Es noticia
Cuidado, Ordoño, que vienen los vikingos: Cort Nielsen tripite en Monforte de Lemos
  1. Deportes
  2. Ciclismo
Vuelta Ciclista a España

Cuidado, Ordoño, que vienen los vikingos: Cort Nielsen tripite en Monforte de Lemos

El danés Magnus Cort Nielsen (EF Education) se ha impuesto en la decimonovena etapa de la Vuelta, entre Tapia de Casariegos y Monforte de Lemos, en la que retuvo el maillot rojo de líder Primoz Roglic

Foto: Cort celebra la victoria. (EFE)
Cort celebra la victoria. (EFE)

Y tras la tempestad... calma. Solo que, puestos a manosear clichés, quien dijo eso no había rodado nunca por Galicia. Porque aquí calma... la justa. Regular. Calma chicha. Minutos calmados. Ritmo calmo. Vamos, que no. Que ni de coña.

Llega la Vuelta hasta Monforte de Lemos, porque el Camino está cerca de terminar, y ya empiezan a escucharse palabras en el dulce habla de Rosalía (de Castro, no la otra, que no entiendo nada de lo que dice con tanto autotune y tantas mierdas). Monforte es un sitio bastante chulo, con sus restos medievales, y modernos, y su torre defensiva completamente arruinada. Aquí anduvieron a hostias (pero a hostias bien gordas) con eso de la Irmandiña, así que yo no le tocaría mucho las narices a los campesinos del lugar, porque gastan malas pulgas. Tampoco se crean que es solo allí, porque banderizos y rebeliones subsiguientes se han visto por más lugares, pero aquello tiene un punto tan romántico que...

placeholder Michael Storer, líder de la montaña, durante la etapa. (EFE)
Michael Storer, líder de la montaña, durante la etapa. (EFE)



Digamos que no andan los ciclistas para folhas novas, ni para arrullares del regato, ni para vacucas rubias que pastan mirando tranquilamente la carrera. Por cierto, aquí las vacucas son más guapas que en otros sitios, porque Miss Lugo ha ganado once veces el premio a Miss Vaca Gallega. Once de trece, ojo, como Merckx entre 1968 y 1975 en las Grandes. Cosa seria. Merckx, digo. Y las vacas, las vacas majísimas. La actual Miss se llama Teixa, por si cae en su interés.

¿Pasividad en el Gamoniteiru?

Pero eso son elucubraciones, y los corredores no son mucho de elucubrar, salvo Guillaume Martin. Bueno, algún otro tiene blog, pero oiga... ni a la suela de las calas, ya me entienden. Y, en fin, que venimos de dos jornadas así como intensas. Por decirlo suave. Lo de los Lagos, y sus consecuencias. Lo del Gamoniteiru, que no vean ustedes cómo dolió, pese a que casi pitan “pasivo” los árbitros. Vamos, que igual hay pocas ganas, y no seré yo quién (hoy) se lo reproche a los protagonistas. Pero solo esta tarde, ¿eh?, no se me acostumbren.

Porque, además, el terreno se las trae. Solo tres puertos. Casi al principio, además. Tercera, segunda, segunda. Visto así pues acojona poco. Pero no hagan caso. Miren, miren mapa y altimetría. Ni un tramo recto, ni un metro llano. Terreno jodido, para decirlo de forma suave. ¿Descanso? Qué dice usted. ¿Escapada? Toda la pinta, sí. ¿Vuelcos en la general? Mejor esperemos, no vaya a ser que salga todo al revés. Insisto, era lo lógico, y camino de Monforte de Lemos poco reproche hay.

placeholder Momento de la 19ª etapa. (EFE)
Momento de la 19ª etapa. (EFE)



La gracia es que esta etapa se presta para varias opciones. Que si sprint, que si mira tú esa escapaduca, que si prueba por acá, que si grupo reducido. Así que, en lo estratégico, tiene su punto.

Digamos que el desenlace se empieza a ver desde lejos... desde muy lejos. Porque hay un montón de tíos que saltan (lo que era previsible) y Jakobsen espatarra sus enormes espaldas en las primeras cuestecitas (lo que también era previsible). Así, disfrazado de Bert Ossterbosch, se tiró penando hasta Monforte de Lemos, solo que allí no esperaba ningún mocetón navarro para recoger el amarillo. En fin, nada que ustedes no sepan, porque son súper fans de la Vuelta 1985. Eso, el hundimiento de Jakobsen, cambió panoramas y opciones, porque quitaba a su equipo del laburo (y mira que su equipo es uno que asusta en estas lides) y multiplicó, casi al instante, las opciones de los primeros.

Que hacen camino. Tenemos de todo, oigan, como en botica. Está Quinn Simmons, muy emocionado por llegar a la tierra de Manuel Fraga. O Bagioli, que libraba por lo de Jakobsen. Anthoy Roux (siempre hay un Roux en el pelotón profesional), Rui Oliveira, Andreas Kron. Y luego dos Education First, que no veas tú la Vuelta que se están cascando los Education First. Lawson Craddock (nombre de malo para cualquier peli de James Bond que se precie) y nuestro danés sabrosón preferido, ese Magnus Cort Nielsen recién fugado de “Abba. El Musical”, que parece dispuesto a cepillarse España entera en justo desagravio por lo de José Luis López Vázquez, las suecas y todo eso. Ah, por aquí, por Galicia, hubo unas vikingadas buenas allá en el Medievo, así que es zona donde se sienten a gustito los nórdicos...

Y eso, que lucha. Toma y daca. El pelotón que deja, el pelotón que empieza a perseguir, el pelotón que se preocupa, el pelotón apretando. Los de delante parecen una recua de adolescentes en la cena de fin de curso... que si qué majo eres, que si me caes de puta madre, que si juntos hasta el final, que si uno para todos. Estas persecuciones siempre tienen interés, y a veces encierran tanta intensidad, o más, como la mejor etapa de montaña, oigan. Que no les engañen los nombres... aquí hablamos de montar en bici.

Bike Exchange confía en Matthews


Y todo aparentemente controlado para el gran grupo. Un minutito a cuarenta de meta. Más aun, empiezan a atacarse entre ellos, lo que nunca suele ser buena señal. Del pelotón tira Bike Exchange, porque Bike Exchange tiene bastante confianza en Michael Matthews. Bike Exchange confía en Matthews tanto como usted en su colega aquella noche que le dijo que sí, joder, que la camarera te ha echado una sonrisa, hazme caso a mí, seguro. Tanto o más. Sucede que... bueno, quizá Bike Exchange no acaba de asumir realidades. No percepciones, no, sino realidades. En esta Vuelta los australianos han sido el caballero negro de Monty Python, para entendernos. ¿Esto? Nada, un rasguño, en guardia, vamos a luchar. O, si lo prefieren... que la fuga aumenta exponencialmente opciones.

Pero tienen que currárselo, ¿eh? Veinte a meta y medio minuto. Quince a meta y veinticuatro segundos. Diez, y han bajado otro poquito. Pero a partir de entonces... mantenido. Callejeo, algún repechón, que nadie lo tiene claro del todo. Vamos, los siete llegan, aunque parezca coña. Y, a partir de aquí, otro asunto. Cómo resolverlo, qué podemos plantear.

Foto: Magnus Cort Nielsen cruza la meta. (EFE)


Pues poca cosa, oigan. El matadero. No había tanta ventaja como para jugar al Risk, así que el asunto sigue idéntico hasta la línea. Y allí... pues Cort Nielsen. Ya les avisamos, que si Gudrød el vikingo, que si Ulf el gallego. Vamos, que tierra prometida para los normandos. Ordoños y Ramiros con el culito bien prieto, por decirlo de manera suave. Pero esa es otra historia. En la nuestra ha ganado Magnus Cort Nielsen, que al final va a crear tendencia, y todos se van a dejar bigotillo. A ver si es por eso, a ver si así puedo trincarme una etapita. Él ha tripitido, como el malote de su insti. Menudas semanucas por la Península, amigos. Ah, segundo fue Oliveira y tercero Simmons, que se queja amargamente, los hermanos Hickey no me han hecho bien el lanzamiento, el Hombre Cangrejo racaneó los relevos. Qué importa. Aplausos para Cort, quien ha retomado la senda del killer en esta Vuelta (y no lo decimos por sus pintillas, prometido).
Mañana... última batalla. No se lo vayan a perder.

Y tras la tempestad... calma. Solo que, puestos a manosear clichés, quien dijo eso no había rodado nunca por Galicia. Porque aquí calma... la justa. Regular. Calma chicha. Minutos calmados. Ritmo calmo. Vamos, que no. Que ni de coña.

El redactor recomienda