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La cronoescalada de los locos: Roglic se impone a Thomas y gana el Giro por 4o segundos
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La cronoescalada de los locos: Roglic se impone a Thomas y gana el Giro por 4o segundos

La victoria fue para el esloveno, que completó una jornada espectacular en la bici aunque cargada de suspense. Finalmente, consiguió ventaja frente a Geraint en la general

Foto: Roglic completó una etapa espectacular. (Reuters/Jennifer Lorenzini)
Roglic completó una etapa espectacular. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

Putas cronoescaladas, dice Primož. Putas cronoescaladas.

Sí, .

Bueno, esperen... vamos en orden.

Monte Lussari.

Al fin... Monte Lussari.

Aun tendremos que dar las gracias, porque estuvo Monte Lussari que sí o que no. Los equipos y los ciclistas, que son muy suyos, y dijeron que qué es esto, que cómo me mete usted por aquí. Los equipos y los ciclistas tienen tiempo para medir hasta el último dato en alimentación o ropa, pero, parece, no sacan un ratuco para irse a reconocer recorridos. Es curioso... Indurain se pedaleaba Tourmalet cada mes de junio, pero estos nah. Y luego vienen las sorpresas. Estrecheces, los coches, mi tío Sebastián, que se marea con las curvas. Ahí anduvieron, para repetir Crans Montana, pero, afortunadamente, tiró para adelante la cosa.

Ojo, no es que salte yo de alegría, porque la cronoescalada a Lussari... Bueno, me ilusiona lo justo. A ver si me explico... a mí estas cronoescaladas con parte planita y luego subida bien tocha... pues me vuelven loquísimo. Mont Ventoux, la del Puy aquella con Zoetemelk... Loquísimo. Sucede que todo lo demás en Lussari. A ver, once kilómetros planos, luego siete que marcna una media del doce por ciento. Pero es que, encima, hay un descansillo casi al final, así que de esos siete tenemos cinco al quince. Vamos, como lo duro del Angliru. Había curiosidad, claro, pero se me hace cuesta arriba (ojo al chiste) digerir... Cuestas de cabras, desarrollos indignos para los pros, paelleras más grandes que la de su tío Sebastián los domingos, que se le ha quemado, vale, pero es porque ese fuego que has hecho ni tira ni na, te he dicho que ni tira ni na. Sumen a eso la situación. Esto mismo en la primera semana, en la segunda semana, incluso antes de Dolomitas... pues bien. Plantea situaciones, deja necesidad para demarrajes (aunque viendo lo visto no sé yo). Pero hoy... a veinticuatro horas del Anfiteatro Flavio, después de los puertos tochos, sin forma de revertir situaciones pues... No les digo yo que este tremendo truñaco que nos hemos papao desde los Abruzzos venga provocado únicamente por Lussari (sacar una sola causa sería caer en reduccionismos, y no es plan), pero algo ayudó. Vamos, que iban todos pensando en “mira, la cronoescalada”, y todos (digo todos, pienso en los tres del pódium) manejaban datos exactísimos sobre sus posibilidades de conquistarte la Corsa Rosa hoy. Seguro. Si datos hay a montones, y cada equipo tiene un paisanuco con cinco Tours en las patas, según los datos...

Pero nada, es lo que hay, y se tiene que correr el recorrido presentao. Vuelvan a leerlo. Jaja, es que te tronchas, colega. Se tiene que correr el recorrido presentao, salvo nieve, lluvia, frío, que el sol pique, que hayan avistado lobos a lo lejos, no vayan a venir a comernos, sí, los lobos de lo lejos. En fin.

placeholder Roglic consiguió una victoria vital. (EFE/Biel Aliño)
Roglic consiguió una victoria vital. (EFE/Biel Aliño)

Los 40 minutos de crono

Así que a por Lussari, a decidir el Giro. Hoy irán los buenos, sí, en solitario. Al menos eso esperamos, porque uno nunca sabe. Se tardarán unos 40 minutos en hacer la crono, así que igual alguien (no sé... alguien... ¿cucu?, ¿ Primož, Geraint, Almeida? ¿cucu?) chupa más aire en el morro que en toda su carrera deportiva. Ay. Me duermo todas las madrugadas abrazado a una foto de Tadej y otra de van der Poel...

Vale, de primeras... mala hostia. Suben el fuera de control al 50%. Al cincuenta por ciento. Al puto cincuenta por ciento. Que ya estaba en el treinta, y ya es suficiente, el treinta, pero ya de mamarrachear, mamarracheemos bien de bien. Así que sube mucha gente haciendo el imbécil, con caballitos, saludines, besucos al público, gritos, idiotez. Espectáculo, amigos, espectáculo... para qué tirar por la épica en San Bernardo si podemos hacer esto en Lussari, que sales mucho más limpio y quedas mejor en el instagram. Todos contentos. Todos. Claro que sí.

(Honor a Matthews, que entró sufriendo. Honor, también, a Ben Healy, que quiso dar la nota hasta el último momento con su disfraz de Cascoscuro Ciudadaner todo girao. Busquen las fotos y díganme si no parece un paisano en su despedida de soltero a las nueve de la noche después de haber jugado a las damas con chupitos de vodka y haberse papao siete botellas de sidra y tres frascas de blanco horrible. Healy es el tío que más amo en este deporte a día de hoy, y es por cosas como estas).

Ah, se cambia de bici a mitad de crono. Se cambia de bici y algunos cambian de casco, a mitad de crono. Lo juro. Pasan, por supuesto, el ciclocomputador de una bici a otra, no vaya a ser que se pierda algo por el camino. Y los empujan tíos tirando a fuertotes. Fuertotes tipo "qué fuerte" y fuertotes tipo "otra birra, por favor, y una más de rabas". A veces resulta estético, la mayoría huele a chirigota. Pero quedémonos con cuando resulta estético. Por caridad.

Referencias... que Riccitello ha pillado un atajo por entre los pinos, que ha subido campo a través. Cosa épica, lo de Riccitello. Se come diecisiete horas en la silla caliente (no me imagino yo a Hinault en la silla caliente) y se come también la merienda delante de todos, poniendo caras. No sé qué era, pero siendo sábado tarde... pues imagino que bimboconocilla, mediasnochesconjamonlló y ganchitos. No está confirmado, eh.

(Después lo adelanta Vine, y después McNulty. Este equipo hace cronoescaladas finales bien cucas. Ojo).

placeholder Thomas ha perdido la 'maglia' rosa. (EFE/Javier Lizón)
Thomas ha perdido la 'maglia' rosa. (EFE/Javier Lizón)

El nerviosismo de Thomas

Vale, los buenos. No, esperen... Vale, los que van arriba en la general. Me ocupo de quienes pueden ganar el Giro y de quienes han dado espectáculo sobre la carretera. No, esperen... me ocupo de quienes pueden ganar el Giro.

Almeida. Almeida salió totalmente sorprendido al no ver nadie allí, veinte metros más arriba. Era una sensación nueva, maravillosa pero que te llenaba de temor, un poco como lo suyo cuando contempló aquel videoclip de Samantha Fox junto a su amigo Jesús Julián. Pero bueno, que para arriba. Tiene fama de buen contrarrelojista, aunque solo ha ganado el Nacional portugués. Vamos, que no es Anquetil, pero como nadie es Bahamontes pues quizá le valga...

Luego está Roglič, Primož Roglič. La última vez que Primož Roglič se jugó una Grande en la cronoescalada final acabó con el casco en la nuca, la frente como Pierluigi Collina y cara de "quizá hice el tonto estas tres semanas, ¿no?". A ver qué tal le sale, porque le volvió a crecer pelo, pero no tentaría yo mucho a la suerte.

Y el líder. Thomas. Geraint Thomas. Parece nervioso, Geraint Thomas. Mira, mira, si está enarcando una ceja, si ha movido un dedo meñique. Nerviosísimo, atacao, Geraint Thomas, ese tío al que masacraron de forma inmisericorde Vingegaard y Pogačar, el que va de rosa en este Giro. Gélido, transmite menos que una Barbie del Cadena Cien, tiene menos registros que Mario Casas haciendo de Stephen Hawking.

Bien, salen. Kuss marca el mejor tiempo, y compite con McNulty por el premio al Empleado del Mes. Yo veo a Arensman en plan espigado jerifalte, pero tampoco podría yo asegurarlo... Y no. Pinot sí. Madre mía, qué cosas más raras me hace mi Thibaut...

Referencias, referencias, porque quitando la parada en boxes es todo asunto de referencias. Bueno, el casco espantoso de van Wilder, que imaginen ustedes la necesidad de aerodinámica fea para subir al veinte por ciento. En fin. Pero eso... referencias. Roglič que le mete cuatro segundines a Almeida, y ya parece que Almeida fuera, aunque quede todo por subir, pero Almeida fuera, porque necesita un milagro y empieza en plan currela, y los milagros no son para currelas. Luego cambia de bici Thomas, y lo hace parsimoniosamente, Thomas, cambia de bici, se pilla un libro de Cortázar, lee tres cronopios, luego sube a la máquina, cambia también de casco, porque Thomas tiene un estilo muy mod, y quiere evitar, antes que cualquier otra cosa, el exhibir pintas de calvorotas. Yo apoyo esa decisión, yo apoyo esa decisión. Thomas dos segundines por debajo de Roglič. Empate técnico.

placeholder Roglic atiende a la prensa emocionado. (EFE/Biel Aliño)
Roglic atiende a la prensa emocionado. (EFE/Biel Aliño)

El sufrimiento de Roglič

Todo para la cuesta de cabras. Imaginen qué preciosidad esto mismo pero en la Bola del Mundo, en la Camperona. Nah, estoy vacilándoles, menuda risión, que no se le ocurra nunca a nadie. A nadie. He dicho que a nadie.

A ver... Primož Roglič no ha cambiado de casco, así que lleva sus pintas de Raúl Sender, y un pedaleo rarete, con ese piñón inmenso, con esa cadencia de cuchufleta. Pero ojo, por Eze llevaba la misma postura y allí metió buen meneo. Las referencias son referencias, pero todo parece funcionarle. Avanza más que el otro.

Porque Roglič mete a Thomas casi la distancia que necesita. Sucede que, justo en ese instante, a Roglič se le sale la cadena. Roglič pilla un bache y se le sale la cadena. Dos días llevamos hablando de la bici de Roglič, que es lo más avanzado en tecnología aeroespacial, y resulta que en un bache... se le sale la cadena. Quizá pierda Roglič ahí el Giro de Italia, quizá. Lo que no sería bueno para describir el Giro, y tampoco sería bueno para describir a Roglič. Tres semanas más tarde, y la caga en un badén. Todo medidísimo, todo absolutamente pensado hasta el último milímetro. La chapa que han dado con su bici de las galaxias los que (dicen que) saben de esto. La chapa estratosférica, que iba Roglič encima del Halcón Millenario. Y mira. Sería para echarse a llorar.

En meta destroza el crono Roglič. Que destroza el tiempo, que gana la etapa con exhibición. Con exhibición portentosa. Joder, va a perder el Giro por el piñón ese para jubilados, va a perder el Giro por una avería a kilómetro y medio de la meta en la última etapa donde se compite. Es para no volver...

Pero esperen... porque enfocan a Geraint. Porque enfocan a Geraint, y va más clavado que yo en Peña Cabarga, porque enfocan a Geraint y suda como un cántabro en Cádiz, suda como Eloy Olaya tirando penaltys en pachangas. Suda, no avanza, parece medir siete metros, parece pesar 100 kilos. Suda, no avanza, deshace gestito, muestra los dientes, le salen arrugas, está envejeciendo catorce años en catorce kilómetros. Lo enfocan de cerca, a Thomas, y tiene cara de Isidro Nozal, Thomas.

placeholder Thomas soñó hasta el final con la victoria. (EFE/Javier Lizón)
Thomas soñó hasta el final con la victoria. (EFE/Javier Lizón)

Porque sucede.

Sucede.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.

Gana Roglič.

Ocho, nueve, diez, 11, 12, 13.

Gana Roglič el Giro.

14.

Gana Roglič el Giro de Italia.

14 segundos.

Gana Roglič. Aunque a punto de perder, aunque la cadena, aunque la cagada. El drama.

La emosió.

Ganó Roglič.

Vale, ha sido un Giro mierdero, pero por este tipo de cosas (por este tipo de minutos, estos minutos a mitad de camino entre épica y cuchufletas) nos gustan tanto las bicis.

Hasta esas con desarrollos raros, esas a las que les saltan las cadenas.

Enhorabuena a Primož Roglič.

Putas cronoescaladas, dice Primož. Putas cronoescaladas.

Remco Evenepoel
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