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"Dejadnos trabajar en paz", la guerra que tiene perdida Ferrari
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"Dejadnos trabajar en paz", la guerra que tiene perdida Ferrari

La Scuderia Ferrari no pasa por su mejor momento de la temporada y la petición de Arrivabene -"dejadnos trabajar en paz"- es una muestra del ambiente que se vive

Foto: Maurizio Arrivabene en el box de Ferrari.
Maurizio Arrivabene en el box de Ferrari.

“Cuidado de decir qué. La comunicación en Ferrari, en 2014, parecía tratarse de una cuestión de estado. Control ante la cámara, el micrófono, la grabadora… y hasta las redes sociales. Una garganta profunda llegó a sugerir a El Confidencial que una de las mayores preocupaciones de Stefano Domenicali era lo que se decía o dejaba de decir en lo relativo al equipo, “parecía un jefe de prensa”…”. De esta manera describimos la última etapa de Fernando Alonso en Ferrari, cuando el asturiano frenó su actividad en redes sociales y ante los micrófonos se convirtió en un mensajero plano y tranquilo. Eran las órdenes por aquel entonces de un Domenicali que pretendía tapar las grietas de una presa a punto de explotar por la presión de las continuas críticas. Al final, todo saltaría por los aires cuando el italiano se marchó de la Scuderia (momento en el que Alonso retomó su libertad en redes sociales y la prensa).

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Ahora, Maurizio Arrivabene no debe vigilar las redes de sus pilotos -porque no hacen uso-, pero sí que ha pedido que cesen los ataques contra su equipo en los medios de comunicación. “Hace dos meses todo el mundo estaba preguntando por el futuro de Kimi (Raikkonen). Después de Kimi fue mi turno. Todos los días, todas las semanas y durante los siguientes meses, porque (James) Allison supuestamente iba a ocupar mi puesto. Confirmamos a Kimi y ahora Vettel se podría ir y que lo más probable es que yo ocupe su lugar y él el mío… Dejadnos trabajar en paz, por favor”.

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Como indicamos la semana pasada: qué difícil es vivir en Ferrari sin ganar. De la obsesión de Domenicali por controlar la imagen que desprendía un equipo que tocó fondo en Bahrein 2014 al intento de limitar los impactos que está recibiendo este año el equipo de Maranello, que no ha ganado ninguna carrera y en Constructores está sólo con un punto de ventaja sobre Red Bull, tercer clasificado.

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Primeros palos a Vettel

Pum, pum: “Vettel es una sombra triste del piloto que tomó las riendas de la Scuderia el año pasado”, disparó 'Il Corriere della Sera' en mayo, “Vettel está luchando contra un coche que no está para liderar y contra un Maranello descarrilado”, comentó por su parte la 'Gazzetta'. Dos ejemplos que no contempló Arrivabene en su discurso de este fin de semana y que son la prueba de lo incontrolable que resulta pedir tregua y tapar las grietas de esta enorme presa llamada Ferrari.

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“Si (la tarta económica a los equipos) se comparte por igual está bien… Pero si se comparte de una manera que beneficia a Ferrari un poco más es debido a que han estado compitiendo mucho más tiempo que cualquier otro equipo. Y, al final, Ferrari es la Fórmula 1, por lo que debe ser pagado más. Si fuéramos un festival, me gustaría tener a los Rolling Stones porque son el número uno”. Y a los Rolling, en cada actuación, se les exige y se les mira cada detalle por ser quienes son y representar lo que representan, “el número uno”. A Ferrari, también, sobre todo en Italia, país del que porta la bandera.

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Ferrari desgasta y barre personas y proyectos

“Dejadnos trabajar en paz”. Un grito a la libertad imposible de apartar focos y grabadoras del día a día de la escudería que más cobra del Gran Circo, que más aficionados tiene alrededor del mundo, que más vinculado está a un sentimiento nacional y que despierta un tremendo interés entre los pilotos de carreras, sea cual sea su situación deportiva. Ecclestone no entiende la Fórmula 1 sin Ferrari, y la Fórmula 1 no se entiende sin la presión natural sobre Ferrari. Por eso, en esta década, salió por la puerta de atrás el ingeniero Aldo Costa (que ahora triunfa en Mercedes), el propio Domenicali, Montezemolo, Mattiaci y hasta pilotos (incluyendo Alonso, el cual no fue despedido con demasiados honores por Marchionne). Ferrari desgasta, es una máquina que devora personas, proyectos y talento. El tiempo se lleva todo por delante.

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“Sois siempre muy negativos”, señaló hace unas carreras Vettel a los redactores italianos, otra manera de pedir espacio, un respiro, viendo que la paciencia es una virtud desconocida en el entorno de la Scuderia. Inevitable manera de ser a la que se debe acomodar un trabajador, incluyendo el cuatro veces campeón del mundo.

'Resultado – expectativas = felicidad'

La famosa ecuación de la felicidad atribuida al filósofo William James sirve para explicar el continuo estado de agitación cada vez que el Cavallino Rampante no es primero: 'resultado – expectativas = felicidad'. Y aquí podemos despejar incógnitas como la del 'resultado', con algunas frases de Marchionne al inicio de la temporada -“el objetivo de Ferrari para este año es ganar”- o la última de este mismo fin de semana de Arrivabene -“no nos vamos a rendir hasta alcanzar el objetivo, que es estar al frente”-. Entre medias han transcurrido once carreras y en cada uno de esos fin de semana, de diferentes maneras, se ha recordado siempre desde la Scuderia la expectativa de “ganar”.

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En este punto y siendo tan previsible esta Fórmula 1, ¿por qué no admite Ferrari que sólo un acontecimiento extraño le daría un título este año? “Aceptar la vida tal y como es te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas”. Tal Ben-Shahar es profesor de Harvard, escritor especializado en las áreas de la psicología positiva y liderazgo y el autor de la frase anterior. Desgraciadamente para Ferrari, ni esta ni la reflexión previa le sirve porque decir que pelea por ganar va intrínseco en su ADN. El día que las matemáticas le aparten del título, irá a ganar la carrera.

Poniendo en contexto de dónde viene y cuál es el irremediable destino de Ferrari, el “dejadnos en paz” sugiere una petición a muy corto plazo, y refleja un ambiente que no es nuevo en el equipo. Al contrario, es su entorno natural.

“Cuidado de decir qué. La comunicación en Ferrari, en 2014, parecía tratarse de una cuestión de estado. Control ante la cámara, el micrófono, la grabadora… y hasta las redes sociales. Una garganta profunda llegó a sugerir a El Confidencial que una de las mayores preocupaciones de Stefano Domenicali era lo que se decía o dejaba de decir en lo relativo al equipo, “parecía un jefe de prensa”…”. De esta manera describimos la última etapa de Fernando Alonso en Ferrari, cuando el asturiano frenó su actividad en redes sociales y ante los micrófonos se convirtió en un mensajero plano y tranquilo. Eran las órdenes por aquel entonces de un Domenicali que pretendía tapar las grietas de una presa a punto de explotar por la presión de las continuas críticas. Al final, todo saltaría por los aires cuando el italiano se marchó de la Scuderia (momento en el que Alonso retomó su libertad en redes sociales y la prensa).

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