Es noticia
Masella, o el mejor esquí nocturno de España completamente rodeado de pinos
  1. Deportes
  2. Esquí
Con más de 30 kilómetros de pistas iluminadas

Masella, o el mejor esquí nocturno de España completamente rodeado de pinos

Si ninguna estación de la Península Ibérica permite esquiar de noche en 13 pistas distintas; si en ningún otro lugar de nuestro país puedes bajar 34

Foto: El esquí nocturno, la apuesta ganadora de Masella
El esquí nocturno, la apuesta ganadora de Masella

Si ninguna estación de la Península Ibérica permite esquiar de noche en 13 pistas distintas; si en ningún otro lugar de nuestro país puedes bajar 34 kilómetros de nieve después de la puesta del sol… la respuesta de los aficionados no puede ser otra: éxito asegurado. Es la razón por la que Masella amplía sus noches de esquí a jueves, viernes, sábados y algunos festivos. Se confirma la premisa de que si reinviertes los beneficios en tu negocio, los resultados no tardan en llegar.

[Lea aquí: 'De Grandvalira a Sierra Nevada: las mejores pistas para esquiar de noche']

El esquí nocturno es la gran apuesta de Masella, una estación que comparte montaña con su vecina La Molina y que ha decidido que poder esquiar cuando el sol se haya puesto sea el reclamo diferencial para futuros aficionados. Pero no sólo las noches se llevan las inversiones de Masella: cada vez hay más pistas innivadas para garantizar el blanco elemento al visitante, los parkings se han reasfaltado, los accesos se han modernizado… La inversión siempre es una buena noticia para el esquiador.

Situada en el maravilloso Valle de la Cerdanya, en la ladera norte de la Montaña de la Tosa, la estación de Masella disfruta de varios privilegios: no sólo está rodeada de bosques de pinos que acrecientan su belleza natural, sino que, además, su orientación norte permite que sus pistas se conserven con más facilidad y puedan estirar la temporada cuando otras estaciones cercanas han tenido que echar el cierre.

[Lea aquí: 'Reclamaciones en estaciones de esquí: lo que puedes y no puedes hacer en la nieve']

La base se encuentra a 1.600 metros, en la zona conocida como Pla de Masella, la urbanización en la que se encuentra la estación. Ahí, además del único hotel a pie de pistas, algunos apartamentos y tiendas de alquiler de material, encontramos el mayor parking de los tres de los que dispone la estación, todas las pistas verdes y las zonas para debutantes. Pero a esta zona no sólo llegan los aprendices sino que cualquiera que descienda desde lo más alto de la estación puede llegar a la base por pistas azules, rojas y negras, a su elección. Es una de las grandes cualidades de Masella.

Puedes (y debes) subir a lo más alto, a la cota 2500 donde está La Tosa, y eso no significa que haya que bajar por palas de inclinación excesiva o que son tan estrechas que los no expertos no pueden girar: tienes pistas de todos los niveles para ir descendiendo y enlazando unas con otras llegarás hasta la base después de recorridos preciosos por la montaña y salvando un desnivel de casi mil metros.

Para los que tienen un nivel de pistas azules es muy recomendable aventurarse por la pista 2 estacións, que rodea la montaña y desde la que se ve tanto la vecina estación de La Molina como todo el Valle de la Cerdanya. También Rovellóns, en la zona de La Pía, es muy recomendable para los que empiezan a tener un nivel con sus esquís en los pies. Sin embargo, para los expertos, no hay nada mejor que El Tubo. Está al otro lado de la estación, desde La Tosa hacia la zona de Coma Oriola, y como reconoce el director de la escuela de esquí, Josep María Pages, “su trazado, sus vistas, su inclinación y sus bumpers hacen de El Tubo la pista más complicada de Masella… y la que más me hace disfrutar”.

Para los más avezados, Pages recomienda no perderse La Canal, Pou de la Neu y Pala Directa. En total son 9 pistas verdes, 24 azules, 22 rojas y 9 negras para completar 74,5 kilómetros esquiables, un número que se duplica si se adquiere el forfait Alp2500 que permite esquiar también en la vecina estación de La Molina para completar un total de 134 kilómetros.

Si nos falla la nieve...

Subir al campanario de Santa María es una obligación para todo aquel que visite Puigcerdá. No sólo disfrutará de unas estupendas vistas de la ciudad, sino que podrá deleitarse con una panorámica extraordinaria de todo el Valle de la Cerdanya, un lujo para los sentidos. Si te gusta el barranquismo, toda la zona es fantástica para realizar este deporte. Además, la empresa Bavaresa organiza excursiones para descubrir algunos de los tesoros escondidos, como Les Gorges del Llech o Les Gorges de Núria, con su monitor Jaume al frente, todo un especialista. Y el Palau de Gel siempre es una opción para mayores y pequeños en Puigcerdà.

Pero si hay una excursión que merece la pena realizar si se tiene tiempo es la del Tren Amarillo. Para disfrutarlo tendremos que cruzar la frontera, algo que no debe asustar a nadie pues Francia está apenas a dos kilómetros de distancia. Por ahí pasa el Tren de la Cerdanya, un recorrido que ofrece vistas impresionantes, como el Pont Séjourné o la del Viaducto de Gisclard, que se ha convertido en el único puente colgante todavía en uso en los ferrocarriles galos: te dejarán sin respiración.

Pocas opciones para dormir junto a las pistas

A pie de pistas sólo hay dos opciones: el Hotel Alp y los Apartamentos Masella. Desde ambos se puede acudir andando al telesilla de Pla de Masella. En el reportaje que le dedicamos a La Molina también descubrimos algunos de los lugares cercanos para alojarse, por lo que ahora haremos hincapié en Puigcerdá, capital de la Alta Cerdanya y último pueblo antes de la frontera con Francia. Ahí, la mejor opción es el Campus Cerdanya, un hotel con actividades para familias y deportistas que está recién reformado y en el que puedes pernoctar por 60 euros la habitación doble en plena temporada. Si quieres algo más caro y refinado, el Chalet del Golf y el Hotel Villa Paulita son los indicados, aunque habrá que gastarse más de 100 euros por noche.

Puigcerdá es una buena base para dormir y, cómo no, para comer. Entre toda la oferta de la ciudad destaca “La taverna d’en Santa”, un local regentado por el propio Santa, todo un personaje. Lo mejor es dejarse aconsejar por él, aunque hay platos ganadores sí o sí: las cocas, los arroces o el pulpo a la brasa son sinónimo de éxito. También merece una visita El Caliu, un restaurante de comida casera donde saldremos contentos después de haber pagado menos de 20 euros por persona, y La Pampa, un argentino en el que la carne es la protagonista indiscutible.

Si ninguna estación de la Península Ibérica permite esquiar de noche en 13 pistas distintas; si en ningún otro lugar de nuestro país puedes bajar 34 kilómetros de nieve después de la puesta del sol… la respuesta de los aficionados no puede ser otra: éxito asegurado. Es la razón por la que Masella amplía sus noches de esquí a jueves, viernes, sábados y algunos festivos. Se confirma la premisa de que si reinviertes los beneficios en tu negocio, los resultados no tardan en llegar.

El redactor recomienda