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Una incógnita de 21 años: Remco Evenepoel en el Giro de Italia 2021
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El reto es enorme

Una incógnita de 21 años: Remco Evenepoel en el Giro de Italia 2021

El ciclista belga buscará dar la campanada en tierras transalpinas. El joven trata de relanzar su carrera después del grave accidente que sufrió hace nueve meses en Lombardía

Foto: Remco Evenepoel celebra una victoria en Polonia. (EFE)
Remco Evenepoel celebra una victoria en Polonia. (EFE)

A veces es en los límites que imponemos desde fuera donde está la tabla de medir grandes campeones. Esas cosas que todos consideran imposibles. Las que, en un contexto lógico, ni siquiera nos plantearíamos preguntar. Con ellos nos llevan a debates estériles, sonrisillas de superioridad, el “yo digo esto, pero...” o “vete tú a saber”. Todo. No es fácil, claro. Poner límites. No. Pero... en fin. Juguemos. Porque eso pasa, eso va a pasar, con Remco Evenepoel y el Giro de Italia 2021. Les pongo un poco en historia. Ustedes llevan escuchando hablar de Remco Evenepoel desde que el mozuco era adolescente. Solo que de eso no hace tanto, porque el chaval nació en enero del 2000, y si el amable lector piensa lo que estaba haciendo allá por enero del 2000 (pero siendo sincero consigo mismo, ¿eh?, nada de “estudiando, haciendo deporte y cuidando las horas de sueño”) pues el asunto nos sale como para deprimirnos. En fin.

placeholder Remco Evenepoel celebra el triunfo en Polonia. (EFE)
Remco Evenepoel celebra el triunfo en Polonia. (EFE)

Les decía que de Remco se murmura en esto de las bicis desde hace veranos. Primero como curiosidad estadística. Noticia de relleno. El chico belga que dejó una prometedora carrera en el fútbol por el ciclismo. Ya ven, es que se vende solo el titular. Y eso que aun no había Superliga entonces, que en tal caso vaya usted a saber qué cifras estarían manejando los clubes grandes (esas señoronas de abrigo de piel y cara estirada que salen una vez al año para exhibirse en la colecta del domund) en retener al muchachuelo. Pero nada, que a las dos ruedas. Tiene aspecto de individualista, Remco, y un ego más alto que el campanario de Gante, así que le pega más un deporte donde haga y deshaga por sí mismo. (Aclaramos que lo del ego es, a estos niveles de exigencia, halago más que crítica. Todos los grandes de la historia han tenido egos inmensos, motor ineludible para los éxitos inesperados).

Se ha ganado a pulso su ascenso

Luego empezó a ganar el tipo, y dejó de ser solo pintoresquismo estadístico. A ver, ganar, ganar... digamos que arrasaba. Con todo y con todos. Patadita decisiva allí donde compite, incluyendo auténticas masacres. Lo que hizo en los Europeos júnior, por ejemplo, que fue algo como para poner Mayhem de banda sonora. Que vale, eran “Europeos” y “júniors” pero es que cada cual corre con su edad. Vamos, estrella antes de debutar entre los grandes. Lo hizo con diecinueve años, tiempo para calimochos y calabazas más que exhibiciones pro. Y, a la primera, aldabonazo. En Donosti (Donosti está muy bien si tienes diecinueve añitos, aunque sale algo caro). Klasika de San Sebastián. Se descuelga, enlaza, sube bidones, tira para adelante, por probar que no quede, ritmillo asesino y solo en el Boulevard. Victoria de nivel para un tipo que no había cumplido los veinte. Suponemos que nadie le pidió el carnet para entrar en las discotecas esa noche, porque menudo bochorno.

Para 2021 se puso la cosa agridulce. Qué les vamos a contar que no sepan, ¿verdad? Añito raro, por decirlo de forma suave. También con Evenepoel. Altibajos. Sobre la carretera, un ciclón. Ganó todas las rondas por etapas que contaron con su presencia. San Juan, Algarve, Burgos, Polonia. A ver, tampoco es cosa como para hacerte biografías, pero sí da buena impresión de cara al futuro. Mostró, además, rasgos muy marcados. Pedalada incontenible en terrenos de sube y baja, gusto por el ataque de lejos (el chaval parece que si llega al sprint con Beloki, Escartín y Triki Beltrán acaba fuera del podio), dominio de la crono, a ritmo en montaña. También toques megalómanos que combinaron lo bueno (ataque en Picón Blanco sin necesidad), lo sobrado (entró ese mismo día sacudiéndose caspa de los hombros) y lo negativo (en Neila arranca cuando tiene un compañero cerquita). Defectos por pulir, que siempre es una cosa muy divertida.

placeholder El belga rompe a llorar tras ganar la carrera. (EFE)
El belga rompe a llorar tras ganar la carrera. (EFE)

Así que el tipo afrontaba la parte más importante del año ilógico con confianza. Quedaba lo mejor, oigan. Su debut en Monumentos (Lombardía), su debut en Grandes Vueltas (el Giro). Por el Lago de Como parecía tener opciones serias, visto lo visto. Y luego... tres semanas son muchas, pero oigan, que esa carrera se la acabaron jugando a los chinos Tao, Hindley y Wilco Kelderman. Así que...

Ficciones. Nunca llegó ni siquiera a salir. Subiendo Sormano perdió unos metritos con el grupo de cabeza. Nada, apenas suspiro, ni siquiera podríamos decir que lo descuelgan. Pasa que delante va Vincenzo Nibali, y Vincenzo Nibali sabe que las carreras no son juegos matemáticos, y que bajar es tan importante como ascender. Así que se puso a tensar. Y a tensar. Y a tensar. Evenepoel no parece demasiado hábil encima de la bici. Duda. Tiene problemas en grupo. Se cae. Pero su ambición es mayor. Intenta seguir a los de cabeza, toma mal aquella curva, choca contra el pretil de un puente. Lesiones muy serias, la cadera hecha cisco, temporada que termina justo cundo empieza lo mejor. Y a ver cómo recuperamos de esta, que no es poca cosa.

Foto: Evenepoel, tras imponerse en el Tour de Polonia. (Reuters)

Secretismo. El chaval adelanta plazos (los deportistas se matan por adelantar plazos, yo no sé cómo lo hacen), luego recae, luego está un tiempo sin tocar la bici. Debut pospuesto, pospuesto una vez más. Rueda en una concentración y la abandona, dicen que si se tira otras dos semanas sin pedales, luego vuelve. Apenas ningún comunicado oficial, pero fotos de vez en cuando en las redes, que es como funciona esta gente hoy en día. Y entonces su equipo, el Deceuninck, hace público calendario. Giro de Italia, Juegos Olímpicos, Vuelta a España, Mundial. Y nada más. Ya ven, como si lo hubiese redactado alguien que solo ve “El Chiringuito” y de ciclismo le suenan Perico Delgado y Anselmo Fuerte. Sinsentido. Entre medias, concentraciones. Muchas. En altitud, a nivel del mar, en la Fosa de las Marianas. Todas las del mundo. Pero... solo cuatro carreras.

Un calendario lleno de retos

Y, ahora, la duda. Solo plantearla nos debe hacer conscientes del potencial que tiene Evenepoel. Porque es, en pocas palabras, una quimera. Pero a ver quien es el listo apostando en contra. Por el “y si”. Por el “vaya usted a saber”. El Giro. ¿Qué podrá hacer en el Giro? De primeras, planteemos la cuestión. Bastante complicado ganar la primera Gran Vuelta en la que participas. A mí me salen Anquetil, Hinault y... Vamos, tiro de memoria (no la tengo tan buena, si fuera así yo sería notario y estaría forrado, ojo), pero es que... nada. Bueno, sí, los pioneros. Garin, y Luigi Ganna, alguno más habrá. Pero claro, es que esos no cuentan casi. Parece jodido el asunto, ¿eh? Ni Merckx, oigan. Ni Merckx.

Foto: Cochise Rodríguez en una imagen de archivo.

Y, aun con todo, hay cosas más difíciles aun. Lo de ir a una Gran Vuelta sin competir antes. En plan comando, totalmente virgen. Locura. De esto sí que no me viene ningún ejemplo a la cabeza. Lo más parecido fue Marco Pantani en el año 2000 (y de Marco Pantani en los años noventa hablamos lo justo), que enlazó sanciones, recaídas, falta de ganas, noches farloperas y un cierto arreón final para plantarse en la salida tras once meses sin pisar un pelotón pro. Que aquella edición partiese de la Piazza San Pietro no hizo sino ponerle azúcar al asunto, que para eso estamos en Italia (aunque, en tal caso, deberían ponerle un poco de esa ricotta que le meten a los cannoli... ay, los cannoli... prohibidísimos si quiere usted seguir a la grupeta el domingo).

En fin, que aquello era milagroso, y muchos bisbiseaban sobre si Pantani podría, sobre si Pantani no podría... Al fin y al cabo había dominado tan fácil el Giro 99... Y era tan bueno... Y tan divino... Y tan calvo... Desafío absoluto para cualquier preparación mínimamente seria que se hubiese demostrado válida en los cien años de antigüedad que tiene esto de las bicis. Cayó por su propio peso. A las primeras de cambio... descartado. Vale que acabó rodando con los mejores, y que hasta fue decisivo en el Izoard, pero... vigésimo octavo en la General. Eso sí entraba dentro de lo esperable...

placeholder Marco Pantani en una de sus últimas carreras. (EFE)
Marco Pantani en una de sus últimas carreras. (EFE)

Y ahora llega este mozuco, el Remco, y dos décadas más tarde pretende afrontar el mismo desafío. Que los antecedentes no son idénticos, ojo. Ni en lo bueno (Pantani era el mejor corredor del mundo a mayo de 1999), ni en lo malo (la preparación del romañolo pues fue como fue). Pero, aun con todo, parece complicado afirmar que tenga opción alguna. Siendo objetivos ni siquiera debería rondar victoria de etapa, porque en la crono, donde más opciones tiene, topará con Filippo Ganna, que es un auténtico ogro. Solo que...

Solo que también hay datos para el optimismo. Basados en la fe, la mayoría, pero qué quieren... el deporte profesional es un ejercicio de fe las más veces. Ese potencial que demostró el chico no hace tanto. Que el Giro se corra de una manera particular, con crescendo de dureza que podría favorecer a quien llega sin competición en las patas. Un poco menos exigente la Corsa Rosa este año, que tampoco le va mal. Las cronos. ¿Etapas quebradas? Pues deberían agradarle. Buen equipo. Almeida apoyando o liderando, que es bastante sólido. No sé, clavos ardiendo. Al final siempre se busca novedad entre novedades, y somos cada vez más impacientes. Vamos, que si Evenepoel abandona el Giro en el segundo día de descanso (escenario probable) muchos se estarían echando las manos a la cabeza y enterrando a un tipo que acaba de cumplir veintiuno.

Así que disfruten de la carrera. Y sigan a Remco con el rabillo del ojo. Por si acaso. No vaya a ser que.

Oigan, sería algo histórico...

A veces es en los límites que imponemos desde fuera donde está la tabla de medir grandes campeones. Esas cosas que todos consideran imposibles. Las que, en un contexto lógico, ni siquiera nos plantearíamos preguntar. Con ellos nos llevan a debates estériles, sonrisillas de superioridad, el “yo digo esto, pero...” o “vete tú a saber”. Todo. No es fácil, claro. Poner límites. No. Pero... en fin. Juguemos. Porque eso pasa, eso va a pasar, con Remco Evenepoel y el Giro de Italia 2021. Les pongo un poco en historia. Ustedes llevan escuchando hablar de Remco Evenepoel desde que el mozuco era adolescente. Solo que de eso no hace tanto, porque el chaval nació en enero del 2000, y si el amable lector piensa lo que estaba haciendo allá por enero del 2000 (pero siendo sincero consigo mismo, ¿eh?, nada de “estudiando, haciendo deporte y cuidando las horas de sueño”) pues el asunto nos sale como para deprimirnos. En fin.

Remco Evenepoel