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Dean Stoneman, cuando el cáncer y no los rivales te derrotan en tu camino hacia la F1
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CAMPEÓN DE FÓRMULA 2 EN 2010, LLEGÓ A PROBAR CON WILLIAMS

Dean Stoneman, cuando el cáncer y no los rivales te derrotan en tu camino hacia la F1

Una historia de superación. Pero también de mala y buena fortuna, si se quiere. Así fueron los dos últimos años en la vida de Dean Stoneman.

Foto: Dean stoneman. (Imago)
Dean stoneman. (Imago)

Una historia de superación. Pero también de mala y buena fortuna, si se quiere. Así fueron los dos últimos años en la vida de Dean Stoneman. Hasta entonces, la suya era la historia de un prometedor piloto que iba disparado hacia la Fórmula 1.

En 2010, el joven Stoneman se proclamaba campeón de la Fórmula 2, arrasando en el año de su debut. El título le garantizaba una test con el equipo Wiliams, y tras este, sus responsables no desaprovecharon la oportunidad al comprobar su talento y le ficharon para trabajar en el simulador. Solo tenía veinte años. En la prueba de Abu Dhabi, Stoneman marcaría el quinto mejor crono, a sólo dos segundos de Daniel Ricciardo.

En Gran Bretaña se empezaba a ver en él al piloto más prometedor después de Button y Hamilton. Tras el test de Abu Dhabi fichó por el equipo ISR Racing para participar en 2011 en la Fórmula Renault 3.5 Series junto a Ricciardo, el niño mimado de Red Bull. La vida parecía sonreír a este talentoso piloto. Pero no fue la pista ni los rivales, ni un mal equipo lo que truncaron su meteórica carrera. Lo que parecía ser una simple gripe invernal acabó siendo en realidad un coriocarcinoma, una variante muy agresiva de cáncer de testículo que se extendió por todo el cuerpo de Stoneman hasta llegar a su cerebro.

"Estuve a siete días de la muerte y a dos horas de perder mis piernas y los riñones", cuenta Stoneman a la revista Autosport. El piloto británico había empezado a encontrarse mal a la vuelta de los test de Abu Dhabi, pero, pensando que era una simple gripe, no dio importancia a la pérdida de peso que sufrió durante las Navidades hasta que un día empezó a vomitar sangre.

"Un tumor del tamaño de una pelota de tenis"

Tras viajar a Praga para rubricar su contrato con ISR Racing, Stoneman decidió visitar a un gastroenterólogo para someterse a un escáner. Un día después, su vida daría un giro de 180 grados. "Tenía un tumor del tamaño de una pelota de tenis en mi estómago". No era el único. El piloto británico tenía 250 tumores en el cuerpo. Ese mismo día recibiría su primera sesión de quimioterapia, algo absolutamente anormal en la práctica clínica del hospital de Southampton, pero tal era el alcance de su enfermedad.

Stoneman sufrió cuatro operaciones durante el tratamiento. La quimioterapia convencional se reveló ineficaz, por lo que le administraron un cóctel experimental de fármacos durante 18 horas diarias, seis días a la semana, en ciclos de tres semanas. "Mi tratamiento habría matado a una persona de 35 años al instante", confiesa el piloto, que en aquella época tenía 20 años. "Ser joven ayuda al cáncer a extenderse pero también te da más opciones de sobrevivir".

La quimio fue tan fuerte que Stoneman tuvo que recibir varias transfusiones sanguíneas. "Tenía coágulos de sangre en los pulmones, se me cayó el pelo y sufrí daños en los nervios. También perdí algo de sensibilidad en los dedos de las manos y los pies y probablemente nunca la recuperaré", relata.

Un regreso triunfal

Luchador nato tanto dentro como fuera de los circuitos, en julio de 2011 abandonaba el hospital y en noviembre ya estaba subido de nuevo a un monoplaza participando en unos test con ISR en Aragón. A pesar del largo período de inactividad, Stoneman logró el decimoséptimo mejor crono, a sólo una décima de su compañero Laurens Vanthoor.

No fue una tarea fácil. Para combatir la pérdida de sensibilidad en sus extremidades, el equipo tuvo que modificar el volante para sujetar los dedos y que Stoneman pudiera agarrarlo. El británico acabaría "hecho polvo", recuerda. "Fue duro, pero habíamos pagado ya el depósito y yo quería hacerlo".

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Ese invierno, Stoneman estuvo valorando distintas opciones, e incluso probó la Indy Lights con el equipo Andretti Autosport. Pero el británico no quería marcharse lejos de casa para poder estar en contacto con los doctores, así que terminó decantándose por los deportes acuáticos. Hijo de un campeón del mundo de fueraborda, no dudó un segundo cuando recibió una oferta para participar en la P1 Superstock. Ganó todas las carreras menos una para proclamarse campeón.

Pero el británico tenía algo claro: "Siempre supe que si sobrevivía volvería a las carreras de coches". Dicho y hecho. Este año, Stoneman participa en la Copa Porsche Carrera Gran Bretaña. Y no podía haber empezado con mejor pie: ganó las dos carreras del fin de semana en su debut con 'pole' incluida, revelándose como un firme candidato al título.

Físicamente, Stoneman ha cambiado por completo. Había quien veía en él un físico similar hasta en el andar a Nigel Mansell. Muy fuerte de complexión física, su cuerpo y su cara parecen otros. Pero el cáncer no ha podido con él ni con su sueño de llegar a ser un día un piloto de Fórmula 1. Hasta entonces, Stoneman se plantea seguir un año más en la Copa Porsche, con el objetivo más inmediato de convertirse en piloto oficial de la marca alemana y poder correr en las 24 Horas de Le Mans. Con el espíritu que ha desarrollado en su historia de superación, apuesten a que lo consigue.

Una historia de superación. Pero también de mala y buena fortuna, si se quiere. Así fueron los dos últimos años en la vida de Dean Stoneman. Hasta entonces, la suya era la historia de un prometedor piloto que iba disparado hacia la Fórmula 1.

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