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Toyota y Le Mans, o cuando no hay palabras para tanta crueldad deportiva
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perdió la victoria a menos de cinco minutos

Toyota y Le Mans, o cuando no hay palabras para tanta crueldad deportiva

Después de 20 horas de intenso duelo con Porsche, Toyota perdía su primera victoria en Le Mans a falta de tres minutos y medio y cuando tenía el triunfo ya asegurado

Foto: Última vuelta en el box de Toyota. Desolador.
Última vuelta en el box de Toyota. Desolador.

“¡No power, no power! ¡The car is stopping!” (“¡Sin potencia, sin potencia! ¡Me estoy quedando sin potencia, el coche se está parando!”) Faltaban menos de cinco minutos para terminarlas 24 Horas de Le Mans. Kazuki Nakajima gritaba entre asustado e incrédulo por la radio. Estaba a punto de entrar en la última vuelta. El fabricante japonés iba camino de lograr finalmente su primera victoria en la prueba tras décadas intentándolo.

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El desenlace reflejado en las caras de Toyota y Porsche.

Con tres minutos y medio para acabar la carrera, el TS050 se paró dramáticamente delante de la línea de meta. No podía completar esa última vuelta. En el box de Porsche, sus pilotos se abrazaban gritando, por los suelos. No daban crédito a lo que veían sus ojos, mientras su compañero Neil Jani se iba hacia la victoria. En Toyota, tampoco. Muchos, los ocultaban entre lágrimas. La edición número 84 de las 24 Horas fue una de las ediciones más disputadas de su historia. El resultado final, el más cruel nunca visto. Ni el guión más enrevesado de película hubiera imaginado un final semejante.

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Un duelo de veinte horas en 30 segundos

El fabricante japonés venía de un 2015 demoledor, cuando sus responsables comprendieron a principios de temporada que sus opciones técnicas nada podían hacer con Audi y Porsche. Decidieron preparar la temporada 2016 con un prototipo, sistema híbrido y motor nuevos y afrontar la asignatura pendiente de la victoria en Mans. Pero su rendimiento era toda una incógnita. No llegaban como favoritos.

Sin embargo, los dos TS050 del fabricante japonés lucharon por la victoria durant toda la prueba. Antes habían caído los dos Audi oficiales y el Porsche de Mark Webber y sus compañeros. Solo les respondía el Porsche número dos de Neel Jani, Romain Dumas y Marc Lieb. Durante veinte horas se mantuvo un toma y daca entre los tres prototipos con diferencias que no superaban el minuto.

"Kamui, rueda tranquilo, ya no hay presión..."

Con menos de tres horas para terminar, el japonés Kamui Kobayashi se salió de la pista en las curvas Porsche. Siguió en carrera, pero tuvo que renunciar a la caza del Porsche que marchaba en segunda posición, a menos de medio minuto del líder, el Toyota número 5. Fue una lucha despiadada, siempre a tope, sin el menor margen para el error. Pero el TS050 mantuvo siempre la distancia y la presión.

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De repente, a menos de diez minutos para el final, el Porsche número 2 entró en boxes para repostar y cambiar neumáticos. Querían asegurar el resultado y tiraba la toalla. Con más de un minuto y medio de ventaja sobre el Porsche, y solo ocho para terminar la carrera, el equipo pedía por radio a Nakajima diera la última vuelta con calma. “Rueda tranquilo, ya no hay presión, no hay presión…”. Toyota iba a ganar por primera vez en su historia.

El segundo es el primero de los que pierden

Desde los años ochenta el fabricante japonés ha buscado ansiosamente la victoria en la mítica prueba francesa. En 1985 debutó de manera oficial. En 1992 terminó segundo detrás de Peugeot. En 1998 volvil con el GT One, uno de los coches más impresionantes y rápidos en la historia de Le Mans. Aquel año perdió la victoria por un fallo de transmisión a dos horas del final. En 1999, uno de los coches se accidentó por la noche cuando iba primero. En la última hora, el segundo prototipo pinchaba cuando estaba a punto de alcanzar al líder, el prototipo de BMW. Antes, había sido sacado fuera de la pista por un equipo cliente de la marca alemana. Toyota decidió desembarcar en la Fórmula 1.

En 2012 volvió a Le Mans y el Mundial de Resistencia con la nueva reglamentación híbrida. Aquel año perdió con Audi por una vuelta. En 2014 contaba con el TS040, el prototipo más competitivo de la parrilla frente a Audi y Porsche. Uno de sus coches abandonó. El equipo llamaba al segundo para reparar de manera preventiva un sensor que había fallado en la otra montura, pero el coche se detuvo a un par de kilómetros de los boxes cuando lideraba con una amplia ventaja sobre sus rivales. De nuevo, la maldición de Le Mans.

"Mil veces, y nunca verás lo de hoy"

Una maldición que iba camino de enterrarse tras dieciocho participaciones. Solo faltaba una vuelta y media cuando sonó la voz de Nakajima. Imposible que pudiera suceder. Ocurrió. Con el coche parado delante de las tribunas, la consternación e incredulidad era general. El piloto japonés intentó dar la vuelta final con energía eléctrica para, al menos, terminar segundo. El reglamento de la prueba estipula que tenía que hacerse en un mínimo de seis minutos. Tardó once. Ni siquiera apareció como clasificado en la carrera. A Nakajima le tuvieron que sacar de su prototipo. No podía ni andar de la emoción, mientras las tribunas rugían en señal de apoyo. El Toyota número seis terminó segundo por quinta vez.

Nunca se ha producido un desenlace semejante en la larga historia de las 24 Horas. “Esta carrera podría tener lugar mil veces, y nunca verás lo que hemos visto hoy, ¿Quién podría imaginar que un motor, un turbo, o lo que sea, puede durar 23 horas y 57 minutos?” reconocía Oliver Jarvis, uno de los pilotos de Audi cuyo coche subió al podio ante la desgracia de Toyota. El sentimiento era idéntico entre los rivales.

Poco después de terminar la carrera, el equipo hacía público un mensaje de solo una palabra en Twitter: “Heartbroken”. "Descorazonador". Todas las del mundo no eran suficientes para expresar un golpe tan cruel del destino.

“¡No power, no power! ¡The car is stopping!” (“¡Sin potencia, sin potencia! ¡Me estoy quedando sin potencia, el coche se está parando!”) Faltaban menos de cinco minutos para terminarlas 24 Horas de Le Mans. Kazuki Nakajima gritaba entre asustado e incrédulo por la radio. Estaba a punto de entrar en la última vuelta. El fabricante japonés iba camino de lograr finalmente su primera victoria en la prueba tras décadas intentándolo.

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