¿Justicia poética? Vuelve David Ryan, la cabeza de turco de Hamilton y Dennis

“Esta tarde, McLaren y su anterior director deportivo, Dave Ryan, formalmente han seguido caminos diferentes. Por ello, ya no es un empleado de ninguna de las empresas del McLaren Group”. Así rezaba el comunicado del equipo británico en abril de 2009 confirmando como cabeza de turco habia entregado casi cuatro décadas de fidelidad.

El pobre Ryan se vio envuelto en el tiroteo cruzado entre la FIA, su presidente Max Mosley y Ron Dennis tras la sorprendente actuación de McLaren en el GP de Australia de 2009. Fue el 'paganini' final de una decisión que también desplazo a Dennis fuera del equipo. Con cierta justicia poética, un singular giro del destino ha recuperado a Dave Ryan para el equipo Manor tras años alejado de la Fórmula 1.

De mecánico a director deportivo

Apasionado de las carreras, Ryan, siendo un adolescente, emigró desde su Nueva Zelanda natal a Gran Bretaña para poder competir y, luego, sin dinero entrar como mecánico de McLaren. Empezó con Jochen Mass y James Hunt. El primero incluso le ayudaba con mil libras por carrera para que pudiera correr en la Fórmula Ford los fines de semana que no había grandes premios.

Con los años progresó en el escalafón hasta ser nombrado director deportivo en 2008. Es puesto, de gran responsabilidad, ya que exige el perfecto conocimiento del reglamento y, por ello, trabaja como enlace con Dirección de Carrera. Es una de las posiciones operativas más importantes en un equipo. Pero al final fue a morir profesionalmente en la playa de una actuación incomprensible de McLaren en Australia.

La mentira tiene piernas largas

Aquel 29 de marzo, las dos últimas vueltas tuvieron lugar bajo el coche de seguridad. Jarno Trulli, tercero, se salió de la pista. El británico, cuarto, le adelantó. Hamilton consultó al equipo si debía dejar pasar nuevamente a Trulli y desde boxes le indicaron afirmativamente. El italiano pasó, pero fue sancionado. Tras la prueba, el piloto y Ryan fueron llamados ante los comisarios de carrera, a quienes ocultaron que habían dado paso voluntariamente al italiano.

La mentira tienes piernas largas y los comisarios la mosca tras la oreja. En una segunda declaración, días después, Hamilton y Ryan se mantuvieron en la primera versión, pero se descubrió la jugada. El británico fue descalificado, Trulli recuperó la posición y el equipo fue convocado ante la FIA por una falta gravísima que podía suponer la descalificación del campeonato. Tras el tormentoso 2007, era lo que le faltaba a McLaren, que todavía metido en la tormentosa relación entre Mosley y Dennis. Mercedes, con un 40% del accionariado de McLaren, también estaba en medio.

A los pies de los caballos

En el seno del equipo se desató la caja de los truenos. La leyenda urbana, alimentada por Mosley, contaba que el padre de Hamilton llamó al presidente para salvar a su hijo señalando a las altas esferas de McLaren como responsables de la versión falsa ante los comisarios. “Mientras esperaba, recibí instrucciones y fui mal aconsejado por mi jefe de equipo para que ocultara información, y eso hice”, explicaría el británico en su comparecencia posterior. Ryan quedaba al pie de los caballos.

Nadie pensaba que Ryan hubiera adoptado postura semejante sin contar con Ron Dennis, un maniático del control absoluto en la gestión de su equipo. Sobre todo con la segunda presencia ante los comisarios. En aquellos momentos había dejado la gestión diaria en manos de Martin Withmarsh, pero Dennis estaba presente en Melbourne con mando en plaza.

"Una relación más positiva y constructiva"

McLaren y Ron Dennis sabían que el equipo estaba en peligro de descalificación. Para evitarlo, este último decidió dejar definitivamente de aparecer por los circuitos. “Creo que cualquiera que haya visto a McLaren y a la FIA en estos últimos años hubiera concluido que sería más saludable para todos nosotros tener una relación más positiva y constructiva que la que hemos tenido en el pasado”, explicaría después Martin Withmarsh que ofreció su dimisión sin ser aceptada.

Aunque como director deportivo hubiera tenido su parte de responsabilidad, Dave Ryan fue sacrificado. A pocos minutos de ser convocado McLaren ante el Consejo Mundial de la FIA que iba a ventilar el asunto y su sanción, el equipo lanzó otro comunicado donde mostraba su disposición para colaborar anunciando en el mismo la marcha de Ryan, quien ni siquiera se presentó ante el Consejo para la vista crucial el 29 de abril. El equipo sólo fue sancionado con tres carreras de suspensión bajo prueba. Hamilton salió indemne: “Reconocemos los esfuerzos de Lewis de dejar las cosas claras, parece que fue colocado en una posición imposible”.

“Me encantaría que Dave volviera”

Siempre quedará la duda de si salió de Ryan la primera instrucción a Hamilton antes de entrar a ver a los comisarios de Melbourne. ¿Y en la segunda declaración? En Malasia, los periodistas británicos parecían contar con versiones desde dentro del equipo y se mostraron incisivos con la posible participación de Anthony Hamilton y las instrucciones que Ron Dennis habría dado a Ryan para que mantuviera la versión inicial.

Muy querido y conocido entre la prensa, la pregunta fue directa para Withmarsh : “Hay mucha simpatía por Dave en el paddock. ¿Se revisará su situación ahora?”. Su respuesta: “En lo referente al equipo, me encantaría que Dave volviera, pero creo que parte de este proceso consiste en demostrar a la FIA que aceptamos la gravedad de lo que ha ocurrido y que estamos trabajando duro para cambiar la cultura de este negocio. Hay un equilibrio, desafortunadamente, y no sé cómo podemos mostrar respeto a este proceso y, a la vez, hacer algo con Dave en este momento”.

Dave Ryan dejó la Fórmula 1 sin decir ni una palabra de su versión. Creó luego un equipo de competición de GT, VonRyan Racing Squad, cuyos coches eran, casualidades de la vida, los superdeportivos de McLaren. Mercedes era accionista del equipo británico por entonces y a partir de 2016 suministrará motores a Manor. Lo dicho, justicia poética.