Es noticia
Konrad gana y el pelotón fuma: unos Pirineos poco pirenaicos
  1. Deportes
  2. Ciclismo
victoria en solitario del austríaco

Konrad gana y el pelotón fuma: unos Pirineos poco pirenaicos

El ciclista austríaco Patrick Konrad (Bora-Hansgrohe) se impone en solitario en la decimoséptima etapa con perfil montañoso del Tour de Francia

Foto: El ciclista austríaco Patrick Konrad celebra el triunfo de etapa. (Efe)
El ciclista austríaco Patrick Konrad celebra el triunfo de etapa. (Efe)

A veces la montaña es menos montañosa, y a los Pirineos se les pone caruca de Sistema Central, que solo falta por allí un Alto de El León y un Jesús Gil haciendo urbanizaciones con piezas del tente (¿recuerdan el tente?). Entonces ustedes se ponen todo ufanos a ver una etapa de las gordas, con sus puertos, y su mito, y sus espacios sagrados, y acaban metiéndose entre pecho y espalda menú de comida rápida, que puede estar rico, pero no es lo mismo, porque dentro de unos años no va a recordarlo, a no ser que la hamburguesa estuviese así, como enmohecida, que entonces sí, se acuerda un montón. Ya me entienden.

Y eso pasó hoy, que el asunto no daba para más. A ver, son rutas con historia, pero a lo mejor no la historia que están ustedes pensando, porque allí había un montón de banderas languedocianas (qué chulas que son, y qué gentilicio más eufónico, amigos) pero pocas gestas que contar en Port y Core. La tragedia de Aspet seguramente ya se la saben, así que permítannos pasar sin detenernos en ella, que ya muchos la han repetido de todas las formas posibles esto días...

Foto: Miguel Indurain lo cambió todo. (Imagen de archivo)

Digamos que lo de hoy a modo de pórtico pirenaico luce bien. El problema es que para pórtico pirenaico ya tuvimos Andorra, y allí había más desnivel, y puertos altísimos, y eso siempre da opciones de ver cosas. Esta tarde nada por encima de los 1.395 metros (que es casi la altitud de Lunada, qué subida más chula, pásense a verla), y encadenado regular, porque los valles pirenaicos son así, como muy de Pirineos, y subes y bajas un montón de kilómetros a poca pendiente hasta que llegas donde la carretera se vuelve loca, y es terreno sencillo para estos corredores de hoy, y así no hay quien meta un bidonazo en condiciones, hostias ya. Que no digo yo que sea imposible, ojo, pero es difícil.

La batalla en la montaña

Con todo... interés. Hay otras carreras que no tienen jaune en París. La montaña, por ejemplo, luchada como desde hacía años. Luchada me refiero con tipos de nivel, no por mi padre, el carnicero de la esquina y el señor aquel que siempre está tomando tinto con casera en el bar. No, no... competición de la gorda, gente con nombres que resuenan a lo grande. Quintana, Woods, Poels, Mollema... hasta el invitado especial Wout van Aert, que tiene un aire a Alberto Leanizbarrutia con más pelo y mejor sonrisa, pero sube los puertos de una forma increíble. Desde aquí le bancamos fuertemente, porque ver al maillot de puntos rojos esprintando todo loco en París tiene su punto...

(Aclaramos... desde aquí se banca fuertemente a todos los citados en esta clasificación, porque su lid está siendo de lo mejorcito en esta Grande Boucle... aunque tampoco se involucrasen mucho camino de Saint-Gaudens).

Y bueno, eso... que también la victoria parcial, porque esto es el Tour y aquí se luce mucho en el pódium, con sus fotos y sus cosas. De los favoritos no esperábamos absolutamente nada, porque entre el “qué cansado estoy”, el “vaya ritmo llevamos” y un poco de “hay que reservar para estos días duros” pues al final prolongamos la jornada de asueto, no vaya a ser que se nos salga el hueso de la risa por un esforzarse alocado y no podamos exhibir ante el patrocinador nuestro lustroso séptimo en la general. Ay.

placeholder Konrad aprieta los dientes en el esfuerzo para lograr el éxito en la escapada. (Efe)
Konrad aprieta los dientes en el esfuerzo para lograr el éxito en la escapada. (Efe)

Así que... escapada desde lejos, dos carreras dentro de la carrera y fuegos artificiales (como mucho) subiendo Aspet, que tiene un final bastante duro (pero sin volvernos locos) y está “únicamente” a treinta kilómetros de meta. Lo sé, lo sé... no pinta precisamente a Pra-Loup 1975, pero qué quieren, yo estoy aquí y no puedo hacer nada más...

Solo que a veces se chafan las previsiones. De primeras... la fuga que no camina, que no abre hueco, que se mantiene siempre ahí, relativamente cerca. Bastante para llegar, pero se les va a exigir. O, dicho de otra forma, nada de ir guardando y mirándose caritas desde lejos.

Todo, principalmente, por Ineos. Los británicos llegaron al Tour como invitados a la fiesta eslovena (qué lejos queda todo, amigos, qué al norte se nos fue Bretaña), con opciones de agitar el asunto a la mínima. Cuatro líderes con (más o menos) galones. Carapaz, Thomas, Porte y Tao. Digamos que ninguno de ellos parecía estar para medirle bielas a Roglič o Pogačar, pero las acciones combinadas pueden deparar resultados sorpresa.

Los bofetones

El problema es que a Ineos se le fueron cayendo (metafórica o realmente) sus líderes uno tras otro. Y que solo aguantaba Carapaz, que abandonó Alpes con un par de bofetones. Y que, para qué engañarnos, tampoco es que el conjunto se haya puesto en plan guerra de guerrillas y veamos qué pasa. No. Al contrario, más bien. Ineos ha hecho lo mismo de siempre (trenecito en montaña, ir quemando vagones, que ataque el designado para eso) con peores resultados que nunca. No se rinden, pero media vuelta de tuerca a lo mejor les podría ir bien, ¿no?

Pero... no se rinden, decíamos. Subiendo Core (como lo que hace Cristiano Ronaldo) tomaron el mando del pelotón (eso es cosa del líder, pero oigan, qué sabré yo) y tracatrá para adelante. Una peli que ya tenemos vista. La única esperanza es que tenga final alternativo, como esas ediciones especiales que te sablean pasta cada navidad. Solo que no, aquí el padre de Luke sigue siendo Darth Vader y no Chewbacca. En fin, qué mundo. Ah, también llovió, que es otro factor adicional, porque siempre hay alguien que nota cambios (o que se queda congeladete, porque los profesionales no parecen tener esas prendas de abrigo tan caras que nos cuelan al mundillo cicloturista, y cada año se suspenden más carreras porque, joder, qué puto frío hace).

Foto: Luis Ocaña, en una imagen de archivo.

Curiosamente la ventaja de los escapados (un grupo pintoresco con maillots feos, muy feos, y el de campeón de Italia) subió cuando Ineos entró a tirar del pelotón, y de hecho hasta pasó luego Education First (en preparación para el ataque le-gen-da-rio de Urán), así que igual aquello no era un ritmo loquísimo, y nos estaban contando más de lo que querían, como usted aquella vez que no fue al fútbol porque había “conocido a una moza”. Ah, luego Education First paró, porque Rigo les gritó que joder, qué hacéis, que vamos segundos, segundos, que lo nuestro es defender, que inventen otros, defensa, uh, uh, defensa, uh, uh. Acotemos... la cosa terminó disparada, en torno al cuarto de hora, diez kilómetros de diferencia entre la fuga y los que van todos juntitos...

Así que... tranquilidad. Todo muy bonito, eso sí, porque tú a un cántabro le enseñas el verde, y las nubes, y esas hojas de árboles brillando por la lluvia recién caída y oye... toca la patata. Los puertos también, que son cosa muy de aquí (y de los Pirineos, en Pirineos también hay). Es lo bueno que tiene la bici, que al menos te queda el paisaje.

El ataque de Konrad

Subiendo Aspet... movimiento decisivo. Ataca Konrad, que es campeón de Austria y corre en Bora. Lleva piernas, porque ha destacado todo el Tour, y su equipo parece otro desde la retirada de Sagan. Es curioso lo de Sagan... parece más lastre que líder. Declive acelerado, falta de profesionalidad, la cabeza que tiene un mono con platillos dentro. Ese Sagan. Lo que fue (y cómo fue), y lo que pudo haber sido. Ya hasta hablamos de él en pasado sin pensarlo mucho...

Y dijimos... apuesta decidida. Hueco rápido, mantener. Por detrás contraatacan Gaudu (lo que es lógico, porque van cuesta arriba) y Colbrelli (lo que es ilógico, porque van cuesta arriba). Quedan treinta kilómetros y la cosa es persecución intensa, imposible tomarse un descanso. Total, para eso ya está el pelotón, que sube ocupando toda la carretera y a ritmo que podría mantener hasta un escritor especializado en ciclismo (es un decir, ¿eh?, aquí solo seguimos marchetas en los días de descanso).

Pero... a Konrad no hay quien lo coja, porque si parecía el más fuerte subiendo, en llano (que tampoco es tan llano, porque vaya terreno jodido les había preparado el Tour) también abre distancia. Así que brazos en alto, victoria merecida, Italia sigue solo con la Eurocopa, Gaudu no acaba de arreglarse el julio.

¿Los líderes? Bien, gracias. Hoy publicarán sin problemas sus datos del potenciómetro. Igual uno hasta entró en zona roja durante diez o quince segundos. Veremos mañana.

Veremos.

A veces la montaña es menos montañosa, y a los Pirineos se les pone caruca de Sistema Central, que solo falta por allí un Alto de El León y un Jesús Gil haciendo urbanizaciones con piezas del tente (¿recuerdan el tente?). Entonces ustedes se ponen todo ufanos a ver una etapa de las gordas, con sus puertos, y su mito, y sus espacios sagrados, y acaban metiéndose entre pecho y espalda menú de comida rápida, que puede estar rico, pero no es lo mismo, porque dentro de unos años no va a recordarlo, a no ser que la hamburguesa estuviese así, como enmohecida, que entonces sí, se acuerda un montón. Ya me entienden.

Tour de Francia Jesús Gil Cristiano Ronaldo
El redactor recomienda