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“¡Mierda, todavía está pedo, debe haber tenido un accidente...!”
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La juerga nocturna de niki lauda y james hunt

“¡Mierda, todavía está pedo, debe haber tenido un accidente...!”

Una noche de copas, y no precisamente celebrando una victoria. Al día siguiente, unos entrenamientos privados a más de mil kilómetros...

Foto: James Hunt y Niki Lauda. (imago sportfoto)
James Hunt y Niki Lauda. (imago sportfoto)

¿Se imaginan a Kimi Raikkonen, por poner un ejemplo, dormido dentro de su monoplaza, en medio del trazado de Jerez? Imposible, ¿verdad?

A veces, la realidad supera la ficción. O, para ser más exactos, la ficción no llega a recoger toda la realidad. La reciente película ‘Rush’ puso de actualidad uno de los duelos más espectaculares en la historia de la Fórmula 1. Niki Lauda y James Hunt fueron encarnizados rivales en la pista, pero su relación personal fue más cercana incluso que la recogida en la película. De hecho, el piloto austríaco se cuidó de que el perfil un tanto salvaje de su rival y también amigo fuera ‘suavizado’. Lasiguiente historia, increíble por lo auténtica, era recogida por el periodista canadiénse Gerard Donaldson en su libro “James Hunt, the Biography”.

"Bebimos y fumamos demasiado, pero pudo conmigo..."

Antes de un test privado llevado a cabo en el circuito de Paul Ricard, James Hunt pasó una nochede ‘juerga’ en Salzburgo con Niki Lauda. A tope, y 'concentrados' para lo que llegaba al día siguiente. “Lo pasamos de miedo”, contaba el piloto austríaco."Bebimos y fumamos demasiado, pero pudo conmigo y me fui a la cama bastante antes que él”. Y eso que Lauda encarnabapor entonceselarquetipo de la profesionalidad… El problema era que,a la mañana siguiente, ambos pilotos tenían un test privado en Paul Ricard con sus respectivos equipos, Lauda con Ferrari y Hunt con McLaren.

No había problema.Por entonces, el piloto austríaco ya pilotaba su propio avión. Mejor ‘taxi’ imposible. Huntdebía estar presente en el aeropuerto a las siete de la mañana para viajar juntos. Pero el británico no aparecía. Bueno, sí, cinco minutos antes de que Lauda despegara, un taxi (de los de verdad) llegó en plan ‘rallie’ por la pista de despegue y frenó chirriando las ruedas delante de la Cessna del austríaco. A trancas y barrancas bajó una pareja totalmente desaliñada, ella con vestido blanco yun “radiocassette” portátil abrazado a su regazo,la música sonando a tope. El ‘macho’ se desplomó en el asiento a dormir tan pronto se ató el cinturón de seguridad. Niki Lauda accionó los mandos de su Cessna, y el avión despegó con destino a Paul Ricard.

De repente, se hizo el silencio...

Foto: imago sportfoto.Los dos pilotos llegaron al circuito en un estado fácil de imaginar, aunque uno peor que otro. Adivinen. Para fortuna de Niki Lauda, el motor de su Ferrari reventó. El austríaco se sentó en el muro de boxes, quizás con un buen dolor de cabeza. Y se puso a seguir las evoluciones del británico, admirado de que pudiera seguir rodandoen el estado en el que le había visto poco antes.

La larguísima recta del Mistral, con algo más de un kilómetro de longitud permitía escuchar de forma sostenida el motor de un Fórmula 1 a tope de vueltas, y Lauda pudo sentir cómo el McLaren la encaraba una vez más. De repente, se hizo el silencio. “¡Mierda, todavía está pedo, debe haber tenido un accidente!” gritó elpiloto austríaco, quien era consciente del lamentable estado del piloto británico.Se temió lo peor.

Sonó una sirena de emergencia, y una ambulancia salió a toda velocidad hacia la recta del Mistral. Teddy Mayer, el responsable del equipo, corrió para subirse a ella, y Lauda también paró el vehículo para acompañar al servicio médico que acudía a socorrer a Hunt. Un accidente en la recta de Mistral era casi fatal por necesidad.

“James, creo que es mejor que vuelvas al hotel y la duermas…”

Cuando la ambulancia encaró la recta, se podía apreciar a mitad de la misma un monoplaza pegado junto al muro de cemento. Lauda, mejor que nadie, sentía el accidente como inevitable ante el estado físico con el que Hunt había afrontado la jornada de tests. La ambulancia paró y los médicos salieron corriendo a toda velocidad. Lauda, desde atrás del monoplaza, buscaba por todas partes los daños para intentar anticipar la gravedad del accidente. Extrañamente, dada la velocidad a la que debía haberse producido, no apreciaba nada raroen el monoplaza…

Foto: imago sportfoto.Cuando el piloto austríaco se acercó al coche, vio el casco del británico apoyado en el borde del habitáculo. Junto a él estaba Teddy Mayer. Lauda pudo escuchar entonces sus palabras, pronunciadas muypegadas al casco del piloto:“James, creo que es mejor que vuelvas al hotel y la duermas…”. Lauda resumió la historia como nadie: “El estúpidotonto del c… había aparcado el coche…¡Y se había quedado dormido!”.

Que levante la mano quien se atreva a negar que cualquier tiempo pasado no fue mejor…

¿Se imaginan a Kimi Raikkonen, por poner un ejemplo, dormido dentro de su monoplaza, en medio del trazado de Jerez? Imposible, ¿verdad?

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