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La sonrisa de Carlos Sainz en su primer día
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"IMPRESIONADO" POR EL RECIBIMIENTO EN JEREZ

La sonrisa de Carlos Sainz en su primer día

Son las 18:45 y Carlos Sainz hace unas dos horas que se bajó de su STR10. Este domingo, en el Circuito de Jerez, fue su primer día en la pista como piloto oficial de F1

Foto: Carlos Sainz conduce su Toro Rosso en Jerez (Efe).
Carlos Sainz conduce su Toro Rosso en Jerez (Efe).

Son las 18:45 y Carlos Sainz hace unas dos horas que se bajó de su STR10. Este domingo, en el Circuito de Jerez, fue su primer día en la pista como piloto oficial de Fórmula 1 aunque su expresión parecía querer disimularlo. “Hay que hacerlo como si llevara toda la vida en esto”, comentó ante una decena de periodistas españoles que le esperaban grabadora en mano. Tranquilo, “relajado”, contestó a las dudas de los redactores con la madurez de un veterano y aparcando el entusiasmo del principiante. Escondió su sonrisa cuando tocaba referirse a aspectos técnicos del monoplaza y la mostró cuando las preguntas le recordaban el placer de saborear un día único. Cuestión de personalidad y concentración.

Hay mucho curro y hay mucho que hablar a través de la radio. Cuando estás en el coche no te da tiempo a sonreír, pero al bajarte y estar en contacto con el equipo…”, este es uno de esos instantes en los que la mente de Sainz deja espacio a la emotividad que supone estar pisando por primera vez la cúspide del automovilismo. Sensaciones tan especiales como cuando en el trazado -con 20.000 espectadores- sintió el aliento de sus compatriotas: “Me ha impresionado ver Jerez casi lleno y oír los gritos y aplausos de la gente. Es de agradecer para un chaval de 20 años”.

Momentos inolvidables, imborrables, que formaron parte de una jornada laboral marcada por el “aprendizaje” de un oficio en el que los sentidos sufren un ataque continuo de impactos procedentes del exterior. De ahí que la máxima concentración sea un rasgo obligatorio de un piloto de F1. “Hay muchas cosas que pasan y que hay que ajustar al milímetro. Existe tanta electrónica y tecnología que es difícil comprender todo lo que ocurre” y la misión de un piloto en un test está focalizada “en dar un feedback de las cosas que sientes que pasan”. Humanizar la máquina, dotarla de sensibilidad para comprenderla mejor.

Cinco días más, y la primera carrera

Desafortunadamente para Carlos, sólo contará con cinco días más para experimentar y acostumbrarse a estas nuevas sensaciones antes de estar sentado frente al semáforo de Melbourne, dentro del GP de Australia. Así de exigente es el periodo de adaptación para un novato en la actual Fórmula 1. Quizás por eso la mejor forma de mentalizarse es como señaló al inicio de su rueda de prensa: “Hay que hacerlo como si llevara toda la vida en esto”.

Por no haber, no hay ni tiempo para otras labores que no sean las de piloto de Fórmula 1. Con 20 años y habiendo aprobado en su día la selectividad, sopesó la posibilidad de iniciar estudios a distancia para avanzar en su formación académica, pero Red Bull le recomendó que, de momento, tuviera sólo ojos y mente para su volante del Toro Rosso.

“Y hace dos días estaba corriendo en un kart”, reflexionaba con cierta nostalgia una persona de su entorno en una charla informal. Quizás dentro de poco tiempo, y tras muchas sonrisas, esa frase se transforme en “y hace dos días que se subió por primera vez a un Fórmula 1”. De momento, ya ha dado su primer paso de este complicado camino.

Son las 18:45 y Carlos Sainz hace unas dos horas que se bajó de su STR10. Este domingo, en el Circuito de Jerez, fue su primer día en la pista como piloto oficial de Fórmula 1 aunque su expresión parecía querer disimularlo. “Hay que hacerlo como si llevara toda la vida en esto”, comentó ante una decena de periodistas españoles que le esperaban grabadora en mano. Tranquilo, “relajado”, contestó a las dudas de los redactores con la madurez de un veterano y aparcando el entusiasmo del principiante. Escondió su sonrisa cuando tocaba referirse a aspectos técnicos del monoplaza y la mostró cuando las preguntas le recordaban el placer de saborear un día único. Cuestión de personalidad y concentración.

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