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El circuito de Austin, pesadilla a la americana
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LOS MIL Y UN OBSTÁCULOS QUE TUVO QUE SUPERAR EL GP DE EEUU

El circuito de Austin, pesadilla a la americana

“¿Austin? No apostaría mi dinero a que esta carrera se celebrará…” Hace exactamente un año por estas fechas Bernie Ecclestone parecía sentenciar al primer gran premio

Foto: El circuito de Austin, pesadilla a la americana
El circuito de Austin, pesadilla a la americana

“¿Austin? No apostaría mi dinero a que esta carrera se celebrará…” Hace exactamente un año por estas fechas Bernie Ecclestone parecía sentenciar al primer gran premio a celebrar en Austin, Estados Unidos. Jugada de póker o torniquete de presión, con Ecclestone nunca se conocen las verdaderas intenciones de sus palabras. Pero sabía lo que hacía porque en Austin, por aquel entonces, se estaba viviendo una pesadilla logística y legal que amenazaba el retorno de la Fórmula 1 a Estados Unidos.

Todo empezó cuando Tavo Hallmund, antiguo piloto de Fórmula 3 y promotor, anunciaba un acuerdo con Ecclestone para llevar a cabo un gran premio de Fórmula 1 en Austin. Hallmund conocía al 'Boss' desde hacía décadas, era acompañado por el campeón del mundo de 500cc de 1993, Kevin Swanchtz, para llevar adelante el proyecto.

Hallmund logró importantes socios financieros, entre ellos el multimillonario americano de ochenta y cinco años Red McCombs, todo un 'poder fáctico' local. Se contaba además con un amplio terreno en las afueras de Austin, de 3,6 km2, que serviría para la construcción del trazado. Como es preceptivo en la Fórmula 1 actual, Herman Tilke se haría cargo del proyecto. Nadie imaginaba al principio hasta qué punto el Circuit of the Americas iba a convertirse en un reto más complicado que construir el Canal de Panamá.

Primer trazado construido expresamente para F1

Porque los promotores se enfrentaron a una colosal montaña de problemas legales, políticos, económicos, medioambientales y logísticos. El circuito era la primera pista que se iba a construir en el país expresamente para albergar una carrera de Fórmula 1, y semejante maremagnun de problemas ponía también en peligro el acuerdo con Bernie Ecclestone. Y, sin este, el trazado sería como  un buque varado en la arena.

La construcción inicial del circuito hubo de afrontar numerosos requisitos de carácter medioambiental. Solo limpiar la superficie requirió varias excavadoras de 450.000 kilos de peso, decenas de camiones y tres meses de trabajo de un centenar de operarios. Para colmo, se descubrió que el  terreno era arcilloso en mayores proporciones de las previstas. Para asentar la superficie de las instalaciones y el recorrido de la pista hizo falta un sofisticado procedimiento que obligó a los organizadores a invertir millones de dólares no previstos inicialmente.

Batalla legal en Austin

Paralelamente, en la ciudad de Austin se desarrollaba durante la primera parte de 2011 una batalla política que complicaba más la situación. Al convertirse en municipalidad patrocinadora, solicitaba ayuda económica a un fondo estatal, el Major Events Trust Fund, cuyo objetivo es atraer grandes eventos deportivos a Texas. Los rivales del circuito aprovecharon la oportunidad para oponerse al proyecto en la arena política, abriendo un proceso legal contra los miembros de la municipalidad.

A pesar de todo, el consejo municipal de Austin  logró aprobar en junio del año pasado la celebración del Gran Premio, pero también implicaba un gran peaje económico para los organizadores, quienes debían llevar a cabo inversiones en tecnologías limpias para seguir con la construcción del circuito, que suponían unos cuantos millones de dólares adicionales. El circuito, mientras tanto, seguía sacando a la luz diferentes 'trampas'. Se descubrió en plenas obras que dos conductos de gas atravesaban en subsuelo del circuito. Hubo que echar más paladas de millones a la caldera, y tuvo que reconducirse dichas líneas con la ayuda de compañías locales. Los retrasos seguían acumulándose al aire libre, pero también en los despachos. 

A la velocidad de 'Rayo McQueen'

Cuando Ecclestone expuso sus dudas en noviembre pasado, metía baza en la guerra civil y legal que se había desatado entre los organizadores locales. Quienes 'ponían la pasta' tenían dudas de que se llegara a un acuerdo comercial con Ecclestone que asegurara la presencia del Gran Premio. Se volvió a detener la construcción del trazado ante la disputa de Tavo Hallmund y la FOM por incumplimientos contractuales. Los fondos estatales de apoyo que en principio estaban destinados a pagar el 'fee' a Ecclestone no iban a llegar hasta después de la celebración del Gran Premio. 

Ecclestone entonces lanzó un ultimatum con límite en la reunión de la FIA del 7 de diciembre pasado, de la que saldría el calendario de la presente temporada. McCombs y la representante municipal Susan Combs llegaron a un acuerdo con Ecclestone. Hallmund quedó fuera y entró en pleitos con sus antiguos socios, pero la FIA mantuvo la fecha en el calendario. A partir de ese momento, el circuito debía ser construido a la velocidad de 'Rayo McQueen' y los milagros tenían que de existir incluso para los más ateos.

Pero cuando las tormentas legales parecían amainar, en enero llegó una gigantesca tempestad, esta vez atmosférica. Las obras en marcha quedaron anegadas y se perdieron semanas enteras de trabajo y más millones de dólares se marcharon por el erosionado terreno en construcción. Sin embargo, entró en juego la tenacidad texana de sus promotores y decidieron no rendirse bajo ningún concepto. Contaban con diez meses por delante para terminar el proyecto.  

En agosto se extendió la capa de asfalto, completada en septiembre, cuando la pista fue finalmente aprobada por la inspección final de Charlie Whiting. En octubre se habían vendido cien mil entradas. El próximo domingo, en la fecha prevista, tendrá lugar el Gran Premio de Austin... Historias con un final feliz como este sólo pueden ocurrir en un país como Estados Unidos.

“¿Austin? No apostaría mi dinero a que esta carrera se celebrará…” Hace exactamente un año por estas fechas Bernie Ecclestone parecía sentenciar al primer gran premio a celebrar en Austin, Estados Unidos. Jugada de póker o torniquete de presión, con Ecclestone nunca se conocen las verdaderas intenciones de sus palabras. Pero sabía lo que hacía porque en Austin, por aquel entonces, se estaba viviendo una pesadilla logística y legal que amenazaba el retorno de la Fórmula 1 a Estados Unidos.