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De "obrerita deportiva" a pionera: Faustina Valladolid, la ciclista que solo perdió una carrera
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Un récord asombroso

De "obrerita deportiva" a pionera: Faustina Valladolid, la ciclista que solo perdió una carrera

Fue la campeona del primer torneo de Castilla en un mundo donde no se entendía a la mujer en el deporte. Manifestó interés en competir contra hombres y solo Angelita Torres le ganó

Foto: Faustina, en imagen de archivo. (Ayuntamiento de Madrid/José Díaz Casariego)
Faustina, en imagen de archivo. (Ayuntamiento de Madrid/José Díaz Casariego)

Ahora es todo distinto.

Ahora ustedes saben quién es Annemiek Van Vleuten, y se emocionan con el octavo Mundial Cx de Marianne Vos, y les suenan Anna van der Breggen o Lizzy Deignan o Mavi García. Algunos programan el entrenamiento del domingo para llegar justo antes de que empiece la carrera de féminas, y sabe dónde corre esta holandesa jovencilla que tanto destaca, y calcula tiempos, se relame con las batallas locas que montan muchas veces. Si hasta hay pruebas que igualan premios, amigos. Vamos, que cada vez tenemos más ciclismo con corredoras en teles, periódicos y revistas especializadas.

Pero no siempre fue así.

Tampoco tenemos que irnos muy lejos (aunque nos iremos... total, el viaje sale por la misma pasta), porque hace dos décadas todo esto era campo, y mira qué flores más bonitas, y mejor estarías en el pódium dando besucos al ganador. Chico, claro. Vamos, que se avanza (vean ustedes el fútbol también), pero es que hay un montón de margen para mejorar, porque se venía de algo realmente abyecto...

placeholder Anna van der Breggen, en los Juegos Olímpicos. (Reuters/Tim de Waele)
Anna van der Breggen, en los Juegos Olímpicos. (Reuters/Tim de Waele)

Una foto en blanco y negro

Bueno, pues si era así en 2010, o en 1990... imaginen hace (casi) un siglo. Erial absoluto. El horror, el horror. Ya no es que faltasen corredoras, es que quien asomaba un poco la cabeza era reprimida con frasecillas clásicas (que omitiremos pudorosamente) y ridiculizada de todas las formas posibles. Más luego lo de la tradicionalidad, la familia y esas cosas, que también. Solo que alguna hubo. Pioneras. Y, entre ellas, ella. La primera de todas. Casi invicta. Eran otros tiempos, pero...

Esta es la historia de Faustina Valladolid.

Primero, una foto. Blanco y negro, o coloreada, la encuentran de las dos formas. Tres mujeres en primer plano, bajo unos árboles. Algunos hombres al fondo y al lado derecho, apenas rostros que se esbozan. Las chicas visten culotte corto (la más bajita ni eso, se notan tijeretazos a un pantalón que deshilacha recuerdos), las tres llevan maillot de color pardusco con banda en el centro. Dos color púrpura, azul la tercera. Esta, además, trae cruzada (del hombro derecho a la cadera izquierda) una cinta con tres colores. Rojo, amarillo, morado. Son Angelita Torres, Faustina Valladolid y Mercedes Moreno. En Madrid, el 11 de agosto de 1935. Una de las primeras carreras femeninas que se celebraron en España.

(Ya en los años 20 sabemos de pruebas por Córdoba, por Valencia, por Barcelona. Sucede que eran menos "oficiales", y lo mismo le pueden ustedes llamar competiciones que piques entre ciclistas. Para los 30 sí, cosas más serias).

placeholder Imagen de la ciclista. (EFE)
Imagen de la ciclista. (EFE)

Un reportaje en un semanario

Ahora me piropean.

Es todo naif, inocente, revestido con un aire de (¿falsa?) gazmoñería. El inicio, por ejemplo. Faustina se ennovia con Demetrio Acero, miembro de una saga bien conocida en el ciclismo de su época. Y, oiga, que me dejaba sola los domingos para irse con los amigotes a tragar kilómetros. Vamos, como cualquier cuarentón de hoy, solo que sin parar al café y sin subirlo más tarde a redes sociales, hashtag #nohaydolor, hashtag #vidasana, hashtag #cercademireto. Y eso, que empezó a salir con el mozuco. Y le gustó. Y cada vez más lejos. Primero, máquina prestada, una propia más tarde. Hasta 150 kilómetros se hacían, que es cosa digna de elogio, algunos triperos buenos de hoy no ven esas cifras ni de coña. Demetrio, realista, vio que ella caminaba más que él, así que daba consejos, ayudaba a arreglar la cicla, incluso se la dejaba bien cuca, que para eso tenía un taller de pintura de bicis en la calle Juan José Morato. Pareja bien avenida, oigan.

Así que... ¿por qué no competir, Faustina, que ruedas bien? Pues mira, porque no hay pruebas, colega, que te lo tengo que explicar todo. Pero de no haber... no hay. Ni una. Vamos, que estamos (casi) vírgenes en el calendario competitivo del ciclismo español, sección féminas.

placeholder Elizabeth Deignan. (Reuters/Stuart Franklin)
Elizabeth Deignan. (Reuters/Stuart Franklin)

Cada vez más chicas montaban en bici

Pero es época de cambios. La Segunda República, el voto femenino, todas esas cosas. Y cada vez hay más chicas andando en bici, señores. Así que... cuestión de tiempo. Y llega. Lo llaman Campeonato Femenino de Castilla (dada su excepcionalidad le podían haber puesto cualquier nombre, también les digo). Organizado por el Club Ciclista de Chamartín de la Rosa (luego hablamos de él). Sobre la carretera de El Pardo. Agosto del 35. Firma la crónica un tal R. M. G. A ver... cómo decirlo... se lo tomó solo relativamente en serio. Vamos, que rezumaba condescendencia, el buen hombre. Que si hemos sido los únicos seguidores. Que si algunos se transformaban en "cuidadores" espontáneos para ayudar a las señoritas después de arribar a meta. Que si duchas con cubos. Ese tono.

Miren, seamos sinceros... la épica brilla aquí por su ausencia. Prueba de 14 kilómetros en un circuito de dos (Faustina saca, eso sí, más de 30 kilómetros por hora de media, que con aquellas máquinas no era poca cosa), nueve participantes (estaban inscritas dieciocho, pero a alguna no les dejaron participar maridos, padres y parejas celosonas). Faustina Valladolid, Angelita Torres, Mercedes Moreno (el pódium), las hermanas Carmona (Carmen, Luisa y Esperanza), Carmen Piqueras, Angelita Cano y Ana Sánchez. A esta le decían Anita, pero es que teniendo nueve años se entiende, ¿no?... Salida con accidentes, caídas por culpa de los curiosos que invaden la carretera, primera vuelta que se hace neutralizada (como ahora cuando hay lluvia, miren). Faustina gana fácil, luego hay un sprint por el segundo puesto entre Torres y Moreno. Esta tercera se empotra contra un autobús que pasaba por allí y al que le importaba bastante poco todo aquel asunto. La ciclista no tiene heridas de gravedad, pero el público decide que, oye, incendiar el autobús es lo suyo, ¿no?, porque estas cosas hay que hacerlas en caliente. El chófer, aguafiestas, acelera. Jolgorio.

Faustina Valladolid es la primera campeona de Castilla. "Más adelante correré contra hombres, esto ha sido muy corto. A mí me gustan las distancias largas".

Unos meses antes, en junio, había ganado cierta prueba disputada en Alcalá de Henares. Sale en los papeles como "Desafío Match entre señoritas". Faustina es primera, Mercedes Moreno llega después. Ese mismo día la prensa informa de que al Maharajá de Patiala le han mangao el brillante "Nadir". En un cabaret, encima, que estas cosas son mucho de vergüenza. Poca problemática, porque era imitación, pero aun así...

placeholder Annemiek van Vleuten. (EFE/Ramon Van Flymen)
Annemiek van Vleuten. (EFE/Ramon Van Flymen)

Perdió una carrera en su vida

Ese tono.

Pero hablábamos de Valladolid. Y hablábamos en serio. Solo perdió una carrera en toda su vida, contra Angelita Torres. 22 kilómetros, por la zona de Canillejas y Barajas. 36 por hora de media sacó Torres, que entró 14 segunditos antes que ella. Nuestra protagonista había sido, además, fundadora del Club Ciclista Femenino As. Más tarde este se escinde (pasa en las mejores familias), y nacen el Club Ciclista de Chamartín de la Rosa, el Club Ciclista Ventas y el Velo Club Portillo. Faustina es rostro frecuente en periódicos y revistas. Por aquel entonces, antes de la Guerra Civil, España comenzaba a ser potencia deportiva. En hombres y, ojo, también en mujeres. Todo eso se lo lleva el franquismo, y la Sección Femenina, que ojea al "bello sexo" con mirada de madre y esposa...

Para abril de 1936 Faustina se convierte en lo segundo. ¿Regalo de bodas? Pues una salida conjunta con Demetrio. 100 kilómetros, tres horas y pico. Bien, para bajar el banquete. Ese mismo año está a punto de cumplir su sueño. Logra inscribirse en la VIII Vuelta a Madrid. Carrera. Masculina. Alfonsina Estrada, versión ibérica. Solo que no. La Unión Velocipédica Española le deniega licencia. ¿Razones? Bueno, en fin... que es usted una mujer, moza, ¿no se ha dado cuenta? "No hay derecho a esto, temen que una mujer les zumbe", fueron las diáfanas declaraciones de nuestra Faustina. "Esto hay que arreglarlo por las buenas o por las malas, yo soy tan corredor como cualquiera".

Sucede que la burocracia hacía seguidismo al rebaño. "Yo cuando paso por un pueblo meto la cabeza en el manillar y fuerzo los pedales para salir rápido otra vez a la carretera abierta. Si supiera usted las cosas que nos dicen", continuaba. Que a zurcir calceta. Que qué piernas más bonitas. Que si guarras. Que si en la cocina debíamos estar. Todo eso.

placeholder Marianne Vos. (EFE/Bas Czerwinski)
Marianne Vos. (EFE/Bas Czerwinski)

Tras la guerra, Valladolid siguió andando en bici, aunque la cosa ya no... Bueno, tuvo sus momentos. En 1945. Organizado por el Velo Club Portillo. Hasta cerró el Ayuntamiento de Madrid la carretera de El Retiro, oigan, por mayor comodidad. Cien kilómetros. Récord oficial femenino de la distancia en España. Recibió un diploma a cambio. Y, también, cierto recordatorio. Que el ciclismo está desaconsejado para mujeres, Faustina. Deja la bici, Faustina. No tienes edad ni sexo, Faustina.

Faustina Valladolid emigró con su familia a Buenos Aires. Año 1949, falleció allí en 2005.

El primer Campeonato de España de Ciclismo femenino no se celebró hasta el 5 de agosto de 1979. Entonces, en Zaragoza, ganó la cántabra Mercedes Ateca. Se daban 16 vueltas a un circuito, se escapó en la primera. Logró otros dos títulos. En 1980 y 1981.

Todo volvía a empezar.

Ahora es todo distinto.

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