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Cuando la telemetría de la Fórmula 1 también ayuda a salvar vidas
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cada vez más APLICACIONES EN LA MEDICINA

Cuando la telemetría de la Fórmula 1 también ayuda a salvar vidas

El uso de la telemetría de la Fórmula 1 en el mundo de la medicina ofrece un gran potencial para el control de los pacientes y la mejor respuesta, tratamiento o anticipo de sus enfermedades

Foto: Lewis Hamilton en su box (Reuters).
Lewis Hamilton en su box (Reuters).

Aunque la analogía pueda parecer peregrina, un monoplaza de Fórmula 1 y el cuerpo humano son de alguna manera seres dinámicos con vida propia. Su estado de salud es siempre crucial y se manifiesta a través de miles de datos de información. ¿Por qué no utilizar los instrumentos que monitorizan las funciones del coche de Sebastian Vettel o de Fernando Alonso para la prevención y seguimiento de la salud y la enfermedad?

La F1 es el paradigma de la sofisticación en el uso competitivo más extremo de la tecnología. Y como tal, también es una plataforma de gestión de ingentes cantidades de información, la mayoría monitorizada y transmitida en tiempo real. Por ello, cada vez son más los sectores de la vida civil que están importando y adaptado los sistemas que se utilizan en la competición. El trabajo que realizan decenas de ingenieros dentro de un box y en la sede de los equipos cada fin de semana de carreras está alimentando el trabajo de decenas de hospitales de todo el mundo.

El vídeo que acompaña este artículo explica cómo la telemetría derivada de la Fórmula 1 se aplica en la monitorización permanente de pacientes con enfermedades degenerativas o problemas del corazón en un hospital de Birmingham. Allí, más de 3.000 personas están conectados a sistemas telemétricos que recogen y supervisan infinidad de datos de manera exhaustiva.

Sensores por todas partes, también en el cuerpo

Un monoplaza de Fórmula 1 está equipado con entre 150 y 200 sensores que analizan numerosas áreas del coche. Niveles de carga aerodinámica, estado de los frenos o los neumáticos, infinitos parámetros en el funcionamiento del motor... Sólo en una carrera se generan casi 20 gigabytes de información que llegan a los sistemas instalados en el circuito y, simultáneamente, también a las sedes de los equipos.

Se requiere así una extraordinaria potencia de procesamiento gestionada por las ECU o unidades de control electrónico que equipa cada monoplaza. Por ejemplo, una versión muy simplificada de las ECU que incorpora un Fórmula 1 permite realizar 125 cardiogramas por minuto, cuando sistemas convencionales llevan a cabo uno o dos a la hora. Se entiende así el potencial de transferencia tecnológica para el seguimiento de pacientes en hospitales o bajo control médico fuera de ellos.

Control del estado y bases de información

La información puede ayudar a anticipar y predecir problemas latentes o en desarrollo del paciente con alertas ante situaciones de emergencia según su estado actual ante su historial acumulado. A veces, unos minutos de anticipación pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Y la telemetría no sólo ayuda al control del paciente en tiempo real, también permiten a médicos y asistentes sanitarios no depender de la presencia física como con los sistemas tradicionales de seguimiento.

El software analiza la información y crea patrones con dicha información. No sólo es posible acumular datos de cada paciente. Con ellos se pueden tratar los problemas con una crucial capacidad de respuesta y contando también con una base de conocimiento acumulado globalizado. Por ejemplo, los supeordenadores utilizados por los mejores equipos de Fórmula 1 pueden generar y simular tres mil carreras en un segundo, lo que ayuda a determinar la estrategia del equipo de manera instantánea. Un potencial semejante adaptado para la respuesta médica puede resultar crucial.

Aplicaciones para la salud preventiva

La telemetría derivada de la Fórmula 1 también contribuye al seguimiento de pacientes que no necesariamente han de encontrarse en un hospital. Y se busca extender al máximo su aplicación 'wireless' para facilitar un control lo menos invasivo posible que facilite la calidad de vida del paciente.

Por último, se están extendiendo sistemas muy elementales de control de parámetros básicos de la salud a través de las pulseras y relojes inteligentes que, combinados con las aplicaciones correspondientes conectadas con bases de datos, pueden ofrecer un gran potencial en el futuro de utilizarse con la misma filosofía y enfoque que la telemetría de la Fórmula 1. Recientemente, el máximo responsable de Apple, Tim Cook, contaba como un joven salvó su vida ante los datos anómalos de ritmo cardíaco que recogía su reloj y que mostró a su entrenador deportivo. Éste, preocupado, actuó en consecuencia. El joven jugador hubiera muerto en 24 horas de no haber contado con esa información.

Aunque la analogía pueda parecer peregrina, un monoplaza de Fórmula 1 y el cuerpo humano son de alguna manera seres dinámicos con vida propia. Su estado de salud es siempre crucial y se manifiesta a través de miles de datos de información. ¿Por qué no utilizar los instrumentos que monitorizan las funciones del coche de Sebastian Vettel o de Fernando Alonso para la prevención y seguimiento de la salud y la enfermedad?

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