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En Crans Montana ganó Einer Rubio y perdimos al ciclismo
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DECIMOTERCERA ETAPA

En Crans Montana ganó Einer Rubio y perdimos al ciclismo

Thomas mantiene una jornada más la 'maglia' rosa con dos segundos de ventaja sobre Roglic. Einer Rubio fue el triunfador en una etapa en la que se descolgaron tres corredores

Foto: La afición ha animado como nunca a pesar del frío. (EFE/Jean-Cristophe Bott)
La afición ha animado como nunca a pesar del frío. (EFE/Jean-Cristophe Bott)

A ver, por dónde empiezo. Es que es difícil, esto, ¿eh?

El domingo lo dejamos usted y yo (como aquella vez con la Mari Vane, hace tantos años) después de la crono. Ganó Evenepoel, pero comentábamos que sacó bien poca distancia, que tenía cara de dormir regulinchi, que las caídas, que tal, que cual. Bueno, pues un par de horucas más tarde... Retirao. Retirao por COVID. El líder y gran favorito. Mi crónica quedó más desactualizada que un outlet de Jaime Peñafiel.

Vale... barrillo. Tranquis, me pagan por bajar. Miren, yo no soy médico, y entre periodistas y opinadores parece haber muchos médicos. De Evenepoel se ha escuchado que trincó la pasta del organizador y se piró, que tenía miedo de los Passos gordos, que exageró el asuntín, que yo también he ido a trabajar un día con gripe y no pasa nada, y esto es una gripe, y nos tienen controlaos, y plandemia, y repitilianos, y solo Íker Jiménez es de los nuestros, bueno, y el chicuco ese que sale con él, el del pelo. Etcétera.

Miren, yo no soy médico. Lo repito porque mola ir de outsider, porque hoy todos son médicos. Yo no soy médico, y si me dicen que lo mejor para el muchacho era irse... cero objeciones. Sonó rarete, porque venía día de reposo, y luego etapa más o menos cómoda, pero... Si no vas a mejorar (esto es una Gran Vuelta), si no descansas por las noches, si no, si no... lo único que logras es hacerte daño. Sí objeto a la gestión informativa del equipo, que podría haber llevado todo con más claridad y sin medias-verdades-mensajes-encubiertos que lanzan niebla sobre asuntos. Pero, insisto, en lo mollar... nada que decir.

Y, a partir de entonces... el apocalipsis.

No, mejor aun... un Royal Rumble.

placeholder Thomas mantiene un día más la 'maglia' rosa. (EFE/Biel Aliño)
Thomas mantiene un día más la 'maglia' rosa. (EFE/Biel Aliño)

El brote de coronavirus

Con la maglia queda Geraint Thomas, y Geraint Thomas es uno de esos gigantones tochacos pero que, oh, sí, sabes que tarde o temprano lo largan. Un Kane, por ponernos. El fuerte del equipo parecía Tao, que estaba venga a eliminar rivales. Tao sería el Enterrador, porque además los dos son así, paliduchos. Pero Tao cae en un descenso, se rompe la cadera, se tiene que ir a su casa...

Breve inciso. Los líderes bajan fatal. Porque ahora hay muchas más caídas entre gerifaltes (jaja) potenciales que hace veinte años. Tú plantas a Lucho ayer y es de los destacaos. Yo no sé si son frenos de disco (como dice Sean Kelly), bicis muy ligeras, carreteras con mejor asfalto (sí, han leído bien... te curtes en sitios como alfombras y no aprendes a desencabritar la bici cuando vienen mal dadas) u otros temas menos expresables por escrito (exceso de relajación, ejem), pero es un hecho. Y resulta preocupante...

Seguimos. Está por ahí Primož Roglič, que sigue favoriteando, que es Shawn Michaels, y Almeida, que parece ese luchador al que todos han intentado largar pero se engancha bien fuerte, y no hay manera, y quedan cinco o seis y, hostia, ahí sigue. Sí, amigos, Almeida es Ric Flair. Tengo escalofríos por ver un Almeida ganador el día 28 de mayo...

También estaban cayendo los pardillos, los tíos de relleno, los que salen, llegan al ring y los larga el Diesel de turno. Los Santino Marella, los masillas de Power Rangers. Vamos, cascada de abandonos que, vía Covid, hemos vivido esta semana. Será por causas rarunas, pero este Giro va a tener una ratio de llegada a Roma similar a la de Grandes Vueltas serias (llevábamos unos años que solo se limpiaban gente que entrena conmigo, más o menos).

Vamos, que igual no fue tan extraño lo de Remco, visto con los días.

placeholder Roglic está a sólo dos segundos de Thomas. (EFE/Chema Moya)
Roglic está a sólo dos segundos de Thomas. (EFE/Chema Moya)

La dureza de las etapas

Por último, en las Royal Rumble también quedan los de las palizas. Esos que siguen, sí, pero noqueaos. Vlásov, que tuvo un blancazo estándar y finalmente fue a casuca. O Sivakov, que tenía oportunidad buena para jugar a ciclista. O Vine, que... en fin, eso, Vine, que hemos considerado amenaza a Vine, un paisano que descubrieron haciendo bici estática en Las Chicas de Oro y llevaba setecientos catorce meses sin calzarse un dorsal. Eso, Vine.

La verdad es que ha sido una semana dura. Bueno, está siendo un Giro durísimo. Sí, durísimo. Sobre todo para los espectadores, vaya. Ciclistas... pues también. Hace frío (pero tienen ropa que a mí me venden como apta para subir el Daulaghiri), son jornadas largas (pero a mí me dicen que no puedo hablar de estas cosas hasta pedalear doscientos kilómetros bajo la lluvia, así que, en realidad, los días largos hacen que puedas opinar de estas cosas... vamos, que son un regalito), y el desgaste suma. El desgaste de buscar micrófono u ordenador tras cada etapa para quejarnos de nuestra profesión. Que qué duro es esto. Que qué bonito lo de las bicis con veinte graditos y sin aire. Que qué crueles los que piden más. Verona es uno de los habituales para tales menesteres, y juega con la ambigüedad del "este es nuestro trabajo, y lo hacemos encantados, pero...", ay. Ese “pero” es como el "pero" de "yo no soy racista, pero", seguro que me entienden. Hay mogollón de curros, yo no entiendo pillar el que siempre (siempre) fue contrario a lo que piensas debería ser. Y luego bien que colgamos fotos pedaleando entre las nieves cuando toca entrenar en casa, bajo el hastag #lohacemoscongusto, #quépreciosoelciclismo, #sufrimosperodisfrutamos, #estepaisajemerecelapena...

El mismo Verona hizo unas declaraciones hoy, antes del bochorno (cuando se estaba cociendo el bochorno) que son... Aunque, miren, saben qué... vamos a centrarnos solo en la competición, en las bicis, en las victorias y los desempeños deportivos. Así que no hablaremos de Verona, claro...

Ah, se vieron cosas, estos días. La victoria de Magnus Cort Nielsen (sería Rick Martel en nuestra Royal Rumble). Cada vez que gana Cort Nielsen me llegan mensajes a mis redes con escenas subidas de tono y música de saxo. Y es que Cort tiene, oh, sí, pinta de limpiapiscinas, años 70, pechos peludos, cadena de oro y rizos al viento. Pero limpiapiscinas en plan “mire, no es la piscina lo que voy a dejar como los chorros del oro”, no limpiapiscinas en plan quitarte las hojas y ver que vaya bien la bomba (para eso está Wout van Aert... Wout van Aert sería Marty Gianetti). Que viva Magnus Cort.

Ah, también ganó etapa Ackermann, aunque el bueno es (y más bueno va a ser) Jonathan Milan. Y también triunfó Nico Denz, después de subir Braida con el mismo estilo que subo yo a Collado de Cieza...

placeholder La afición italiana no se perdió la decimotercera etapa. (EFE/Biel Aliño)
La afición italiana no se perdió la decimotercera etapa. (EFE/Biel Aliño)

El desgaste del Giro

Pero bueno, que lo de hoy pintaba guapo. Pese a las tijeras de podar, pese a tener unos líderes con menos espíritu atacante que Abraham Olano subiendo Larrau. De primeras... el Gran San Bernardo. Ahí ganó un Giro Gaul, ahí casi pierde un Tour Fede. Cosa seria. Pasa que se le han cepillado los kilómetros de arriba, por no sé qué de unas nieves en la parte suiza. Vale, ninguna objeción, no creo yo que los suizos vayan a mirar para otro lado cuando hay algo importante en juego, ¿no? Así que nos quedamos con un puerto de veintiséis kilómetros al cinco por ciento, que desgasta pero no rompe.

(Pero, ojo, desgasta).

Y luego se pasa por Croix de Coeur. Que menudo nombre, Croix de Coeur. Como para ponérselo a una obra de literatura romántica. Pero no de literatura romántica ñoña, algo tipo Sabor a Hiel (anónimo), sino literatura romántica de verdad, la que tiene tormenta, y ululares, y bosques donde acojona meterse. Literatura romántica rollo Las peregrinaciones de Childe Harold. "Ayer pasamos por Croix de Coeur y el entorno es sobrecogedor. Ojalá alguien inventé la bicicleta para que unos chiflados suban por ahí a toda velocidad. Ah, ya llegaron a Villa Diodati Percy y su mujer, Mary. Parece interesante, la mozuca. Me ha dicho que un día de estos deberíamos contar relatos de terror", dijo Lord Byron sobre Croix de Coeur, en un fragmento casi desconocido que me acabo de inventar (ya he escrito más de mi pluma que quien firmó Sabor a Hiel).

Ay.

Viva Byron, hostias. Volvamos al Giro.

Subida criminal. Más dura que el Tourmalet, para que se hagan ustedes cargo. A mitad de camino queda la estación de Verbier, o sea que estaba hoy la tele como para no ponerla. Y luego el descenso, que es peliagudo, que es criminal, que es un descenso para los que saben descender, pero es que descender... aquí no saben demasiaos...

placeholder Los corredores notaron el apoyo del público. (EFE/Chema Moya)
Los corredores notaron el apoyo del público. (EFE/Chema Moya)

El espacio de Fignon

20 kilómetros de valle (a ver el viento, a ver las intenciones... los valles son como el vino de frasca... hasta que no pruebas no sabes si salen buenos o no) y subir a Crans Montana. Espacio de Fignon, donde mordió, masticó y escupió el Tour de 1984. Subida dura, y más con lo que llevan. La clásica etapa de desgaste, de acumular metros y metros. La de llegar (casi) todos juntitos o llegar (casi) todos de uno en uno.

A mí me encanta este esquema, aclaro. Una o dos en cada Grande, por favor.

Pero no como hoy. Qué puta vergüenza. No como hoy. Porque... al lío.

Y qué lío. No, qué bochorno. A ver, intento explicarles. Hay un montón de señores (la mayoría de ellos con sueldos bien gordos) que dicen que hoy no, que hoy en vez de trabajar sus ocho horas diarias van a hacer tres. Y ponen, como excusa para ello, que el agua moja, que el aire seca, que el color rojo de los bolis rojos es demasiado rojo y me hace daño a los ojos, este color rojo. Nah, en serio, aducen condiciones, condiciones de frío. Condiciones dantescas, condiciones abominables, condiciones como para arrebujarnos en el Erebus, como para llamar a Brandon y levantar un Muro. Algunos, inocentes (o paniaguados) les creen, pobres ciclistas, eres cruel, esto no es la Inquisición, y diferentes etcéteras. Vamos, que se limpian el Gran San Bernardo (limpiar a un san bernardo pequeño es algo mucho más cuqui). Cien kilómetros de neutralizada... de neutralizada en coche, claro, no vayamos a entrar en Suiza con dolor de patas, que son muy suyos, los suizos, paso de que me duelan las patas. Y los ciclistas profesionales (que son profesionales del ciclismo, no de la comunicación) cuelgan videos dentro del autobús dirigiéndose a la nueva salida. No cantan "para ser conductor de primera / acelera, acelera" por puro pudor. Y en esos videos que graban ellos desde lo calentito del bus aparecen cicloturistas (cicloturistas) rodando a la intemperie sin mayores problemas que los chubasqueros y los guantes largos. Y se te queda cara de “mira, no sé si soy un gilipollas yo por seguir viéndolo u otros por hacerlo”. Y recuerdas la película Luz de Gas, y decides que tú no eres Bella Mallen, que ya pueden ser todos Paul, pero tú no vas a ser Bella Mallen. Y no pasa nada, aunque se nos está yendo el asunto al garete, no pasa nada. Pasará, lloraremos, llorarán. Cómo ocurrió, nadie lo vio venir, es culpa de Ibai y estas mierdas. Pasará, y todos fingiendo sorpresita.

placeholder Sólo hubo dos corredores que se despegaron del pelotón. (EFE/Chema Moya)
Sólo hubo dos corredores que se despegaron del pelotón. (EFE/Chema Moya)

El ciclismo en pista

Esto, amigos, se llama ciclismo de fondo en carretera. Para hacer un deporte sobre bicis a temperatura controlada, sin lluvia, sin viento, ya tienen ustedes otro, parecido pero no igual. Le dicen ciclismo en pista, y es chulísimo. Vayan a practicarlo, disfruten con ello, pero no se cisquen en la historia, en la naturaleza, en el pasado y en el futuro, de aquello que les da de vivir.

Por favor.

¿La etapa? Ataque de salida (pero de salida es más cerca de donde atacó Tadej en Amstel... las Clásicas siguen siendo ciclismo, esta Corsa Rosa se ha quedado en keirin largo), grupo con cuatro colegas y Thibaut Pinot, que va a por la montaña, pero le están dejando coger tiempo como para meterlo en la general, que no anda ya, Thibaut, a esas cosas, que no tiene edad, Thibaut, de estos líos. Croix de Coeur es una cosa alucinante, algo que epata, el lugar a donde todos querríamos ir para andar en bici (menos los que cobran por andar en bici, paradójicamente). Ah, subida sin nada de nieve (más allá de neverucos en lomas), bajada por senda más limpia que el historial médico de un jugador de fútbol. ¿Estrecha? Sí. ¿Asfalto no perfecto? Sí. ¿Revirada? Pues también. Vamos, una carretera de monte, que nos estamos acostumbrando a autopistas. Vuelvo a lo que dije... se baja fatal.

Menos mal que lo hicieron despacio. Subir y bajar. Salvo la escapada, y tampoco parecían caer de maduros rollo Sestriere'92. En el valle hay espectadores con manga corta, pero sin duda son inuits, porque las condiciones son para que Amundsen se ponga una rebequita. Vamos, eso me dijeron...

Así que... tostonazo. Bochorno, tostón, bochorno. Me extraña, porque algunos (gente que sabe mucho) cuentan que si las etapas cortas (y esto eran 75 kilómetros, que lo hace el menda) garantizan espectáculo, luchas rollo Tercera Cruzada y epicidad para dar muchos gritos. Luego, pues no. Ya les comento, extrañado estoy, porque son sabios de narices, quienes defienden esto. ¿Qué kilómetros tuvo De Ronde? Es para cotejar una cosuca...

Tostonazo.

placeholder Thomas sonríe una semana más. (EFE/Biel Aliño)
Thomas sonríe una semana más. (EFE/Biel Aliño)

El fallo de Cepeda

(No hace falta, pero lo dejamos aquí, porque igual hasta termina sumando. Hacer 75 kilómetros no es lo mismo que hacer 200... aunque en esos 200 se ataque bien en la misma distancia que se habría de atacar durante la etapa de 75 kilómetros. Porque esto es un juego de desgaste, de fondo, de ir mordisqueándote las patucas, porque no duele lo mismo el acelerón cuando llevas cinco horas que cuando llevas dos, porque no traes los mismos gregarios, el mismo ritmo, las mismas reservas de avituallamiento. Parece mentira que se deba recordar esto. Parece mentira. Decía Laurent Fignon que el ciclismo era uno por debajo de 200 kilómetros y otro cuando se superaba esa barrera. Ya solo queda el primero, y deja que no los cepillen hasta sub-100. Me encantaría escucharlo hoy, a Fignon. Me encantaría).

Por la etapa Pinot está a punto de liarse a hostias con Cepeda y Einer Rubio. Que sería final hasta lógico, sí, con el día tontorrón que estamos teniendo. Eso o que les tire una cabra. Chupar rueda, enfadarse, te ataco, chupar rueda, te pillo. En fin. Luego ataca Cepeda, y Pinot le llama guapo, Cepeda, pero qué lindo eres, Cepeda, me encantas, Cepeda, me caes fenómeno, Cepeda. Y esas cosas. El pelotón... ¿trantrán se escribe junto o separado? Recuerdos también para Roglič, que quiere repetir su exitosa táctica del Tour 2020. Cuando algo funciona... ¿para qué cambiarlo? Ah, ojo, que atacan Fortunato y Hugh Carthy, que pasan escapados la pancarta que patrocina unos calzoncillos. Impresionante etapa, más etapas como estas quiero, cascarrabias, que sois unos cascarrabias, menuda etapa.

El interés queda en ver quién gana y, especialmente, en si Thibaut tira dos o tres jabs, que pinta tiene. Ah, Caruso ataca a dos kilometros. A dos kilómetros. Luego hay sprint desde lejos, y gana Einer Rubio, que ha sido el más inteligente del trío (esta frase, si le cambian el contexto, tiene imágenes aterradoras), que pega un latigazo muy efectivo. Pinot segundo, pero por delante de Cepeda, y Pinot, a estas alturas, quería quedar por delante de Cepeda.

Ojo, llegan los favoritos. Después de la enorme batalla (las etapucas de setenta y cinco kilómetros siempre arrojan batallas épicas) esto es un rosario, es un goteo, van a gatas, van de uno en uno, van como si fuera el Mortirolo del 94, van como si hubiera corrido Tarangu, van... van a hacer un sprint cuchufletero entre seis o siete. Thomas, Roglič, Almeida, Kuss, Caruso, Kämna. Impresionante. Espectacular.

Así acabó la etapa, amigos.

El día en que ganó Rubio y perdimos todos.

A ver, por dónde empiezo. Es que es difícil, esto, ¿eh?

Remco Evenepoel
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