Ferrari, o cruzar el Atlántico a nado para ir a morir en la playa

“Una pregunta para Seb”, empezaba el periodista italiano tras el GP de Canadá “durante este fin de semana hemos visto una de las menores diferencias entre Ferrari y Mercedes. ¿Confías en estar más cerca de la victoria en la próxima carrera”. Y Vettel no desperdició la oportunidad: “Primero de todo, espero que escribas exactamente eso mañana: que hemos estado más cerca que nunca. Porque a veces es algo surrealista. Somos un equipo italiano, con pasión y grandes valores en Italia y a veces parece que la prensa italiana es nuestro mayor rival. Así que podrías escribir algo agradable”.

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“No tenemos espacio para respirar en este campeonato”, confesaba Toto Wolff antes del fin de semana. Durante algunas carreras parecía que Ferrari quedaba excluida de la ecuación. Pero Sebastian Vettel tenía razón, porque el equipo italiano protagonizaba en Montreal una sensacional y casi milagrosa recuperación que podría alimentar no solo la llama del certamen, sino también la moral de Maranello. Pero tras haber logrado un salto cualitativo extraordinario este fin de semana, a Ferrari le entró el miedo escénico frente a Mercedes y falló cuando dominaba a su rival. Lástima que después de semejante esfuerzo Ferrari viniera a morir en la playa.

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Este no es mi SF16-H, que me lo han cambiado

Peor que la derrota es el desconcierto ante sus causas. En semejante paranoia tras Montmeló y Mónaco había entrado Ferrari. Siete décimas en Sochi, más de un segundo en Montmeló, nueve en Mónaco: los sábados se habían convertido en una pesadilla cada vez más angustiosa. “Nunca hemos estado en posición de mostrar lo que el coche puede ofrecer, especialmente porque los sábados no fueron buenos”, explicaba Vettel tras los clasificatorios, parte de la letanía de Maranello esta temporada. Para una vez que se consigue...

El sabado, Vettel se excusaba por la radio con el equipo por quedar a poco más de una décima del mejor tiempo. El domingo, el piloto alemán ridiculizaba a los dos Mercedes en la salida. Luego, rodaba con autoridad en cabeza. El SF16-H parecía otra máquina, sábado y domingo. Por fin se disfrutaba de esa ventaja que supone la posición en pista y el aire sucio para el que viene detrás.

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Hamilton cogió el hueso y no lo soltó

Y entonces, Ferrari confirmó que cuando se vive bajo presión, se puede sobrerreaccionar por temor al rival. Con la presión por los resultados y la llegada de Arrivabene parece haberse instalado en Maranello la cultura del riesgo, del atajo, de las decisiones sin red, en el angustioso afán de echarle el gancho a Mercedes. Frente al conservadurismo de los años de Alonso, la cultura de la osadía creativa. Pero el domingo se optó por lo contrario, y el tiro salió por la culata.

“Sobreestimamos la degradación de los neumáticos”, reconocía amargamente Arrivabene al final de la carrera, “fue una decisión equivocada, no tenemos que hacer la historia más grande de lo que es, hoy cometimos un error, pero todo el mundo los hace”. Las dos paradas parecía la estrategia más rápida, pero se dejaba así la iniciativa a Hamilton porque, con el británico a la espalda, al muro de boxes de Ferrari le tembló el pulso. En vez de esperar para ver la evolución del neumático, decidieron entrar en boxes con el coche de seguridad virtual en la vuelta 11, optando así por una estrategia a dos paradas.

A Hamilton se le ponía en bandeja una situación similar a la de Mónaco con Ricciardo: liderar la carrera mientras ponía a prueba el neumático. El británico cogió el hueso y no lo soltó. Manuel Muñoz, el ingeniero español de Pirelli que trabaja con McLaren, apuntó en Tuitter un detalle que parecía haber sido sorprendentemente olvidado en Ferrari: “Los datos del viernes indicaban una carrera a dos paradas, pero es que hoy había 20C grados menos en pista (!). Un "pequeño" detalle..”. Hamilton solo paró una vez. Sus neumáticos blandos aguantaron como el conejito Duracell y el británico, sublime, logró una victoria sensacional con la marca de la casa

La mejor noticia para la Fórmula 1

En todo caso, la reacción de Ferrari supone una gran noticia para el campeonato. Ojalá que el equipo italiano sea protagonista también de esa presión que se siente en Mercedes y que el domingo fue nuevamente real. Si el nuevo turbo y otras novedades propiciaran un rendimiento como el visto en la rapidísima pista de Montreal, quizás en Baku y Austria pueda caer esa primera victoria. Con dos tercios del campeonato todavía por delante y la pugna fratricida entre Hamilton y Rosberg, quién sabe hasta donde podría llegar este Ferrari de Montreal a final de año.

“Estoy muy contento con el progreso que el equipo está haciendo” le remataba Sebastian Vettel al periodista italiano, “así que, de nuevo te pido que tengas paciencia. El equipo está en el buen camino, las cosas están mejorando y creo que veremos los resultados más rápidos que nadie en la historia de la Fórmula 1”. Avalado por el rendimiento de Ferrari en el Gilles Villeneuve, (Raikkonen aparte) parecía que, por una vez, Sebastian Vettel no estaba contándonos ninguna milonga. Veremos. Sería la mejor noticia para esta Fórmula 1.