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Philippe Streiff, de cuatro a dos ruedas por la mala fortuna y la incompetencia
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SUFRIÓ UN GRAVE ACCIDENTE EN BRASIL EN 1989

Philippe Streiff, de cuatro a dos ruedas por la mala fortuna y la incompetencia

Un falló mecánico le lanzó contra los railes, destrozando su monoplaza. Una desastrosa asistencia complicó todas sus lesiones

Foto: Philippe Streiff (Frankreich / Tyrrell Renault) en 1986 (Imago)
Philippe Streiff (Frankreich / Tyrrell Renault) en 1986 (Imago)

“Me dije a mí mismo:Phillipe, es el momento de parar, tienes un hijo que necesita a su padre. ¿Por qué correr riesgos en estos coches cuando no hay nadie para rescatartesi te estrellas en unos entrenamientos privados?”. Esa eran las palabras que el francés Philippe Streiff quería pronunciar a su mujer y a Ken Tyrrell para anunciarles que se retiraba de la Fórmula 1. El francés marchabacon su Renault por detrás de Elio de Angelisen el circuito de Paul Ricard cuando su monoplaza se salió de la pista, accidente que provocó lamuerte del italiano por los inexistentesservicios de asistenciadel circuito. Era la primavera de 1986. Alfinal el francés no dijo aquellas palabras a los suyos.

Philippe Streiff fue quien recientemente hizo público que Schumacher está en una silla de ruedas. Ambos se hicieron amigos tiempo después, y han compartido un hilo común con el neurocirujanoGerard Saillant. PorqueStreiff se mueve en silla de ruedas desde tras su accidente sufrido en otros entrenamientos privados, en el circuito de Jacarepagua, en Río de Janeiro. Su caso es un ejemplo dramático de fatalidad e inoperancia, perotambién ayuda a visualizarel extraordinario progreso en materia de seguridad que ha vivido la Fórmula 1.

Vídeo:Philippe Streiff en Río de Janeiro en 1989.

Streiffdebutó conRenault, curiosamentecon un tercer coche, ahora que tan de moda está el tema. Acompañaba aDereck Warwick y a Patrick Tambay. Ligier, Tyrrell...En 1985 llegó a lograr un tercer puesto en el Gran Premio de Australia. En 1988 competía con el equipo francés AGSy se clasificóenmitad de la tabla. Pero no pudo ni siquiera empezar el campeonato de 1989.

Era su última jornadade entrenamientos de la pretemporada,días antes de la primeracarrera en Brasil. El equipo quería probar unas llantas nuevas. En la segunda vuelta, de repente, el mundo se paró para Streiff. En una rápida curva de derechas, el monoplaza se salió al romperse una de las llantas. El impacto fue brutal: motor, caja de cambios, las cuatro ruedas… El arco de seguridad se arrancó de cuajo, como en el accidente de Jules Bianchi.El coche quedó boca abajo, sobre los raíles. Si el accidente fue brutal, lo que vino a continuación fue dramático.

Cuatro comisarios salieron corriendo hacia el monoplaza. Ninguno contaba con preparación para asistencia médica. El piloto francés se había roto el hombro, y dos vértebras, la C4 y la C5, se supo después. Con su mejor intención, pero con la mayor de las ignorancias, los operariosdieron la vuelta al coche... y lo dejaron caer sobre su panza. Le quitaron el casco, le tumbaron en el suelo. Fue un cúmulo de despropósitos que agudizaron las lesiones de Streiff. Hoy, antes de cualquier mínimo movimiento, se inmovilizala cabeza del accidentado.

Aquello no fue todo. Siguió el drama. El piloto del helicóptero no era de Río de Janeiro. Tardó una horaen recorrer solo 22 kilometros volando para encontrar el hospital de San Vicente. Llegó a aterrizar en la playa de Copacabana. Se perdió un tiempo precioso. Al llegar al hospital, lo primero que hizo la mujer de Streiff, Renee, fue llamaral doctor Gerard Saillanta Francia,amigo de la familia. Al día siguiente, el doctor estaba ya en el hospital de Río.

“Salvó mi vida dos veces cuando mi corazón comenzó a fallar”, recordaría Streiff a la revista Autosport recientemente, en laúnica ocasión enla que ha recordado con todo detalle uno de los accidentes más absurdamente fatales desde el punto de vista de la seguridad en las últimas décadas.

El francés seguía inconsciente. La siguiente aventura fue llevarle en un avión medicalizado a París.Nelson Piquet les ofreció el suyo personal, pero necesitaban uno especialmente preparado. La pareja tenía un hijo de dos años, que se quedó a cargo del equipo AGS, en Brasil. Los pilotos franceses, Prost y compañía se volcaron para ayudar a la familia.

Al llegar a Francia, se le trasladó a la unidad de cuidados intensivos del hospital de Neuilly Sur Seine, cuyo alcalde era Nicolas Sarzoky, quien organizó un convoy escoltado por la policía. También era abogado, y tras su accidente quien seríaluego presidente de Francia se encargó de los asuntos legales y personales de Streiff. Eso sería más tarde, porque el piloto francés todavía no se había despertado desde el accidente.

Cuando se despertó en el hospital, le dijo a la enfermera: “Sáqueme de aquí, tengo que ir al circuito de Japaregua, a participar en el Gran Premio de Brasil”. Había olvidado todo desde el momento del accidente. Un amigo suyo trajo un televisor para ver la carrera. “Ví en el Gran Premio de San Marino a Gabriele Tarquinien mi coche, estaba muy confuso, porque en mi mente había dejado los boxes con esas llantas nuevas unas horas antes”.

Empezó entonces un largo y duroproceso de rehabilitación porque incluso había perdido sus reflejos respiratorios, lo que le llevó dos años solo para este tema. Se había quedado sin capacidad para mover piernas y manos para siempre. Tenía que reconstruir toda su vida, física, personal y económicamente. Al final de aquella temporada, todos los pilotos de Fórmula 1 recaudaron una gran cantidad de dinero para ayudarle.

Sarkozy le aconsejóque solicitara daños y perjuicios. Pero Frank Williams le llamó y le aconsejó que no lo hiciera, y que siguiera en contacto y se apoyara en la comunidad de la Fórmula 1 para rehacer su vida. Le hizo caso. Desde su silla de ruedas, Streiff creóla famosa carrera de karts Paris-Bercy a final de temporada, con la presencia de la mayoría de los pilotos. Prost, Senna, Schumacher, Alonso, Kubica… no han fallado a la llamada a lo largo de estos años.

Dedicados a sus negocios y con fuerte presencia en asociaciones públicas y privadas relacionadas con la movilidad para discapacitados, Streiff ha rehecho su vida.Incluso conduce unBMWespecialmente adaptado a sus necesidades. Conduce de nuevo, su gran pasión todavía hoy. Y se siente libre. Si su accidente de1989 hubiera ocurrido hoy, Philipe Streiff estaría moviéndosecon sus propios manos y pies. La Fórmula 1 puede estar buscando su identidad, pero enmateria de seguridad, hoyes más fuerte que nunca.

“Me dije a mí mismo:Phillipe, es el momento de parar, tienes un hijo que necesita a su padre. ¿Por qué correr riesgos en estos coches cuando no hay nadie para rescatartesi te estrellas en unos entrenamientos privados?”. Esa eran las palabras que el francés Philippe Streiff quería pronunciar a su mujer y a Ken Tyrrell para anunciarles que se retiraba de la Fórmula 1. El francés marchabacon su Renault por detrás de Elio de Angelisen el circuito de Paul Ricard cuando su monoplaza se salió de la pista, accidente que provocó lamuerte del italiano por los inexistentesservicios de asistenciadel circuito. Era la primavera de 1986. Alfinal el francés no dijo aquellas palabras a los suyos.

Alain Prost
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