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El puñetazo en la mesa de Corinne Schumacher: "Se acabó. Fuera de aquí"
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la prensa, invitada a marcharse del hospital

El puñetazo en la mesa de Corinne Schumacher: "Se acabó. Fuera de aquí"

En una decisión sin precedentes, la esposa de Schumacher manda a casa con buenas palabras a la prensa apostada en el Hospital de Grenoble

Foto: Rolf and Ralf Schumacher, padre y hermano, respectivamente, del piloto alemán.
Rolf and Ralf Schumacher, padre y hermano, respectivamente, del piloto alemán.

“¡Hasta aquí hemos llegado!”. Puñetazo en la mesa o indignadotaconazo, CorinneSchumacher ha intentado echarel lazo al potro desbocado de la prensa y medios de comunicación. Y lo hizo mandando a casa alos periodistas que hacían guardia día tras día en el Hospital deGrenoble.Porque el entorno del piloto alemán ha sufrido un verdadero tsunami mediático que vuelve a reflejarla nueva e incontrolable realidad de la información y las redes sociales. Una dinámica que arrasacon la concepción tradicional del periodismo ante la inmediatez de Internet y el sideral altavoz de las redes sociales.Y si bien estas han contribuido aexpresar un impresionante calor hacia el piloto alemán,la vertiginosa velocidad a la que fluye hoyla información también ha deformado la realidad, provocando yuna tremenda presión en el equipo médico y, sobre todo, el entorno familiar de Schumacher.

"Los medios pueden jugar un papel muy duro"

“Yo estaba en una situación similar, y sé que los medios de comunicación pueden jugar una papel muy duro en un período muy difícil para él, su familia y amigos cercanos”.No consta si Corinneescuchó las palabras de Robert Kubica hace pocos días, pero cortó por lo sano como si lo hubiera hecho. Tras su accidente en el Rallie de Ronda en febrero de 2011, el piloto polaco se vio sometido a un enorme torbellino mediático. Primero, anteel accidente en sí, luego, al cuestionar su actitud por arriesgar su integridad en los rallies. Por último, ante el escrutinio de su proceso de recuperación. Y Kubica, con todo su prestigio, no esMichael Schumacher.

El singular perfil del heptacampeón provocó un primer,espectacular y lógicoimpacto mediático por suaccidente. A la inicial difusiónde la noticia siguieron múltiples especulaciones sobrelas condiciones del mismo, su situación e integridad física, así como sus secuelas para el futuro. Quedaban, eso sí, las ruedas de prensa del equipo médico para centrar la situación, queeran incluso televisadas en directo einternacionalmente. Sin embargo en ellasera visible la tribulación del equipo médico ante la presión de los medios. Incapaces de ofrecer respuestasante una complejaevolución médica que requería tiempo, se decidió no convocar más convocatorias. Los médicos exigían trabajar con tranquilidad y lejos del agobio mediático al que se veían sometidos para atender unas demandas de información queni querían ni podían atenderdesde un punto de vista de la prácticaforense.

Así, el pasado 2 de enero, Sabine Kehm, asistente personal y portavozdel piloto alemán, anunciaba que “solo habrá ruedas de prensa cuando haya noticias significativas de las que informar, tener que hacerlo cada mañana entorpecela labor de los doctores, y queremos por encima de todo que puedan trabajar en paz. No informaré cada día, al menos mientras la situación se mantenga estable y no haya cambios, tanto positivos como negativos”.

No hay manos para cerrarlas grietas del muro

Pero el dique de lapresa mediática se desbordaba.Apesar de susesfuerzos, lafamilia Schumacher y Sabine Kehmnotenían manos suficientes para tapar las grietas del muro.Un día era un periodista disfrazado de sacerdote que buscaba infiltrarse hasta la habitación de Schumacher.Otro eran informaciones alarmantes y no contrastadascomo, por ejempolo, unadel diarioBild, quecitaba a un testigo haber visto el casco de Schumacher “partido en dos”, con las deducciones pertinentes. Los rumores, fruto espúreo natural de la actividad periodística tradicional,nacían como generación espontánea ante la falta de información oficial, perolas redes sociales los amplificaban en nanosegundos. A más rumores, más presión sobra la familia y doctores.Dos últimos episodios acabaron por romper la paciencia de Corinne y Sabine.

Primero, fue uncomentario bienintencionado de Phillipe Streiff,expiloto francés, amigo de Schumacher y en silla de ruedas tras un accidente en competición, quien citaba aGerard Saillant, amigo, cirujano, y también cercano Jean Todt (presidente de la FIA). Según Streiff, Sainllantle había reconocido que la vida del piloto alemán estaba fuera de peligro. Pero la confusión al traducir la noticia o interpretarlos términos usados por Streiff llevaron también a extender la noticia contraria acerca de la supervivencia deSchumacher.La inmediatez de Internet y las redes sociales hicieronel resto.

De nuevo, otra noticia deformada por la difusión a través de fuentes sucesiva,caso típico de la psicología humana y la teoría de la comunicación, Kehm hubo desaliral paso de los rumores surgidos por los comentarios de Streiff. “La condición de Michael se mantiene crítica, pero estable. Nos gustaría resaltar con toda claridad que cualquier información en relación a la salud de Michael que no provenga de los doctores que le tratan, o de su manager, debe ser consideradas como inválidas y pura especulación”.

"Puedo confirmar... no puedo confirmar..."

El mismo lunes, el Hospital de Grenoble confirmaba que Schumacher “se mantenía estable” pero manteniendo sucondición como“crítica”, recordando que no seofrecerían más actualizaciones sobre su estado,y rechazando “dar detalles del tratamiento, por lo que no vamos a dar más conferencias de prensa, ni comunicados de prensa por el momento”. El lunes, el mismo diario Bild publicaba que Schumacher estaba fuera de peligro. En un exiguo comunicado redactado para no dejar lugara la menor interpretación, Sabine Kehmtuvo que saltar nuevamente a la palestra para clarificar su mensaje anterior. “Puedo confirmar que la condición de Michael es estable. No puedo confirmar haber declarado que su situación está fuera de peligro”. Y que nadie saque punta.

Ayer se acabó la paciencia de Corinne. En medio de nuevasespeculaciones sobre las condiciones del accidente, la prudencia o no del alemán al esquiar, la entrega o no voluntaria a las autoridadesde la cámara que llevaban en su casco,la esposa de Schumacherfinalmente abrió al cortafuegos más directo a su alcance: fuera prensa del Hospital de Grenoble. “Por favor, apoyadnos en nuestra lucha común por Michael. Es importante para mí que dejéis a los doctores y al hospital trabajar en paz. Os pido que confiéis en sus declaraciones y abandonéis el hospital. Por favor, dejad a nuestra familia en paz”. Si es suficiente o no, se verá. Robert Kubica ya les había avisado días antes…

“¡Hasta aquí hemos llegado!”. Puñetazo en la mesa o indignadotaconazo, CorinneSchumacher ha intentado echarel lazo al potro desbocado de la prensa y medios de comunicación. Y lo hizo mandando a casa alos periodistas que hacían guardia día tras día en el Hospital deGrenoble.Porque el entorno del piloto alemán ha sufrido un verdadero tsunami mediático que vuelve a reflejarla nueva e incontrolable realidad de la información y las redes sociales. Una dinámica que arrasacon la concepción tradicional del periodismo ante la inmediatez de Internet y el sideral altavoz de las redes sociales.Y si bien estas han contribuido aexpresar un impresionante calor hacia el piloto alemán,la vertiginosa velocidad a la que fluye hoyla información también ha deformado la realidad, provocando yuna tremenda presión en el equipo médico y, sobre todo, el entorno familiar de Schumacher.

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