión y tenemos seis horas” para arreglar el asunto.

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Cuenta la leyenda que un día de lluvia en el territorio que hoy en día ocupa Jalisco (México), un rayó cayó sobre una planta de agave, quemando su corazón y formando una especie de miel que consumida al cabo de un tiempo alteraba el estado mental, por ello se consideró a esta bebida, el tequila, un regalo de los dioses. Lauda obsequiará a Hamilton con este brebaje de seres superiores para tratar de aplacar su dolor. Quizás los dioses, en agradecimiento, le repliquen desde el GP de Japón con un motor que no le 'altere' su estado mental.

Se bajó del coche tan encendido como su motor, el cual consumía en llamas sus opciones de victoria en el GP de Malasia y, a la par, quemaba cartuchos para el título de Fórmula 1. Restan cinco carreras y Lewis Hamilton está ya a 23 puntos de Nico Rosberg. En este contexto, Toto Wolff comprendió la situación para que su piloto disparase contra su propio equipo, la mano que le da de comer. “Estaba increíblemente decepcionado y todo el mundo expresa la decepción de manera diferente. Una vez que Lewis se calme, entenderá que el sabotaje no es cierto. Simplemente es una coincidencia loca el hecho de que la mayoría de problemas de motor de este año le hayan ocurrido a él”, razonó el jefe de Mercedes.

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