Carapaz sale vestido de rojo de la batalla del Angliru en plena crisis de Roglic
El esloveno perdió el liderato de la general tras un ataque decisivo de su rival en los kilómetros finales. Actuación estelar de Enric Mas, que acarició una victoria de etapa que fue para Carthy
La prueba reina de La Vuelta a España se antojaba descafeinada, con apenas algún que otro aficionado en los kilómetros finales de la subida. Pero l’Angliru no entiende de tranquilidad. “No lo conozco, nunca lo he subido, pero lo conozco por videos. Sé que es súper, súper duro”, afirmó en el día previo Primoz Roglic, maillot rojo y gran aspirante para llevarse la carrera. Lo acabó por conocer, su dureza, su épica. Los corredores llegaron ya exhaustos a la Cueña les Cabres, que llegaba a un desnivel del 23%. “Creo que en toda mi carrera no he subido a un puerto tan empinado, lo que he visto impresiona, va a ser muy exigente”, insistió el de Jumbo. No se equivocaba.
Roglic descubrió l’Angliru de la peor manera posible: cediendo el maillot rojo y dando grandes oportunidades de cara a La Vuelta a Carapaz. El de Ineos completó una magnífica jornada en la que parecía que se despedía de sus opciones a ratos, protegiendo sus piernas y pulmones para un ataque definitivo con vistas a Gijón. El ecuatoriano salió del Angliru vestido de rojo, ganando algo de tiempo para la contrarreloj del próximo martes, especialidad de Roglic. El esloveno salvó la crisis, con solo 10 segundos perdidos que pudieron ser muchos más.
El británico Hugh Carthy se llevó la victoria de la etapa, llevándose los kilómetros finales con aparente facilidad frente a Carapaz y un sobresaliente Enric Mas. No solo consiguió la etapa, sino que tendrá a tiro el podio. Con este resultado es tercero en la general. Una pena para el español, pero que deja gran sabor de boca por su desempeño en el equipo Movistar.
Chris Froome tiró de galones con una escapada de honor, intentando demostrar el británico que todavía le queda gasolina en las piernas, justo al inicio de la verdadera batalla. Su presencia en La Vuelta se presuponía casi simbólica, pero hoy volvió a ser protagonista aunque fuera por unos minutos. Ineos trató de golpear la carrera, pero los gregarios de Jumbo Visma defendieron sin mayor problema, protegiendo a Roglic y dejando con pocas opciones a Richard Carapaz. El ecuatoriano sabía que hoy era el día de reventar la carrera, un puerto de durísimas condiciones, las más complicadas de toda La Vuelta, para sobrepasar al favorito.
🏁 -1,5km | Etapa 12 - Stage 12 | #LaVuelta20
— La Vuelta (@lavuelta) November 1, 2020
🇪🇨 @RichardCarapazM alcanza cabeza de carrera con Hugh Carthy 🔥
🇬🇧 Carhty and Carapaz reach the head of the race 🔥
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A falta de cinco kilómetros, Jumbo Visma aguantaba con tres corredores y dos nombre, Sepp Kuss y Vingegaard, como mejores defensores de Primoz, pero dejando atrás un extenso grupo de gregarios que se fueron sucumbiendo al serpenteo del Principado de Asturias. Enric Mas, a pesar del espectacular desgaste de la anteriores etapas, aguantó al pelotón escapado. Richard Carapaz cada vez se quedaba más atrás, despidiéndose de las opciones de título, pero con la incógnita de si se trataba de una estrategia arriesgada. Ese era precisamente el temor de Jumbo, que se cumpliría en los kilómetros finales.
Menos de 3.000 metros de pura subida y curvas estrechas distanciaban al pelotón de escapados de la meta. Enric Mas ejerció, una vez más, un ataque para marcharse varios metros. Solo Carthy y el líder podrían con cogerle. Roglic, muy pendiente de la rueda de Carapaz, optó por mantener las distancias. Excelente estratega, el esloveno tenía cierto margen y quiso poner a prueba a su gran rival, mientras Daniel Martin tampoco parecía ir cómodo en la subida. El irlandés casi se queda fuera en una de las escapadas, pero se rehizo como otras tantas veces, aun cediendo el podio de la general.
Todos de pie. Los mejores escaladores de la prueba yendo a apenas 6 kilómetros por ahora, sufriendo en cada pedaleo y demostrando que la dificultad de l’Angliru está fuera de todo lógica. El intento de Carapaz a dos kilómetros de meta puso nervioso a Roglic, que cedió a última hora la pasada edición del Tour de Francia y al que le pasaron los fantasmas por la cabeza. Adiós a su estrategia. 15 segundos le sacó a falta de un kilómetro de subida, ya que los últimos 500 metros eran de bajada. El ataque acabó por ser definitivo. El esloveno salvó los muebles cediendo, finalmente, diez segundos.
La prueba reina de La Vuelta a España se antojaba descafeinada, con apenas algún que otro aficionado en los kilómetros finales de la subida. Pero l’Angliru no entiende de tranquilidad. “No lo conozco, nunca lo he subido, pero lo conozco por videos. Sé que es súper, súper duro”, afirmó en el día previo Primoz Roglic, maillot rojo y gran aspirante para llevarse la carrera. Lo acabó por conocer, su dureza, su épica. Los corredores llegaron ya exhaustos a la Cueña les Cabres, que llegaba a un desnivel del 23%. “Creo que en toda mi carrera no he subido a un puerto tan empinado, lo que he visto impresiona, va a ser muy exigente”, insistió el de Jumbo. No se equivocaba.