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CVC, el dueño invisible de la F1
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SE ASOCIÓ CON ECCLESTONE EN 2005

CVC, el dueño invisible de la F1

El gran circo de la Fórmula 1 lleva décadas funcionando bajo la batuta del avezado mecánico Bernie Ecclestone, pero desde unos años su dueño en la

Foto: CVC, el dueño invisible de la F1
CVC, el dueño invisible de la F1

El gran circo de la Fórmula 1 lleva décadas funcionando bajo la batuta del avezado mecánico Bernie Ecclestone, pero desde unos años su dueño en la sombra es el todopoderoso fondo de capital riesgo CVC. La cabeza visible es siempre la del pequeño hombre británico, pero desde 2005 quien maneja los hilos en la sombra es la desconocida firma, gestora de compañías, incluida la gestión del negocio de la F1, por valor de más de 46.000 millones de dólares.

Algo más de cinco años después de su aterrizaje en el primer show del mundo del motor, CVC ha comenzado a diseñar su salida de la F1. Como en cualquier otra de sus inversiones, una vez cumplido el periodo habitual de inversión, entre 4-6 años, la firma de capital riesgo ha comenzado a sondear el mercado en busca de potenciales compradores interesados en picar el anzuelo. Y por el momento, según los nombres que han sonado, Rupert Murdoch y Fiat (dueña de Ferrari) son unos de los interesados.

La jugada sigue el patrón habitual de cualquier grande del private equity. CVC adquirió entre dos años 2005-06 el control de la sociedad que gestiona la F1. El sagaz Ecclestone recurríó entonces al dinero de la firma, en plenos años dorados del dinero barato, para retomar el control de un invento cuya mayoría se habían quedado los bancos acreedores del grupo multimedia alemán Kirch, anterior socio estratégico del mecánico británico que desapareció por culpa de su ingente deuda

De esta manera, CVC irrumpió como caballero blanco de Ecclestone para comprar la mayoría de la sociedad en manos del Bayerische Landesbank, JP Morgan y Lehman Brothers que controlaba el mundo de la F1. Una compra oportunista, un rescate sobre la bocina, que permitía a Bernie continuar como gran jefe del invento después de llevar más de tres décadas haciendo funcionar sus locas carreras de coches como el primer gran evento del mundo del motor a escala mundial.

Casi seis años después, el papel de Ecclestone como gran patrón vuelve a estar en el alero con la operación de salida de CVC. La decisión del fondo de capital riesgo es inevitable. Además, concurren las circunstancias necesarias: ha cumplido el periodo habitual en las grandes operaciones apalancadas para poner en valor su multimillonaria inversión y existe interés por parte de terceros por ocupar su posición, por muy maduro que pueda parecer el negocio de la Fórmula 1.

Sin hacer ruido, como gusta a la mayoría de inversores privados, CVC habrá pasado por el mundo de Ferrari, McLaren, Williams y Red Bull como quien fuera invisible, sin que nadie le ponga cara, sin dar que hablar, dejando los focos de la pista para el inefable Bernie. Y como en otras muchas ocasiones, tras el momento trascendental de la venta, el fondo de capital riesgo recapitulará sobre su paso por la feria de la F1 y buscará otro big deal donde invertir los recursos que gestiona.

El negocio de invertir

La noria de CVC tampoco puede detenerse. Su trayectoria lo deja a las claras. Sólo entre Europa y Estados Unidos ha comprado más de 250 compañías en sus 20 años de trayectoria como firma independiente. Hubo un tiempo en el que CVC respondía originalmente al nombre de Citicorp Venture Capital, es decir, cuando a finales de la década de los 60 el banco estadounidense constituyó su división para financiar y participar en proyectos empresariales emergentes.

CVC nace como tal con su llegada a Europa en 1981. Durante una década funcionó como subsidiaria de su matriz, uno de los primeros bancos estadounidenses, hasta que el equipo gestor consiguió independizarse una década después. Por el camino, gran parte del plantel ejecutivo original fue dejando la firma para iniciar otros proyectos competidores que con el tiempo han devenido en otras grandes firmas del capital riesgo como Permira o BC Partners.

De esta manera, la segunda generación de gestores tuvo claro que su camino dentro de la sofisticada industria de la inversión debía ser fuera del paraguas del gigante Citicorp. Así, a comienzos de los 90, CVC se constituyó en una firma de socios y arrancó una nueva andadura que le ha llevado a convertirse en uno de los principales fondos a nivel mundial y en protagonista de muchas de las grandes operaciones que se realizan en el mundo de los negocios.

Y todo, como suele ser norma, sin asomar mucho la cabeza. El vini, vidi, vinci romano ha mutado en un moderno y pragmático ¨ver, comprar y vender¨ como filosofía inversora. Igual que ahora en la F1, CVC fue antes el socio mayoritario del negocio del motociclismo a través de Dorna, la empresa que gestiona el mundial de motos. Y como entonces, tras el periodo de años pertinente para maximizar su inversión, el fondo de capital riesgo vio, compró y vendió as usual.

Al contrario de lo que ocurre con otros grandes fondos, cuyos fundadores figuran como prominentes figuras del mundo de las finanzas, caso de Henry Kravis en KKR o de David Rubenstein en Carlyle, los responsables de CVC hacen gala de un protagonismo mucho más diluido. Una filosofía común a todos sus socios, incluido su responsable en la Península, el español Javier de Jaime, que a pesar de participar en compañías como Cortefiel, Abertis o Zena es un perfecto anónimo.

Próxima carrera: Mónaco, 29 de mayo a las 14 horas

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