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Qué nos espera en 2015 (y II): Mercedes, con la maza, y Carlos Sainz, con la raza
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EL DOMINIO ALEMÁN Y EL DEBÚT DEL ESPAÑOL

Qué nos espera en 2015 (y II): Mercedes, con la maza, y Carlos Sainz, con la raza

En buena lógica, Mercedes seguirá dominando gracias a al dominio técnico del nuevo ciclo y dos grande pilotos. Para Carlos Sainz, llega la hora de la verdad

Foto: Carlos Sainz se subirá a un Toro Rosso en 2015 (Reuters)
Carlos Sainz se subirá a un Toro Rosso en 2015 (Reuters)

Los cambios reglamentarios liquidan unos ciclos de dominio para abrir otros nuevos. El de Ferrari y Schumacher acabó con el neumático monomarca y la restricción de pruebas en pista; Red Bull lo ha vivido con la jubilación de los V8 y los escapes de soplado. Hoy sus rivales temen que el ciclo abierto por Mercedes alcance hasta 2020. Y no cuajó en los despachos la batalla política desatada por Red Bull y Ferrari para neutralizar su dominio.

El fabricante alemán estuvo ‘emboscado’ durante los tres últimos años preparando con grandes recursos esta nueva etapa, donde era tan importante acertar con la unidad de potencia como integrarla adecuadamente con el chasis. Logró ambos objetivos y disfruta ahora de los frutos de su planificación y medios. El segundo de ventaja disfrutado en 2014 sobre el resto se mantuvo todo el año, y si Mercedes efectivamente cuenta con esos 50-70 cv a ‘enchufar’ en el W06… Hasta qué punto recorten diferencias sus rivales será una incógnita. La gran sorpresa saltaría si Mercedes rodara a rebufo de otros.

Resultaria altamente nocivo para la Fórmula 1 como espectáculo que el título se disputara de nuevo entre Hamilton y Rosberg. Pero su lucha debería ser apasionante de repetirse. El británico ha mostrado una madurez en 2015 que augura incluso una mayor fluidez natural de su enorme talento. Si el título le ha asentado psicológica y deportivamente, apaga y vámonos. Pero Rosberg pulirá su experiencia y rendimiento de este año, y de trasladar su sensacional intelecto al volante, tendremos la continuación de un gran duelo. Aunque el alemán sabe ya que su rival no es tan fácil de desestabilizar emocionalmente.

Para los aficionados españoles a la Fórmula 1, la llegada de Carlos Sainz supone un gran estímulo. Porque por arriba podrán seguir al número unoFernando Alonso–, en un proyecto singular y fascinante. Y , por abajo, la lucha de un joven debutante para asentarse en la Fórmula 1 bajo la ‘escuela de marines’ que es Red Bull.

Quién sabe si algún día el apellido Sainz será el único en contar con sendos campeones del mundo en rallies y Fórmula 1. Para empezar, bastante tendrá ya con el difícil reto de adaptarse competitivamente a los modernos monoplazas. Cuando campeones como Raikkonen y Vettel se han visto descolocados ante la nueva generación de coches, Sainz debe demostrar que sabe exprimirles y merecer un sitio en la Fórmula, inmerso en un grado de presión totalmente diferente a todo lo conocido hasta ahora.

El español tiene enfrente a la gran apuesta de Red Bull, Max Verstappen, a quien Helmut Marko calificaba con gran atrevimiento como el ‘nuevo Ayrton Senna’. La posición de Sainz es delicada. Si batiera a Verstappen, podría justificarse por la excesiva juventud del holandés, quien siempre tendrá mayor margen de comprensión. En todo caso, ganarle será el mejor resultado. Porque cabe que Marko tuviera razón con el 'dossier' en su mesa sobre el único debutante en la historia de la Fórmula 1 sin carnet de conducir.

Pero Sainz cuenta con bazas a su favor en el duelo interno de Toro Rosso. Como persona, como piloto, está más cuajado en altibajos y adversidades, especialmente en estas últimas dos temporadas. Por el contrario, Verstappen todavía no ha quemado tantas etapas, y los lógicos errores que puedan llegar en una trayectoria aún tan tierna se expondrán en el Circo Máximo del automovilismo. Cómo reaccione a ellos el holandés afirmará o no ese pedigrí que tan prematuramente se le atribuye.

Por cierto, está pendiente esa foto de ambos que Fernando Alonso prometió el pasado año, “con la visera bajada y en la parrilla del Gran Premio de Australia”…

Desde Red Bull se afirma que Adrian Newey tutela el monoplaza de 2015, pero está por comprobarse. También desde Milton Keynes se propició un ‘golpe de estado’ en Renault, y ahora el fabricante francés centra su potencial en Red Bull como equipo ‘oficial’. Recordando la fantástica capacidad operativa y de reacción del equipo austríaco en sus años triunfales y también en 2015, mejor no subestimar a Horner y los suyos el próximo año si Renault le aumenta los cv. que faltaban.

Además, el equipo austríaco cuenta con una formidable pareja al volante. La explosión de Ricciardo en 2014 desveló a un piloto completo y con enorme potencial de crecimiento. Noquear por el camino a Vettel y la confianza de asimilarlo le hará más fuerte. Daniil Kvyat es un superviviente nato en cualquier charca de tiburones, y tras su complicada temporada de debut en la Fórmula 1 con Toro Rosso, Red Bull puede ser un paraíso para el ruso.

En cuanto a Williams, el equipo británico ha cogido la ola buena en 2014 tras la peor temporada de su historia el año anterior, otro embarazoso ejemplo de progresión para los poderosos Ferrari y McLaren de turno. Siempre satisface comprobar cómo sigue vivo el espíritu de los ‘racers’ tradicionales que encarna el equipo británico. Claire Williams, Pat Symonds y Rob Smedley lideran una estructura ágil y pragmática que ha tomado acertadas decisiones estratégicas, cuyos frutos seguirán engordando el próximo año si sus responsables aciertan con al ‘ajuste fino’ de la base creada esta pasada temporada.

Massa y Bottas representan una buena mezcla de experiencia y gran futuro, y sus personalidades están contribuyendo a cuajar el pastel del Williams. ¿Quién se atreve a apostar contra alguna victoria en 2015?

Con costes de entre 40 y 45 millones por temporada solo en motores, presupuestos disparados para los ingresos y un reparto poco equitativo de los derechos que genera, habrá que comprobar cómo aguantan Force India, Sauber y Lotus en 2015 y hasta qué punto las parrillas contarán con un mínimo aceptable de monoplazas.

La actual Fórmula 1 premia una excesiva sofisticación en detrimento del factor humano y su capacidad como generadora de espectáculo. Cabe esperar que los movimientos políticos ya iniciados esta temporada cuajen en nuevas decisiones para corregir el rumbo.

Por otro lado, podría ser este el último año de un recién confirmado Bernie Ecclestone. Se acerca el fin de un ciclo en la gestión de una Fórmula 1 cuyo modelo está en discusión. La extensión de sus contenidos y derechos en Internet y redes sociales, la ampliación de su base de público y la asistencia a los circuitos también son tareas pendientes. La Formula 1 debe abrirse a nuevos horizontes, y 2015 será esencial en este sentido.

Los cambios reglamentarios liquidan unos ciclos de dominio para abrir otros nuevos. El de Ferrari y Schumacher acabó con el neumático monomarca y la restricción de pruebas en pista; Red Bull lo ha vivido con la jubilación de los V8 y los escapes de soplado. Hoy sus rivales temen que el ciclo abierto por Mercedes alcance hasta 2020. Y no cuajó en los despachos la batalla política desatada por Red Bull y Ferrari para neutralizar su dominio.

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