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Tour de Francia: Hugo gana, Pogacar ataca, Vingegaard aguanta... y el resto miran
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La montaña que vendrá

Tour de Francia: Hugo gana, Pogacar ataca, Vingegaard aguanta... y el resto miran

El ciclista canadiense se llevó una emocionante victoria de etapa, dedicándosela a su hermano fallecido. Por arriba, Pogacar lo intentó sin éxito ante el control de Vingegaard

Foto: Vingegaard y Pogacar, el Tour es cosa de dos. (EFE/EPA/Guillaume Horcajuelo)
Vingegaard y Pogacar, el Tour es cosa de dos. (EFE/EPA/Guillaume Horcajuelo)

Los Pirineos.

La segunda cordillera del Tour. A ver, lo de segunda es meramente ordinal en esta Grande Boucle, que nadie se me ofenda, que los muchachos montunos son gente de hostia fácil. Pero eso, segunda cordillera. Segunda, al menos, de alta montaña. Que no les engañen con gaitucas de Vosgos y Juras y cosas así, porque no. El Tour, amigos, son Alpes y Pirineos, si de grandes cols hablamos. Que en los otros sitios lo mismo te gana un Dylan Teuns o un Rigoberto Uran...

Así que tres etapas. Intensidad creciente, que no suele ser idea lustrosa a la hora de componer sinfonías buenas. Pero tampoco vamos a quejarnos hoy, que ya bastante lo hicimos en su momento. Así que tiramos con lo que es. Día no-muy-duro-con-murito-sin-final-en-alto, día-duro-con-final-en-alto y día-en-puerto-que-provoca-escalofríos-y-recuerdos-regulares.

Hoy tocaba lo primero camino de Foix. Tierra de cátaros. También de Condes. Los de Foix fueron tipos de lo más importante durante la Edad Media, pero jugaron cartas de forma rarita y les comió toda la tartuca de queso su primo, el de Navarra, el de París y la misa, y la pronunciación así, como de no muy listo. Pero bueno, que no hablamos de historia (de historia, estábamos hablando de historia, malandrines), sino de bicis. Dos puertos, final abajo. Con su tema.

Foto: Houle celebra su victoria de etapa. (REUTERS/Christian Hartmann)

El primero es Port de Lers. En Port de Lers metió un meneo considerable Marco Pantani allá por 1995. Que estremece hasta ponerlo negro sobre blanco. Marco Pantani, año 1995. Si les sirve de algo... Vingegaard y Pogačar casi igualan su récord de Mende el otro día, así que... Aquella etapa acabó ganándola, en Guzet Neige. Son los Pirineos más orientales, con su calor bochornoso (igual que mis fotos andando en bici), sus carreteras que agarran y su paisaje a medio camino entre el Mediterráneo “Murcia qué hermosa eres” y la montaña tierra de muflones.

Y luego tocaba Péguère, que es una cosa de esas modernas, con sus kilómetros suaves y su final loquísimo, como poner La Braguía y luego tres Huys seguidos. Uy, qué cosa exigente, qué cosa horrible. Nunca ha decidido mucho asunto, pero es que tampoco andaban los Tours últimamente como este de 2022, porque la leña no se hace sola, la leña hay que hacerla, y Pogačar parece un auténtico aizkolari. ¿Terreno? Pues haberlo haylo. Que luego pase lo que pase, pero haberlo haylo.
(Cómo somos los de las bicis, tú, que no nos quiten nuestras esperanzas).

placeholder Houle, emocionado tras su victoria. (EFE/EPA/Guillaume Horcajuelo)
Houle, emocionado tras su victoria. (EFE/EPA/Guillaume Horcajuelo)

Porque además es que tenemos dónde asirnos. Que si a Jumbo se le caen peones, que si Pogačar nunca se rinde (aunque él directamente no tenía peones, y hoy se fue a casa Soler, enfermo, y McNulty está en la fuga, pero de parranda, y Hirschi anda buscando a su hermano gemelo, el que corrió esta prueba en 2020), que si Ineos puede jugar a lo táctico (cof, cof, guiño, guiño, venderíamos Northumbria a los normandos por un puesto en el pódium), que si Enric Mas ha prometido batalla (nah, en serio, ha prometido esperar a que otros peten... puro carisma). Vamos, que al asunto con moderada ilusión, tampoco nos pasemos.

Y... escapada gordísima, casi al salir. Están un montón de sospechosos habituales, está Wout van Aert (que tiene muchos colegas en el pelotón y busca ir acompañado en fugas y diretes, y menudo Tour, tío, el de Wout van Aert, van dieciséis etapas y ha sido prota en quince), hay buenos escaladores, escaladores medianos y gente que pasaba por allí. Ah, sumen ustedes un Movistar, pero bien pocuco, porque desde el coche le dicen que se descuelgue de una escaramuza, que estamos preparando Mourenx 69 con Enric Mas, y todas esas cosas. En fin, difícil de comprender. De Movistar se pueden decir muchas cosas malas (dirección errática, estilo que parece anquilosado), pero también alguna buena (en mi pueblo, por ejemplo, tienen una cobertura excelente). Esta es de las primeras, creo...

La ventaja es que vendrían otras más tarde, así que no nos regodeemos... (El que estaba por allí era Matteo Jorgenson, y duró hasta el último puerto. Cae bajando, pero ha mostrado piernas y mentalidad. Es bueno, muy bueno, también joven. De lo más salvable en la escuadra, que no todo van a ser hostias).

En Lers empiezan a pasar cosas. Detrás, digo. Delante Vlásov amenaza puestos bajos del top ten, esos puestos que usted y sus amigos repiten, años más tarde, jugando al quinito cultural... ¿Quién fue séptimo en el Tour de 2008? Ehhh... ¿Valverde? Jaja, Kirchen, bebes. En fin, ellos sabrán, que aprieta el descenso y cuando aprieta el descenso empieza a meter un tercer central cualquier entrenador del Cádiz o el Valladolid...

Foto: Roglic abandona el Tour de Francia. (EFE/Christian Hartman)

Y eso, en Lers hay movimientos. El primero... joder, de Movistar. Ataca Enric Mas, solo que lo hace con Verona y Mühlberger, para no sentirse solo y poder charlar con alguien, qué tal tus hijos, pues nada, el mayor ya tiene instagram. Es un ataque loable (los ataques siempre lo son, salvo cuando vienen de ejércitos), pero se le pueden buscar dos o tres pegas. Nada... detallitos. Que llega cien kilómetros tarde, porque debió ser cuando lo de Vlásov. Que es justo antes de que toquen sinfonías los gallos, así que pocas esperanzas de éxito. No tuvo ni tele. En fin. Veremos si Mas toma buena nota y sigue intentándolo, que quedan dos días propicios...

(Claro que el tema de las bajadas lo lastra a montones, porque es una tragedia cada descenso que hace).

La carretera es como es, el puerto tiene dureza (aunque no dureza loquísima), y... ataca Pogačar. Una vez, luego otra. Sucede que cuando ataca Pogačar, al menos este año, Vingegaard se le agarra a rueda. Sin aparente esfuerzo, incluso, podríamos decir. Sumen que sigue teniendo a van Aert por delante (eso es jugar con red), sumen que Sepp Kuss está haciendo trabajo efectivo (a mí esto me alucina aún más que lo de Wout), sumen que los compañeros de Tadej se reducen a un Majka sabrosón, y...

Vamos, que tablas. Incluso hizo prueba bajando, también sin resultado aparente. Pero ojo, que meter tensión, siempre es bueno en este bendito deporte, porque vas minando fuerzas (cuidado, ajenas y propias), porque creas un estado de incertidumbre del que solo pueden salir tardes inesperadas. Si el control no te funciona... provoca descontrol. Quedan dos días de montaña. A ver.

placeholder Tablas entre los aspirantes. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)
Tablas entre los aspirantes. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

Porque en Péguère... bueno, en Péguère directamente ni lo intentó Pogačar. Andaba por allí su único gregario (lo de McNulty hoy han sido las risas), y el polaco rompe la cadena, y casi tira a todos, y mira que pasan cosas raras en el ciclismo pro, colegas, mira que pasan cosas raras en el ciclismo pro. Pero nada, que pax, que Pogačar ni siquiera prueba, que tira de todos Sepp Kuss, que, miren, idea loquísima, igual hasta estaba Vingegaard hoy para haber rematado el asunto, porque el lenguaje corporal (ese que nos dice cuándo nuestro amigo está a punto de bajarse de la bici, vomitar en cuneta y pronunciar frasecillas contra fiestas y parrandas) es de ir mucho mejor que el otro, y tenía el equipo bien estructurado, y, y, y... No lo necesita (aparentemente), pero igual podría haberlo necesitado, allá por el lunes parisino.

Ah, gana Hugo Houle. Parecía que Jorgenson (con Woods, que siempre resulta peligroso) lo tenía a tiro, pero pasó el tema ese de la caída. Enhorabuena a Houle, que tuvo su momento emotivo en meta. Entre los buenos hubo damnificados, no vayan a creerse. Bardet, por ejemplo, que dice adiós al pódium. Y Yates, que dice adiós a aquello que estuviese aspirando, vete tú a saber lo que es. Gaudu salva por los pelos, como lleva salvando por los pelos muchas jornadas, y tiene mala pinta, eso, porque normalmente se acaba uno quebrando. No apuesten mucho por él. A día de hoy el tercer cajón en los Elíseos parece que se lo van a jugar... redoble de tambor, tomen aire... Geraint Thomas y Nairo Quintana. Como lo oyen. Méritos propios, ¿eh?, pero sorprende.

El Tour sigue. Hay uno que parece superior, hay otro que mete nervios a cada ratito. Igual funciona, igual le acaba perjudicando. Quedan dos días de montaña y está todo abierto...

Ustedes que lo vean bien.

Los Pirineos.

Enric Mas
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