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Un dominio entre Asturias y chándales: Evenepoel se impone con claridad a los españoles
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LUNES DE DESCANSO

Un dominio entre Asturias y chándales: Evenepoel se impone con claridad a los españoles

Evenepoel domina la Vuelta con claridad, con nacionales entre los cinco primeros. Sin embargo, todavía se espera que Primoz Roglic recorte tiempo en las próximas etapas

Foto: El pelotón, durante la novena etapa de la Vuelta. (EFE/Javier Lizón)
El pelotón, durante la novena etapa de la Vuelta. (EFE/Javier Lizón)

A veces lo más guapo del día está justo en mitad. Es cuando sales a tomar el café, te encuentras a uno, a otro, dos vermús, siete blancos servidos con frasca gélida, vamos a echar el mus, qué rico este orujo, venga, a La Caja, que nos trasegamos cuatro copas. Mi amigo Mario (le recordarán de Brenes) lo llamaba "la liada del chándal"...

Pues en la Vuelta pasa lo mismo. No siempre, ojo, pero en ocasiones sí. Que tú aquí vienes buscando finales, rampas, espectáculo, tensión y nervios, y tienes dos o tres etapas atípicas como para disponer rarezas. Como la de Cistierna. Que era una "liada del chándal" potencial, con ese puerto de San Glorio a medio camino.

Foto: Alejandro Valverde, en una imagen de archivo de la Vuelta ciclista a España. (EFE/Manuel Bruque)

San Glorio es un cachito de Alpes que pusieron, quizá por error, en la Liébana. Tiene veintimuchos kilómetros de ascenso, rampas sostenidas (aunque no locas), y 1.300 metros de desnivel. Vamos, que da para jugueteos sabrosones. Estando donde estaba, con mucha llanura después... pues fumadón, seguramente. Pero si alguien quiere probar a qué saben los bidonazos tenía aquí receta...

placeholder Evenepoel, en el podio como líder de la Vuelta. (EFE/J. L.)
Evenepoel, en el podio como líder de la Vuelta. (EFE/J. L.)

La victoria de Herrada

Desaprovechada, sí. Ya digo, era lo esperable, pero no deja de dar cosuca. El sitio lució bien, pero quedó para paseos silbando 'Verano Azul', el Piraña pillando avituallamiento, y Chanquete pidiendo otra ronda. En fin. Supongo que acabe llegando la edición en que San Glorio tenga tarde a su altura (con Pandetrave y Panderrueda, por ejemplo). Por pedir...

Ah, en cuanto al día... poco. Escapada lejana, Sam Bennett que engancha al pelotón bajando San Glorio (lo que te dice mucho sobre cómo se subió San Glorio), desencuentros, tira tú, no, tira tú, y sprint entre cinco. Gana Jesús Herrada, Battistella pareció cagarla un poco, oigan. Más o menos.

Y llegaba el fin de semana asturiano. Porque en la Vuelta es así, las dos llegadas montañosas que hay por Asturias, sean en los puertos que sean. Palabra de Guillen, te alabamos, señor. Curiosamente, el Principado lleva unos añitos sin funcionar por estos lares. Hay excepciones, sí (lo de Covadonga hace doce meses fue cosa extraordinaria), pero por lo general son etapas que quedan solo para rampas últimas, que no cascan en el recorrido intermedio y que, por este orden, ilusionan, sulfuran y aburren al aficionado...

placeholder Evenepoel conversa con Pereiro. (EFE/J. L.)
Evenepoel conversa con Pereiro. (EFE/J. L.)

Yo no conozco la razón. Se me ocurren varias (repetir puertos y recorridos, gusto por las cuestas de pendientes imposibles, carreteras fáciles, colocaciones raras), pero todas ellas las puede desmontar cualquiera con un mapa y una búsqueda histórica. Vayan ustedes a saber, yo me veo incapaz. Pero, sea por lo que sea... de Asturias se sale casi como entras (en la Vuelta, digo, si vas al Aquasella pues la cosa cambia).

Este año... lo mismo, coleguitas, qué queréis que os cuente. Si anhelan ustedes acción yo les cuento alguna fiesta por Oviedo, que mi amigo Deivid estudiaba allí y nos caía cerca para visitarlo. Y en la Gascona vale, en la Gascona ataques le-gen-da-rios, en la Gascona todos éramos Charly Gaul, y René Vietto, y Vicente Trueba, y hasta Johan van der Velde, seguro que pillan referencias. Pero... bicis, Vuelta 2022, competitividad... pues...

En fin, yo lo intento. Sábado, Colláu Fancuaya. ¿Lo mejor? Pues el nombre del sitio, que mola muchísimo. Ah, y la alcaldesa de Yernes y Tameza, que se tiró un par de días en redes sociales indicando caminos de desalojo, mostrando mangueras a modo de fuentes y, en general, mimando al producto (al producto, a los visitantes, a sus vecinos) como todos debieran hacerlo. Yernes y Tameza suma 128 habitantes, y es el municipio menos poblado de Asturias. Lo que llaman España vacía también existe en el norte...

placeholder Landa, en acción durante la octava etapa. (EFE/J. L.)
Landa, en acción durante la octava etapa. (EFE/J. L.)

El estilo de Mikel Landa

Colláu Fancuaya, digo. Recorrido intermedio que, bueno, podría ser peor, pero también podría haber sido mucho, mucho mejor. Tarde para arrepentirnos, que esto ya hubo de comentarse hace meses, cuando presentaron el engendro del finde. Y nada, fuga desde el comienzo, nombres supuestamente importantes (Valverde, Carapaz), nervios, persecución, otro grupito que, este sí, asienta distancias. Buenos cromos, quizá menos realidades. Thibaut Pinot (previo curro de su escuadra), Mads Pedersen, Rein Taaramäe, Lucas Hamilton, Marc Soler, otros. Y él. Él. Mikel Landa. Mikel Landa, hostias. Que tiene un pedalear como el suyo subiendo Sierra Elsa, que parece con menos ánimo que yo antes de un examen de Derecho Civil. Pero es Mikel Landa, y se queda de los primeros, sí, pero se queda agarrado abajo, y a veces quedarse agarrado abajo es como vencer ratoneando relevos, o algo así he venido a contarles, porque el landismo es una fe, y cualquier fe se sostiene sobre elementos invisibles e indemostrables, así que el landismo es como los midiclorianos, las varitas de Harry Potter o los premios de la MTV.

'Spoiler': Mikel no ganó.

Foto: Crece en longitud para albergar una tercera fila de asientos. (Land Rover)

'Spoiler' del 'spoiler': Mikel no ganó porque ganó Jay Vine. ¿Recuerdan a Jay Vine? Sí, hombre, el del Pico Jano, el que usted no sabe la cara que tiene por aquello de neblinas y lluvias. Ese que estaba en casita haciendo rodillo y como esto de los pros es la hostia de original... pumba, a competir con los mejores y sacarse performances de calidad indiscutible. Ganó como quiso y cuando quiso. Dos llegadas en alto, dos victorias. Tú antes para triunfar en la bici entrabas en escuelas, hacías yincanas, pasabas por juveniles, por amateurs, debutabas con los grandes, te ibas formando. Ahora no. Ahora dejas el fútbol, o curras en una fábrica de pescado, o haces saltos de esquí, o te enchufas un entrenador inteligente en casa (entrenadores inteligentes no parece haber fuera de casa, oigan) y hala... a medir vatios, como si fueras la fábrica de Solvay. En fin...

Por detrás... pues nada de nada. O algo, pero poco. Evenepoel que vuelve a poner ritmo, Mas que está locamente enamorado de su rueda trasera, que la mira con expresión amartelada, que le dice versitos al escucho, te quiero cantidad, rueda trasera de Remco, te prometo pasión hasta Madrid, tubular trasero de Remco. Tiene patas, pero no propone (oye, al menos tiene patas... pero es que no propone, no propone). Roglič aguanta con ellos, los demás van goteando tiempos. Y ya. Cuando la cosa se reduce a siete minutos las diferencias se cuentan en siete segundos...

placeholder Roglic aún tiene que dar guerra en la Vuelta. (EFE/J. L.)
Roglic aún tiene que dar guerra en la Vuelta. (EFE/J. L.)

La oportunidad de Roglic

(Claro que por ocho se perdió un Tour).

Y, bueno... que Les Praeres. Segunda vez que llega la Vuelta a Les Praeres. La otra ganó Simon Yates, con ese estilazo que tiene Simon Yates. A mí no me gustó la subida, porque a mí no me gustan estas monstruosidades de porcentajes imposibles, tipos subiendo con desarrollos que harían enrojecer a mi padre (el buen hombre corrió hasta juveniles, allá en los sesenta) y gente que camina a la misma velocidad que suben los mejores ciclistas del orbe. Pero oye... una subidita así, de vez en cuando, no me molesta en exceso. Peor era cuando había que aupar hasta los altares a Joaquim Rodríguez, que toda la alta montaña en la Vuelta se reducía a Huys encadenados unos detrás de otros. Aquello sí era espeluznante.

Digamos que a estas alturas de carrera restaban dos dudas únicamente respecto a Remco Evenepoel. La primera... en siete días, porque no sabemos cómo responderá durante la última semana. La otra íbamos a verla por Les Praeres, pues es opinión unánime que el chico camina menos en rampas de dos dígitos. Todo el resto se lo ha pasado en esta Vuelta, porque domina en crono (gran favorito) y ha arrollado cual apisonadora en la media-alta-media montaña (y de la alta-alta-alta montaña no tenemos en esta edición). Vamos, que de Nava saldrían pocas dudas y bastantes conclusiones en caliente.

Venga, conclusiones en caliente, que no se diga... Remco tiene ganado el asunto. A expensas de su recuperación, a expensas de que no se sulfure en una etapa allá por Andalucía, empiece a jurar en flamenco (acojona mucho, cuando escuchas jurar en flamenco), tenga cruce de cables y pierda siete horas y varios años de vida. Superada esa inquietud... es el más fuerte. Cuesta decir "el mejor", pero sí el más fuerte.

placeholder Los corredores, en plena etapa de la Vuelta a España. (EFE/J. L.)
Los corredores, en plena etapa de la Vuelta a España. (EFE/J. L.)

El ritmo, desde el principio

La etapa fue chusta importantísima, con el líder de la regularidad (Pedersen) dentro del pelotón hasta que empezaba nuestro puerto definitivo. Que tenía cuatro kilómetros, compadre, que tampoco es una Bonette, que cuatro kilómetros los hace usted de rondas, que son entre nada y nanay, que ni lo suben a esa red social para postureo ciclista por vergüenza ajena. Pues a esas nos hemos quedado. Luego sí, luego ritmo desde el principio (desde el principio del final), tipos retorciéndose y diferencias apreciables. Pero...

Antes de seguir... ganó Louis Meintjes. Ese extraño elemento que es Louis Meintjes. El tío que se pulió casi una década sin chupar aire, amarrando 'top 15' reguleros, cerrando siempre el grupo de los mejores, con independencia de cuántos fueran allí. Sucede que Louis pilló la crisis de los cuarenta (solo que 10 años antes) y fue cambiarse de equipo y, pumba, a buscar escapadas, filtrarse en cortes, atacar donde antes rodaría mansamente en pelotón. Hizo un Tour buenísimo, aquí ha logrado su primera victoria en una Grande. Vuelva a leerlo... antes nunca proponía, ahora sí y gana. No sé, igual hay alguna moraleja...

placeholder Los aficionados, congregados a la espera de que pasen los corredores. (EFE/J. L.)
Los aficionados, congregados a la espera de que pasen los corredores. (EFE/J. L.)

Y los buenos... pues la película que vimos otras veces, pero ampliada. Evenepoel se marcha muy pronto, porque Evenepoel no hace ataques, Evenepoel pone su ritmo y a ver quién puede seguirme. De primeras salen seis o siete, luego los va perdiendo por caminos e invernales como si fueran drupas de acebo. Otra moraleja, quizá. Se le hizo largo Les Praeres (sí, hijo, sí, se le hizo largo Les Praeres), y parece que tracciona regular en las zonas de hormigón (los turismos de grandes cilindradas es lo que tienen, allí nada como la confiable C15... una C15 sería algo así como Andrea Tafi en los adoquines), pero casca otros treinta segunditos, y va sacando tiempo en todas las etapas de sacar tiempo. Mas estuvo cocidete hoy, Roglič sigue salvando días (lo que es bueno, porque salva días, pero también malo, porque pinta a que en cualquier instante deja de salvar días), Carlos Rodríguez avanza con madurez.

Y luego está Juan Ayuso. Que remontó a Evenepoel en el último kilómetro. Que es quinto a estas alturas, bastante cerca del podio. Que tiene 19 añucos, colega, 19 añucos. El tío sigue siendo adolescente, 'teenager', si pillamos palabra en sentido estricto. Y ahí está. Para que tengan ustedes comparación... el 'teenager' más exitoso en esto de las bicis desde hace medio siglo es Giuseppe Saronni, y este no debutó en ninguna grande hasta los 20 años. Eduardo Chozas acabó la Vuelta con 19, pero en el puesto trigésimo sexto. Y Ponomar lleva un par de Giros terminados, aunque en anonimatos bien gordos. Nada que ver con Ayuso. Declaraciones suaves, como si refrenara caballos. Cierta megalomanía corriendo. Aquel Girino, Jano, Les Praeres. Cuando lo más fácil es aguantar a rueda de los grandes (de los que tienen década y pico entre la élite) él ataca. Seguramente acabe reventando algún día. Seguramente. Qué importa. Es mejor eso que aguantar, aguantar y aguantar. Al menos a mí me lo parece.

Y eso, que tres etapitas clarificando, pero con fogonazos chicos. Y lo que hay, supongo... Eso sí, sidras y preñaos a patadas, oigan.

A veces lo más guapo del día está justo en mitad. Es cuando sales a tomar el café, te encuentras a uno, a otro, dos vermús, siete blancos servidos con frasca gélida, vamos a echar el mus, qué rico este orujo, venga, a La Caja, que nos trasegamos cuatro copas. Mi amigo Mario (le recordarán de Brenes) lo llamaba "la liada del chándal"...

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