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Cochazo y alguna pifia, en Red Bull siguen con sus vicios y virtudes
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RICCIARDO personifica los errores del equipo

Cochazo y alguna pifia, en Red Bull siguen con sus vicios y virtudes

Una descalificación en el GP de Australia por su equipo y un abandono en Malasia también por errores en Red Bull. Ricciardo no ha empezado bien

Foto: Sebastian Vettel y Daniel Ricciardo peleando por la tercera posición.
Sebastian Vettel y Daniel Ricciardo peleando por la tercera posición.

Una descalificación en el GP de Australia porque su equipo no impidió que sobrepasara el límite de caudal permitido en el uso de combustible; una vuelta perdida -más un ‘stop and go’- porque tras una parada en boxes durante el GP de Malasia su equipo le colocó mal una rueda y le sacó a la pista; casi otra vuelta perdida en esta carrera por deber entrar nuevamente al pitlane a cambiar el alerón delantero dañado; abandono… Y ya tiene lastre para la tercera carrera, el GP de Bahrein: una penalización de diez puestos en la parrilla de salida por el asunto de la rueda. Así es la vida de Daniel Ricciardo en Red Bull. Lo que el equipo le da en Milton Keynes, se lo quita en pista.

Red Bull lleva fabricando durante cuatro años consecutivos el coche del que a la postre sería campeón del mundo. Tanto de pilotos como de Constructores. Su incontestable trabajo en el diseño de los monoplazas continúa presente en esta temporada porque “aerodinámicamente es el mejor coche”, señaló Pedro de la Rosa en Antena 3 este domingo. Fruto de ello es que Sebastian Vettel y Daniel Ricciardo han podido aspirar al podio, con permiso de la unidad de potencia de Renault, en las dos primeras carreras.

placeholder Los mecánicos de Red Bull devolviendo a Ricciardo al box.

Sin embargo, su nivel de eficiencia laboral cae comparándolo con el de las operaciones en pista o de toma de decisiones durante el fin de semana. Al error en este GP de Malasia con la rueda de Ricciardo hay que unir el asunto del caudalímetro que propició la descalificación del australiano y, si nos remontamos al año pasado, hubo dos carreras donde perjudicaron directamente a Mark Webber: Alemania y China por colocarle mal un neumático (en Shanghai, además, salió último porque tras la clasificación no pudo devolver el coche al box por falta de gasolina). También se podría incluir como ‘fallo’ del equipo que perjudicó a Webber la gestión del Multi 21 o la estrategia del GP de Japón pero, al fin y al cabo, los puntos y el doblete se quedaron en casa.

De diferente naturaleza a estos fallos en pista son los problemas de fiabilidad que -bien por azar o por construir un monoplaza que juega con sus propios límites- han causado once abandonos desde 2010 entre sus dos pilotos (por supuesto, sin contar accidentes o incidentes de carrera como las de Ricciardo). Estas once averías en carrera durante los cuatro últimos años contrastan con las tres que ha sufrido Ferrari en el mismo periodo de tiempo. Pero “de nada sirve una gran fiabilidad si el coche no corre”, como señaló este fin de semana Sebastian Vettel.

placeholder

Lo de Ricciardo no es mala suerte

En 2014, dentro de la nueva Fórmula 1, el año ha comenzado con los mismos vicios y las mismas virtudes. Un buen coche pero fallos de fiabilidad (con Vettel) y de operatividad. De momento, se podrían traducir en hasta 30 puntos, cifra que –tal vez- hubiera alcanzado este domingo Ricciardo si en Australia el equipo hubiera instalado el caudalímetro de la FIA y en Malasia no la hubieran pifiado en boxes. “La suerte suele equilibrarse”, señalaba en 2012 Fernando Alonso cuando sufrió dos abandonos por accidentes. Quizás se pudiera pensar que ahora le toque el turno a los rivales de Red Bull o a alguien que no sea Ricciardo aunque, en su caso, no es mala suerte, simplemente una mala gestión por parte de su equipo (no intencionada. A nadie le interesa colocar mal una rueda como tampoco le interesa a un velocista dispararse en un pie).

Actualmente ocupa la sexta posición en el Mundial de Constructores, a 53 puntos de Mercedes, 28 de McLaren y 15 de Ferrari. Son números poco significativos sabiendo que restan 17 grandes premios todavía. No obstante, comenzando la tercera carrera a la pata coja (por la sanción de Ricciardo) y siendo “la fiabilidad el principal reto en 2014” (según Christian Horner), cobra una importancia capital no perder puntos por errores ‘humanos’. Y más si pretende llegar a la altura de Mercedes y disputarle el campeonato.

Una descalificación en el GP de Australia porque su equipo no impidió que sobrepasara el límite de caudal permitido en el uso de combustible; una vuelta perdida -más un ‘stop and go’- porque tras una parada en boxes durante el GP de Malasia su equipo le colocó mal una rueda y le sacó a la pista; casi otra vuelta perdida en esta carrera por deber entrar nuevamente al pitlane a cambiar el alerón delantero dañado; abandono… Y ya tiene lastre para la tercera carrera, el GP de Bahrein: una penalización de diez puestos en la parrilla de salida por el asunto de la rueda. Así es la vida de Daniel Ricciardo en Red Bull. Lo que el equipo le da en Milton Keynes, se lo quita en pista.

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