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La nueva joya de Movistar: Íñigo Elosegui y el Tour que se le escapó a su abuelo
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Nieto de un gran ciclista

La nueva joya de Movistar: Íñigo Elosegui y el Tour que se le escapó a su abuelo

Campeón de España Sub23 en 2018, a Elosegui la pasión por el ciclismo le viene de lejos. Es el primer vasco desde la desaparición del Euskaltel que da el salto directamente al World Tour. Quiere mejorar a su pariente

Foto: Íñigo Elosegui, nuevo fichaje de Movistar para esta temporada. (Movistar Team)
Íñigo Elosegui, nuevo fichaje de Movistar para esta temporada. (Movistar Team)

Cuando José Antonio Momeñe -uno de los más destacados ciclistas españoles de los años 60- pereció en 2010, a su nieto, Íñigo Elosegui Momeñe, aún no le había picado el gusanillo de la bicicleta. Por aquel entonces su pasión era otra bien distinta: el fútbol. Sin embargo, la nueva joya del Movistar no tardaría en cambiar de deporte. Ese mismo año, tras dar la salida a una de las etapas de la Itzulia que arrancaba en su localidad natal (Zierbena) y homenajeaba a su abuelo, Elosegui decidió dejar la pelota y emprender el duro camino del ciclismo. Primero, con el maillot del Trapagaran - Autonervión hasta junior y, posteriormente, con los de la Fundación Euskadi y Lizarte en Sub23. En pleno franquismo, José Antonio era un ciclista duro, con perfil de escalador. A Íñigo, pese a ser más rodador y contrarrelojista, también le tira la montaña. Será cosa de familia. Tras tres temporadas en amateur, el vasco por fin da el salto al World Tour. Ya es profesional. Otro Momeñe en las carreteras.

La historia se repite, aunque con algunas variantes: mientras José Antonio se hizo ciclista pese a la oposición de su familia, que prefería que siguiera ayudando con el campo y el ganado, Íñigo lo tuvo más fácil. Sus padres siempre estuvieron de su parte y durante estos años, mientras buscaba resultados que le impulsaran, estudió Administración y Dirección de Empresas para salvaguardar su futuro. Un seguro por si las cosas no terminaban de funcionarle dando pedales. Ahora, tras su incorporación al conjunto de Eusebio Unzué, tiene el reto de asentarse entre la élite y, a largo plazo, quizá intentar mejorar los éxitos de su abuelo en el pelotón, que no son poca cosa.

Un 'Tourmalet' por delante

Porque el antaño corredor del mítico KAS -también de Fagor y y Werner- se adjudicó etapas en Giro, Vuelta y Dauphiné, además de un cuarto puesto en la general final del Tour de Francia de 1966. Una 'grande boucle' que podía haber ganado si no fuera porque su director en aquel entonces, Dalmacio Langarica, decidió priorizar la victoria por equipos a la suya individual. Lucien Aimar acabaría subiendo como primer clasificado en París, con Raymond Pulidor (abuelo de Mathieu Van der Poel, sensación del 2019) cerrando el podio. Un lunar en su historia. José Antonio también representó a España en los Juegos Olímpicos de Roma (1960), cerrando su participación con el 16º puesto en ruta y el octavo en la crono por equipos, y en el Mundial de 1967 que ganó Eddy Merckx. A Elosegui le queda todo un 'Tourmalet' por delante.

Eso sí, el primer paso ya lo ha dado. Íñigo ha sido estos pasados cursos uno de los corredores más destacados del país en inferiores y su salto a primera división era cuestión de tiempo. Fue campeón nacional Sub23 (2018) al imponerse en solitario en Culla (Castellón), en uno de los trazados más duros que se recuerdan, bajo un calor asfixiante. Movistar ya le seguía la pista entonces, pero a partir de ahí se empezó a fraguar todo. Una victoria balsámica que dio sentido a todo lo acontecido anteriormente, con enfermedades, caídas y un sinfín de actuaciones insatisfactorias durante los primeros meses del curso. La experiencia en el Giro amateur le cambió la mentalidad y con esas llegó a la provincia valenciana para empezar a destacarse. A partir de ahí, una y mil exhibiciones demostrando físico y una mentalidad disciplinada y férrea. Su inteligencia a la hora de leer las carreras, su principal virtud, también el trabajo colectivo. El broche de oro llegaría con la victoria en el Memorial Valenciaga, una de las carreras con más solera de nuestro país. Ningún corredor de Lizarte, el principal vivero de ciclistas españoles junto a Caja Rural y, ahora, la Fundación Contador, había conseguido alzar los brazos en esta prueba hasta que llegó él. Un 'hachazo' a lo Valverde, nuevo compañero, a falta de dos kilómetros para el final le bastó.

placeholder Elosegui, con el maillot de campeón de España Sub23, celebra una victoria este pasado curso. (Lizarte)
Elosegui, con el maillot de campeón de España Sub23, celebra una victoria este pasado curso. (Lizarte)

Su nuevo cometido

Esta última temporada, pese a saberse ya corredor de Movistar, no ha levantado el pie y ha primado el aprendizaje a las victorias. Tanto es así que apenas ha corrido en casa, casi todas las competiciones han transcurrido fuera. Con la Selección española ha acudido a la Copa de las Naciones (Gante- Wevelgem, Tour de Flandes, Tour del Porvenir, etc) y con Lizarte, al Tour de Bretagne y, de nuevo, al Giro, donde se ha demostrado preparado para superar puertos como el Mortirolo o Marmolada. Elosegui es un ciclista todoterreno, capaz de dar la campanada en cualquier campo. En 'la corsa' estuvo muy cerca de disputar un triunfo en la segunda etapa, pero a falta de 200 metros el pelotón dio caza a la fuga y liquidó sus aspiraciones. El español había sobrevivido a una jornada de cinco horas con vientro en contra. Es el primer ciclista vasco en dar el salto directamente al World Tour desde Sub23 tras la desaparición del Euskaltel - Euskadi (2014), según 'cycling visualizations'.

Su estreno en Movistar pasa por ser uno de los principales atractivos para los aficionados al ciclismo este curso. El tiempo de adaptación lo marcarán sus piernas y su cabeza. Si bien durante este 2020 no tendrá más obligación que observar y asimilar todo lo que pueda, es posible que el conjunto telefónico le haga debutar en alguna prueba del World Tour durante la temporada. Correr la Itzulia, uno de sus sueños. El otro: el Tour de Francia que un día proyectó a su abuelo. "Espero el cielo: ya veremos si llego hasta la luna o me quedo en las nubes", comentó Elosegui el pasado 7 de agosto, cuando firmó un contrato que ya tenía apalabrado con los telefónicos desde invierno. Dada su solidaridad en la carretera, los azulones desean convertirlo en uno de sus gregarios más importantes antes de darle mayor peso y responsabilidad.

Cuando José Antonio Momeñe -uno de los más destacados ciclistas españoles de los años 60- pereció en 2010, a su nieto, Íñigo Elosegui Momeñe, aún no le había picado el gusanillo de la bicicleta. Por aquel entonces su pasión era otra bien distinta: el fútbol. Sin embargo, la nueva joya del Movistar no tardaría en cambiar de deporte. Ese mismo año, tras dar la salida a una de las etapas de la Itzulia que arrancaba en su localidad natal (Zierbena) y homenajeaba a su abuelo, Elosegui decidió dejar la pelota y emprender el duro camino del ciclismo. Primero, con el maillot del Trapagaran - Autonervión hasta junior y, posteriormente, con los de la Fundación Euskadi y Lizarte en Sub23. En pleno franquismo, José Antonio era un ciclista duro, con perfil de escalador. A Íñigo, pese a ser más rodador y contrarrelojista, también le tira la montaña. Será cosa de familia. Tras tres temporadas en amateur, el vasco por fin da el salto al World Tour. Ya es profesional. Otro Momeñe en las carreteras.

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