Sainz, o uno de esos momentos especiales en que haces levantar la ceja a tus rivales

"P6 Carlos, P6! Ciao GRAAAANDE!" Says @RaceMatas over the radio. "BOOM" replies @Carlosainz. Boom indeed, a great result, well done!!”. El expresivo tuit de Toro Rosso que reproducía el diálogo entre Sainz y su ingeniero no hacía falta traducirlo. Toro Rosso lograba así su mejor clasificación en el GP de Hungría.

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Tensión extrema en el box , nervios, incertidumbre, dudas sobre cuando salir a la pista, cada flecha disponible tenía que acertar en el amarillo de la diana. "Probablemente, la sesión clasificatoria más difícil de mi carrera", confesaría después Sainz, "juzgar cada vez qué neumático elegir, qué trazadas tomar, ver dónde estaba seco y mojado, refrigerar los neumáticos, calentarlos". Su resultado fue extraordinario en semejante torbellino abierto al error.

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La sesión de entrenamientos del Gran Premio de Hungría fue para Carlos Sainz y Toro Rosso una auténtica montaña rusa de emociones. Al final, un monoplaza colocado donde no se esperaba y, teóricamente, tampoco debía estar. Fue una de aquellas actuaciones que hacen levantar la ceja a los rivales en el resto de muro de boxes. Especialmente, cuando todavía se disfruta del estatus de gran promesa.

No solo fue cuestión de velocidad

Es en condiciones cambiantes, con lluvia o suelo intermedio, cuando un piloto tiene la oportunidad de estar por encima de su monoplaza. No son muy frecuentes, pero la locura de Hungaroring ayer abrió la puerta para ello. Sainz confirmó haber aprendido de la experiencia de Austin y Sochi el pasado año, y que esta temporada sabe mantener el temple en los momentos críticos. Porque este sábado fue tanto cuestión de velocidad como de capacidad para responder ante la presión en las complicadas y cambiantes condiciones de este sábado.

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"Nosotros tampoco esperábamos esta sexta posición". Vettel, a menos de tres décimas por delante, Alonso, por detrás, como los dos Force India, el Ferrari de Raikkonen, Kvyat a seis décimas, fuera del Q3… Efectivamente, Sainz colocó su monoplaza donde no se esperaba. Y aunque tanto el piloto español como Toro Rosso llevaran a cabo una magnífica sesión, hubo momentos cruciales donde el Sainz marcó la diferencia.

El momento crítico, el agujero del Q1

Cinco minutos para terminar el Q1. El español estaba fuera del Q2, y la sucesiva secuencia de banderas rojas le ataba de pies y manos. Tendría una sola vuelta de calentamiento y otra lanzada para salir del agujero en que se había metido. Solo una. Boom. A la quinta posición. Nueva bandera roja. Salvado. Aquí se cimentó el resto de la sesión clasificatoria.

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“El caso es que siempre hemos sido pacientes y hemos hecho el tiempo cuando tocaba, sin errores. Hemos ido pasando sesiones y estoy particularmente muy contento con la Q2”, recapitulaba Sainz al término de la jornada. El sábado era un campo de minas con un monoplaza que nunca apuntó al Q3. Y que fue salvando paso a paso. Final del Q2: a siete décimas por detrás de Vettel, otras siete por delante de Raikkonen, detrás los dos Force India, y a dos segundos del mejor tiempo de Nico Rosberg.

Una vuelta especial

Y si había sido ocho décimas más lento que McLaren y Force India en los libres, Sainz confirmó en la última tanda una de sus grandes cualidades, todavía no suficientemente reconocida en la Fórmula 1: su endiablada velocidad a giro lanzado. Toro Rosso también se la jugó, "apostamos con nuestro estrategia e hicimos tres vueltas en nuestra última tanda, era algo diferente..." reconocía después James Key, el director técnico del equipo.

“Me sentí con confianza tras un par de vueltas, y fui a por ello. A veces funciona, y a veces no”. Y Sainz se superó a sí mismo. ”También me ha salido una muy buena vuelta, todo hay que decirlo”, reconociendo su propio mérito y sorpresa ante un tiempo que no sabía que pudiera estar en su monoplaza. Hubo momentos en el Q3 que Verstappen era cuarto y Sainz quinto… T[Lea más noticias de Fórmula 1]

"La vuelta en Q3 tampoco sé de dónde ha aparecido, un segundo y medio más rápido que en los Libres 3. La pista tampoco ha mejorado para mejorar un segundo y medio...". Cierto es que la bandera amarilla de Alonso le protegió para que nadie pudiera mejorarle la posición. Pero en ese campo de innumerables trampas que fue Hungaroring ayer, Sainz sorteó todas y cada una de ellas con especial sangre fría. Quizás, la base de un resultado sorpresa este domingo.