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Tragicomedia y una sierra mecánica: Geraint Thomas y Primoz Roglič se jugarán el Giro
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DECIMONOVENA ETAPA

Tragicomedia y una sierra mecánica: Geraint Thomas y Primoz Roglič se jugarán el Giro

El británico ha llegado de rosa a Monte Lussari, en una pelea con el esloveno que decidirá el torneo. Santi Buitrago se llevó la etapa al no tener que trabajar para Caruso

Foto: Thomas sigue de cerca a Roglic en la decimonovena etapa. (Reuters/Jennifer Lorenzini)
Thomas sigue de cerca a Roglic en la decimonovena etapa. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

Y, al fin... las Tres Cimas del Lavaredo.

Miren, yo les hablo sinceramente... ya puedes haber soportado un Giro con menos ataques que el asedio a Villamierda... ya puedes tener la decepción en la yema de los índices cada vez que abres el portátil... ya puedes estar escupiendo espumarajos mientras ves la tele y algunos intentan que comulgues con ruedas de molino (yo muelo maíz todos los años y las ruedas de molino son enormes, así que prefiero no comulgar con ellas). Todo lo anterior, todo lo anterior junto.

Pues, oye... es que escucho Lavaredo y me pongo tontorrón, qué quieren que le haga.

Es por la historia, claro. Merckx poniendo el mundo en la palma de su mano... y luego cerrándola así, de golpe, hierros que se doblan, huesos que crujen. O Fuente (el glorioso Fuente, el chiflado Fuente) diciendo que qué coño es eso, que no es tan duro, que si llega a conocer el puerto mete menos dientes en el piñón, que es casi todo falso llano. O Herrera entre la nieve (esa etapa hoy no hubiera podido disputarse, la de Merckx tampoco). O Cuapio haciendo como que pincha a Piepoli con un tridente, en un día donde los regueros de sudor desgastaron cunetas, lechos de ríos y siete o catorce abetos. Es la historia.

Es, también, el puerto. Se lo digo desde ya, para que no lleven penas... si subes las Tres Cimas de Lavaredo solo ves Dos Cimas de Lavaredo, porque la tercera... a patita. Pero vamos, que no importa, que la cosa es espectacular. Tre Croci desde Cortina (Cortina d´Ampezzo, no Cortina de Andorra), luego hasta Misurina, luego el hotel ese, que tiene pinta de Overlook, que da miedo al miedo, ese hotel, que hay ciclistas descolgándose para hacer grupetta y no pasar solos por delante del hotel. Rampón, descanso, y... Las Tres Cimas. Cuatro kilómetros. Solo cuatro kilómetros. Pero quinientos metros de desnivel, coronando a 2350. Una barbaridad, una locura con paellas, rampones y tifosi chiflaos, que nunca hay tantos tifosi chiflaos como en Lavaredo. Espacio sacro, ojalá no me lo desprecien.

placeholder Roglic puede ser el ganador del Giro. (Reuters/Albert Gea)
Roglic puede ser el ganador del Giro. (Reuters/Albert Gea)

Lavaredo mola

(A principios de los 80 Torriani, organizador del Giro, se lamentaba en voz alta. Vale, yo pongo las Tres Cimas de Lavaredo, pero... ¿quién las sube? Eran lloros sobre el escaso calibre del pelotón italiano entonces. Ahora las suben poniendo carucas, levantando la rueda delantera y cogiendo latas de birra mientras los tontos pegan berridos. Yo no sé qué es peor. O sí, sí que lo sé).

Bueno, la etapa. La etapa era una cosa súper heavy, con Campolongo de salida (Campolongo desde Mas, Campolongo con sesenta kilómetros al alto, Campolongo interminable), y luego Valparola, y luego la pared del Giau, que son diez al diez, el Giau, cosa seria, el Giau, y ya, después, Tre Croci. Vamos, que una barbaridad, vamos, que tropocientos kilotones de desnivel, setecientas mil calorías a consumir y no sé cuántas stories en el instagram esta tarde.

Pero... es Lavaredo. Y Lavaredo mola.

Y Healy... Healy mola también, Healy mola mogollón, Healy mola todo. Healy parece ese tío tuyo que viene a casa de vez en cuando, el que lleva siempre la camisa sin planchar y huele demasiado a colonia, el que estuvo antesdeayer en un concierto, y mañana se pira a la playa, y la semana que viene ha cogido entradas pal pressing catch, porque eso no es de niños, colega, eso es para divertirse.

Y eso, que Healy. Ante la pasividad... Healy. Empieza la etapa a toda hostia, porque el asunto es cuesta arriba durante 80 kilómetros o así. Empieza la etapa a toda hostia, y hay hachazos (escapada golosísima, premio potencial inmejorable), y tarda en establecerse, y en el pelotón aguantan cuatro (porque son cuatro los que aguantan, porque hay mucho corredor que da mus con alegría o no puede con los calzones), y se hace la fuga. Y la fuga nos deja, sí, varias cosas para pensar. Que no hay nadie del líder, que no hay nadie del segundo clasificado, que no hay nadie del tercero. Vamos, que olviden ustedes la variable táctica. Vamos, que olviden ustedes todo hasta, mínimo, Posalz (seguramente hasta Misurina, pero pongamos buen morro). Sí, colegas, es lo que hay. A ver, que en el penúltimo día, con la crono-pepino-escalada que hay el sábado, este Giro fuese a metamorfosear en Val Louron pues... pero oye, también Bruce Banner tiene pinta de mierdecilla, aunque eso son pelis...

placeholder Thomas mantiene un día más la 'maglia' rosa. (EFE/Biel Aliño)
Thomas mantiene un día más la 'maglia' rosa. (EFE/Biel Aliño)

Healy animó la etapa

Por eso es tan importante Healy. Porque, a falta de pelis, bueno es Healy. Ben Healy, 22 años, aparenta 44, gasta pinta de haber empalmao ayer jugando a los billares. Digamos que Healy pierde la fuga pese a intentarlo, pero luego se pone a hacer cosas extrañísimas, se pone a hacer cosas divertidas, se pone a hacer cosas como para cortocircuitar a los robots-corredores que tenemos hoy. Healy hace cosas anti-pinganillos, porque en el pinganillo de Healy suena Mötley Crüe, así de mamarrachos somos. Así que ataca por el gusto de atacar, porque lleva los primeros a cinco minutos, porque tiene la general a setecientas horas. Ataca por el gusto de atacar, por pasar el rato, porque mañana no tiene opciones, y el domingo tampoco, y antes se disfrutaba con las bicis, así que disfrutemos. Sucede que sale a su rueda Thibaut Pinot. Thibaut Pinot es, a estas alturas de Giro, una peli de Christopher Nolan, una novela de Foster Wallace. A Thibaut Pinot se le giró la mente con el Chalequito, y ahí anda el paisano, cual Ulysses de Joyce. Vamos, que tira loco a por Healy, aunque es imposible que Healy le inquiete, pero estos dos son así, y los queremos así, porque un poco de variedad nos encanta. Hay universos paralelos donde Pinot gana un par de Grandes Boucles y a Healy lo ficha Ineos, pero son universos donde uno no quiere estar...

Ah, otra vez ataca Healy. Y lo riñen, lo riñen en el pelotón, porque aquí vinimos para ver paisajes pero sin echar sonrisas, porque aquí buscamos la tranquilidad, sobre todo la tranquilidad, como aquel niño en la piscina de Teruel. Con Healy hace bromas Dennis, que anda como para hacer bromas Dennis, también te cuento. Jo, menudo raro, el Healy, dice Dennis. En fin. Justo después Jay Vine avanza posiciones y finge atacar, y todos se ríen, y él mira a quienes van tirando así, con cara de “¿lo he hecho bien?”. Vine, el paisanuco que hacía rodillo. Vine, el que maneja la bici regular. Haciendo bromas con los rivales. Mira, mira, que te ataco, jajaja.

Eso.

Que viva Ben Healy, coño.

Elipsis. Una elipsis, por si ustedes son de los que ven series, es suprimir en la narración algo que ha pasado. Podemos hacer elipsis por la nula importancia narrativa de lo que se "elipsisiza" (en las novelas, por ejemplo, casi no sale gente haciendo caca), o porque confiamos en la altura intelectual del consumidor para rellenar huequitos. Aquí confiamos en la altura intelectual del consumidor (del lector), pero es que, encima, el tema fue como para irse a hacer caca hasta Giau... Y después.

placeholder Roglic le recortó dos segundos a Thomas. (EFE/Javier Lizón)
Roglic le recortó dos segundos a Thomas. (EFE/Javier Lizón)

El fiasco del Giau

Porque el Giau… el Giau es uno de los puertos más duros que se suben habitualmente en Grandes Vueltas, el Giau es un "diez al diez" como Joux Plane pero con paisaje más bonito, el Giau enlaza con lo mejor de lo mejor en Dolomitas, el Giau es una cosa espectacular.

El Giau fue un fiasco.

En la escapada hay tirones. Verona, por ejemplo, animadísimo por el anticiclón, porque para Verona el sol es salud, el sol es vida (salvo en las fotos del insta). Luego Buitrago, Derek Gee (esa extraña aparición psicodélica que es Derek Gee), Hepburn (Michael, no Catherine… eso sí hubiera sido psicodélico) y Magnus Cort Nielsen, que es mi caballo ganador en cualquier carrera donde destaque, porque mola todo.

¿Y el grupo?, dirán ustedes, que no nos hablas del grupo, Marcos Pereda. Pues miren, tres detalles. Coronan el Giau cuarenta tíos, primer detalle. Tira todo el Giau un tío que se llama Ben Swift (trotón, antiguo pistard, debería estar en el autobús), segundo detalle. Al líder le quedan todos sus equipiers, tercer detalle…

Si necesitan más explicación…

placeholder Buitrago fue el ganador de la decimonovena etapa. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Buitrago fue el ganador de la decimonovena etapa. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Roglic sueña con la victoria

Otro detalle… en todo el Giro los buenos solo debieron exprimirse cuesta abajo en Coi. Una única discesa, 21 días. Y casi tira Vine a Almeida…

Ah, en el Giau un espectador corre junto a los ciclistas durante algunos metros. Lleva una sierra mecánica. Una sierra mecánica encendida. Quitando la estupidez del mozuco (tropezón y lías algo para pasarte youtube) creo que no hay mejor metáfora de este Giro…

Ay.

(Luego salió otro con un zorro disecao. Lo recuerdo de ediciones anteriores. Esta vez lo enchufaron más rato, porque en ediciones anteriores los Dolomitas decidieron cosas. Cosas).

¿Quieren más cosas? Primož Roglič. Que cambia de bici, Primož Roglič, antes de la subida final. Y pone una con desarrollos especiales. Cómo de fumao tiene que estar el asunto, cómo de claro llevas que no se mueve nadie antes del muro de Tres Cimas, para preparar eso, para hacer eso. Cómo. Contaba Géminiani que, para justificar un cambio de bici con Anquetil, tuvo que cortar los cables del freno, unas tenazas. A escondidas, cómo no. Maertens palmó una De Ronde por algo parecido, por pillar máquina con desarrollos especiales. Y ahora Roglič lo hace a veinte kilómetros. Cuando solo falta un puerto. En la última etapa de montaña. En el Giro. Sin apenas diferencias, sin haberse atacao desde principios de mayo. Que no defiendo yo lo antiguo, pero algo intermedio…

placeholder Roglic sueña con la victoria en el Giro. (EFE/Biel Aliño)
Roglic sueña con la victoria en el Giro. (EFE/Biel Aliño)

La victoria de Buitrago

(Hay quienes dicen que quería probar la montura que iba a llevar mañana en Lussari. A mí es que solo imaginar que eso pueda ser cierto me estremece).

Luego se pone a llover, y los defensores del verano ciclista sufren. Porque ganar bajo el agua es ganar peor, y para qué necesito una victoria en Tres Cimas si no sale la foto con un cielo azul cobalto… Además, si llueve es mal, porque si llueve esto debería estar parado, suspendido, anulao.

Vale… Tres Cimas. Lavaredo. Aquí debe pasar algo, aunque sea por la gravedad. La gravedad del asunto, digo, que es grave, este asunto, les digo con gesto grave.

Ah, mira, aquí atacó Merckx. Hoy Thomas pierde rueda de sus gregarios. Y Dennis… en fin, vaya usted a saber lo que quiso hacer Dennis. Pero aquí atacó Merckx.

Por delante… Gee y Buitrago, chepacitos, persecución, esto está chulo. Por detrás… pues catorce mozos. A cuatro de meta. Catorce mozos. Y el resto… miren, el resto ni ganas. Catorce mozos. Cuatro de meta. Tres Cimas.

Ah, Buitrago… Buitrago va a suceder a Lucho. Gran victoria, de prestigio. Buen ciclista para estas cosas, Buitrago, gran victoria, para Buitrago.

placeholder Almeida se mantiene tercero en el Giro. (EFE/Javier Lizón)
Almeida se mantiene tercero en el Giro. (EFE/Javier Lizón)

La valentía de Almeida

Vale, dos y medio y ataca Almeida… qué valiente, Almeida, menuda casta, Almeida, qué duro es este deporte. No se va de nadie, Almeida, obviamente, pero… salta Primož Roglič, impulsado por su bicicleta especial, dando más pedaladas que un cincuentón en spinning, avanzando lo mismo que el triciclo que le regaló a su sobrino cuando lo bautizaron. Con él… Thomas. Luego Almeida. Desde el Purito versus Hesjedal no había semejante ensalada de epicidad. Pero qué emoción, qué igualado está todo. Es como su nota media en los exámenes, que también estaba igualada. Dos, dos y dos con cinco. Igualdad.

Vale, cuatrocientos metros y acelera Geraint Thomas. Bueno, a 400 metros… 400 metros y esprinta Geraint Thomas. Abraham Almeida Olano se descuelga, Primož Roglič alcanza las 214 pedaladas por minuto, Thomas trinca la mayor ventaja de todo el Giro (siete metros), luego Roglič esprinta más fuerte, lo adelanta, le saca dos segundos, ha dado un golpe mortal, mortal. Todo por decidirse mañana, en Lussari. Top cinco de relación entre “recorrido” y “resultados” de siempre, esta etapa. Top cinco por abajo, obvio. Pobre Tarangu, pobre Eddy, pobre Jardinerito, pobres.

Pobres.

Mañana, en la crono, último duelo. También primer duelo.

No echen la culpa al empedrao, por favor.

Y, al fin... las Tres Cimas del Lavaredo.

Remco Evenepoel
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