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Michael Woods gana y Roglic es Roglic en la pared del Puerto de Ancares
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DECIMOTERCERA ETAPA DE LA VUELTA A ESPAÑA

Michael Woods gana y Roglic es Roglic en la pared del Puerto de Ancares

El canadiense vence tras una espectacular subida donde fue el más fuerte. O'Connor vuelve a sufrir y pierde tiempo, pero conserva el liderato por casi minuto y medio con Roglic

Foto: Michael Woods fue el más fuerte de la fuga. (EFE/Javier Lizón)
Michael Woods fue el más fuerte de la fuga. (EFE/Javier Lizón)

Qué sitio, Ancares. A ver, cómo explicarlo... ¿Saben ese pueblo que pocos conocen? El que dices siempre que qué lejos, al que llegas mareadísimo de tanta curva. Cuatro casas, naturaleza salvaje, paisajes para caer de culo. Pero qué aislado, macho, qué aislado. Pues Ancares más. De todo. Más.

Están ahí, los Ancares, en una zona de montaña muy montañosa, un sitio con aire a trampa mortífera para el cicloturismo, allí donde querrás volver pero también querrías no haber ido. Están ahí, los Ancares, entre la provincia de León y la montaña lucense, más allá del Bierzo, que es tierra peculiar y distinta, que tuvo incluso división propia en el mapa de 1822 (ay, Felipe Bauzá, qué inocente). No cambien nómine, se lo ruego, porque podemos tenerla. ¿Quieren ejemplo de cuán bravíos son por estas lindes? Pues hicieron república independiente en un pueblo, en Donís, por un quítame allá esas recaudaciones tributarias. Vamos, que encarcelaron al inspector y dijeron que a la mierda, que ellos se iban de España, que eso no es vivir. Jornadas más tarde intervino el benemérito cuerpo, con resultados de vuelta a rediles y ninguna baja (conocida). Ah, sucedió en 1873, que estaba el asunto caldeado entre Figueras, Castelares y Salmerones... Historias.

Pero les hablaba yo de Ancares, porque una de las vertientes de Ancares sube, precisamente, por Donís. Y es que hay varias formas de alcanzar el collado, todas ellas de exigencia gordísima y sudar mucho. Esa particularidad, junto con su carácter inédito en la Vuelta a España, hizo que fuese tomado cual bandera por lo que hoy se dice Plataforma Recorridos Ciclistas, cuando quisieron menear un poco la acomplejada y asfixiante visión que sobre la montaña española teníamos en la Vuelta. Piensen hasta hace unos años cómo era el tema, que he visto yo a Sean Kelly ganando en Valdezcaray con Benny van Brabant segundo... Entrar en eso de Plataforma Recorridos Ciclistas es, para quien aprecia tales rollos, como alquilarse la filmografía de Rocco Siffredi si gustan del género.

Así que tuvimos Ancares, porque aquello era un sindiós. Y, como la característica principal en Ancares es que resulta puerto de paso, pues, adivinen. Tres visitas al coloso, dos con final arribísima (o sin llegar arribísima, porque... en fin, a saber). Primer meneo por 2011, con Juanjo Cobo presentando credenciales (aquel Sky con Froome saliendo del anonimato y Wiggins sin saber lo duro que es Angliru), luego éxito para Andorra (Purito Rodríguez) y España (Alberto Contador). Diez años hace ya de la última vez. Queda lejos de narices, dicen algunos. No hay nadie cerca, contestan los de más allá. Bien orientado, bien conjuntado, bien contado... creo (y eso es opinión propia) que tendríamos etapa de espesor, etapa que buscas en cada recorrido, etapa donde sabes que verás diversión y bicis. Pero tendría que estar bien orientado, bien conjuntado y bien contado.

Una etapa con mucha miga

Miren, por ejemplo, lo de este viernes. Afrontando Ancares desde Tejedo, afrontando Ancares por una vertiente espectacular, de acuerdo, con cinco kilómetros definitivos al doce de media (las Tres Cimas, por contextualizarles, son así de pindias en cuatro), espacio para ver retorcimientos y eses. Pero afrontando Ancares por el muro en lugar de por los muros, afrontando Ancares para acabar en el puerto en vez de aprovecharnos y llevar meta a otro sitio, que así te aseguras golpes gordos durante más tiempo. Siempre mola, claro que siempre mola, pero... Ay, ese pero.

Para llegar aquí, llevábamos tres días de Volta a Galicia. ¿Recuerdan la Volta a Galicia? Se disputó hasta los noventa y era algo similar a O Gran Camiño, solo que sin Visma suspendiendo etapas (vamos, muy diferente a O Gran Camiño). Allí hubo exhibiciones tremebúndicas, como la de Hamspten en Manzaneda (lo que cambian tiempos), y hasta victorias de Olano en línea, que siempre luce, por anómalo. Pues aquí, en la Vuelta, lo propio: etapas de sube y baja, media montaña que duele, desnivel subiendo como sin quererlo y cosucas para contarles.

Wout van Aert tripitió en Baiona, que es un sitio de Pontevedra y no de Aquitania, como parecen pensar algunos. Tripitió en Baiona, digo, como el ganadero de su clase (todos tuvimos un ganadero tripitidor en clase. Si ustedes no tuvieron ganadero tripitidor en clase, seguramente fueran pijos y estén muy felices con la vuelta de Oasis) y lo hizo con suficiencia de sonrojo para quienes no son Wout. Sonrojo también de tripitidor para Marc Soler, a quien pilló el ataque definitivo cogiendo bidones (y remolcándose un buen rato, porque vienen los bidones pegajosísimos, oigan). Estaba cogiendo bidones antes de un esprint especial y, ya ves, tantos milloncejos en preparación, en nutricionistas, en aerodinámicas y bicis con junta de la trócola made in NASA, para que luego te pillen cogiendo bidones en pleno esprint especial. En fin. Va Marc Soler derrochando fuerzas a destiempo por toda España, como adolescente en interrail. Fortísimo, pero...

Al día siguiente triunfó Dunbar y cedió casi el minuto O'Connor, y el equipo de O'Connor estuvo ocupando la carretera a todo lo ancho, para que nadie les tocase las gónadas, hasta se cayó Carapaz por tal causa y luego O'Connor dijo: 'Te aguantas, haber estudiado' (interpretación) y en la tele un pirenaico dijo: 'Te aguantas, haber estudiado' (interpretación), y curiosamente Carapaz tiene una Gran Vuelta más de las que suman O'Connor y el pirenaico, y lo que hizo el conjunto del líder fue vergonzoso, oigan, vergonzoso. Si te parece bien, por mí, perfecto, pero el ciclismo no es lo tuyo. Quizá las motos. Dejamos aparte el hecho de que O'Connor tiene una carita de reventar en cualquier esquina súper agradable. Marco Giovannetti nunca dijo imbecilidades en 1990 y hoy en día me sigue pareciendo simpático. Que no le importa a Ben caerme simpático, pero oye, aquí lo dejo escrito.

placeholder Pablo Castrillo venció en la subida a Manzaneda. (EFE/Javier Lizón)
Pablo Castrillo venció en la subida a Manzaneda. (EFE/Javier Lizón)

Y en Manzaneda... ¿recuerdan Manzaneda? Sí, hombre, la de Hamspten y su masacre. Pues bien, sube la Vuelta por otro sitio y hasta mucho más bajo, y es aquello sucesión de repechos y rampones, pero sin ones en los rampones. Vamos, que final en alto tirando a prescindible, que no entiendo la necesidad de plantar esto aquí. Al menos sirvió para que ganase Pablo Castrillo. Victoria fundamental, porque es muy difícil alcanzar estos asuntos desde fuera del World Tour, y alguien debería pensar que son, sobre todo, los equipos fuera del World Tour quienes animan grandes, y que, además, la posibilidad de hacerse con premios publicitariamente jugosos desde fuera del World Tour es lo que anima patrocinadores (y meritorios del pedal), que lo contrario es una superliga, o la Copa Konami que nos montábamos en el Pro. Y nadie quiere una superliga (salvo florentinezas et al.) o copaskonamis, oigan. Sumen la emoción por el fallecimiento de Manolo Azcona, figura clave en la cantera ciclista navarra. En ocasiones, las etapas terminan como tienen que terminar. Un abrazo a todos los que le conocieron y quisieron.

Ancares, territorio comanche

Ancares, dijimos. Fuga numerosa, dijimos. Fuga lejana, dijimos. Marc Soler derrochando, dijimos. Van Aert, imperial, comentamos. Superioridad numérica del equipo de Tadej, locura táctica en el equipo de Tadej, afirmamos. Ya saben, guion que se repite.

Ah, caída de McNulty y Vine, ese ciclista que pasó a pros porque daba buenos números en un videojuego con rodillo. Se cae mucho, Vine. Tiene clase, y mueve vatios, pero se cae mogollón, porque antes existían cosas llamadas escuelas, y gymkanas, y coger bidones del suelo, y acostumbrarse a ir en un pelotón grande, que es una cosa muy de estrés y de nervios, el ir en un pelotón grande. Ahora hay tíos que no, que pasan directamente desde su salita, o desde juveniles, o desde el remo, o desde el Takeshi's Castle. Y, oye, pasan cosas.

Empieza el último puerto para los escapados (a favoritos y similar les queda su cuarto de hora largo, porque tira el equipo de Enric y, cuando tira el equipo de Enric, las distancias aumentan), y ahí andan van Aert, y Soler, y Schmidt (que lleva patazas), y Michael Woods, y Sam Oomen. Entre ellos es. Dos historias, etapa y general. Comienza. Y nada más entrarse en lo duro, fuera máscaras. Van Aert que iba menos de lo que parece, Soler que entiende el ciclismo de una forma... peculiar. Woods aprovecha sus características y se marcha solo, Schmidt cerquita, Oomen algo atrás. ¿El puerto? Una pared. Lo tiene amarrado, Woods. Menuda superioridad Woods. Gana Woods.

Por detrás, pues al líder le trituran nada más empezar lo duro, y el líder sufre, y el líder dice que menuda injusticia, que deberían tener la carretera bloqueada de lado a lado y que nadie pudiera escaparse. Ah, le hace sufrir Felix Gall, y luego lo deja tiradísimo, y, mira, ten amigos para esto, Ben O'Connor, ten amigos para esto. Arreón de Primoz Roglic, Enric a rueda de Primoz Roglic, Kuss asoma, Landa sufre pero va en progresión. El resto... lejísimos. Luego se queda Kuss, pero lo adelanta Mikel, porque Mikel va dándolo todo, si hasta tuerce el gesto, si hasta sale poco guapo en cámara, que si no sale guapo en cámara, imagina cómo sufre, macho, imagina, qué de sufrimiento tiene que arrastrar Mikel para no salir guapo en cámara.

Dos y medio a meta. Primoz Roglic mete el turbo, Mas, que estaba con él, termina por quedarse. Queda mucho (no de puerto, sí hasta Madrid), pero huele a game over, que yo ya vi esta peli. El resto... miren, tampoco sé contarles mucho, porque el realizador tiene unas ínfulas a Julio Médem que no me permite pillar nada sobre cómo va el asunto. Ojo, yo esto he de gozarlo, porque a mí el surrealismo me chifla, pero Man Ray en bici es una experiencia bien fuerte.

Vale, en meta lo veremos todo bien. Solo que tampoco, solo que hay planos tipo El hombre y la Tierra. A ver, recapitulando: Primoz Roglic pega un golpe serio y queda por debajo del minuto y medio para ser líder. Landa pierde medio minuto, Mas pierde el minuto entero (petada curiosa, la de Enric), O'Connor a un par. El domingo se llega más arriba de Pajares (empezar una crónica con Rocco Siffredi y acabarlo con el Cuitu Negro es demasiado hasta para mí), y se le ha de finiquitar el momio a Ben. Interesante la lucha, también, entre Mas, Carapaz y Landa, que transitan por veinte segundos. Vamos, que muchas cosas abiertas, pero creo que alguna pinta a cerrarse. Enhorabuena a Michael Woods. Y enhorabuena a Primoz Roglic.

Qué sitio, Ancares. A ver, cómo explicarlo... ¿Saben ese pueblo que pocos conocen? El que dices siempre que qué lejos, al que llegas mareadísimo de tanta curva. Cuatro casas, naturaleza salvaje, paisajes para caer de culo. Pero qué aislado, macho, qué aislado. Pues Ancares más. De todo. Más.

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