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La 'victoria' de Mikel Landa que silencia a sus detractores y devuelve la sonrisa a Movistar
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El triunfo fue para Ilnur Zakarin

La 'victoria' de Mikel Landa que silencia a sus detractores y devuelve la sonrisa a Movistar

El vasco entró tercero en la meta de la exigente subida al Lago Serrú, pero recupera tiempo respecto a Roglic, que cedió junto al resto de favoritos. El vasco fue valiente. Polanc aguantó la maglia

Foto: Mikel Landa, en los últimos metros de la etapa del Lago Serrú. (EFE)
Mikel Landa, en los últimos metros de la etapa del Lago Serrú. (EFE)

Mikel Landa no ganó en el Lago Serrú, pero lo suyo sabe a victoria. El vasco volvió a ser el de 2015, cuando se descubrió al gran público aquí, en Italia, en el Giro. Aquella temporada se batió en duelo contra Fabio Aru y Alberto Contador, a la postre vencedor de aquella edición y que este viernes le animaba como un poseso desde la cabina de Eurosport. Cuatro años después, Landa tiene ahora nuevos rivales en su objetivo de conseguir la Corsa Rossa: Roglic y Nibali, principalmente, pero el espectáculo está servido. Con la demostración de este viernes, vuelve a entrar en las quinielas.

"Queda mucha guerra todavía", decía el jueves, y la primera batalla en la cumbre se la ha adjudicado a su favor. Ni uno solo de los favoritos le ha podido seguir cuanto el de Vitoria, bien acoplado a su bici, arrancó a 16km para el final. Valiente, atrevido. Primero se agarró a la rueda de Carretero y, posteriormente, de Andrey Amador, sus compañeros de equipo y, este último, sustituto de Alejandro Valverde. Mientras cocinaba a fuego lento su movimiento definitivo cedían Polanc, el líder, y también Simon Yates. Nibali y Roglic, el máximo aspirante, aguantaban un tanto exhaustos en el selecto grupo perseguidor, bien vigilados por Richard Carapaz. "He visto a los rivales más débiles, más accesibles y eso me ha motivado a intentarlo", comentó Landa.

A falta de siete kilómetros, el destrozo. Mikel lanzó el hachazo definitivo y entró en meta bajo un denso manto de nieve. No ganó, lo hizo Zakarin (Katusha), otro a tener en cuenta ya, pero lo suyo fue un alud: metió 1:35 a Roglic y al italiano, que entraron de la mano, y un mundo a Miguel Ángel López, que tuvo la desgracia de pinchar en el momento menos oportuno. La buena nueva para Movistar también afecta a Carapaz, que solo perdió 18 segundos respecto al vasco y se mantiene como otra baza importantísima para el equipo de cara a jornadas venideras. Polanc aguantó la maglia con honor, pero es cuestión de días. A Mikel aún le queda camino por recorrer, pues está a más de dos minutos y medio del esloveno, que es segundo en la general, pero este sábado tendrá una nueva oportunidad para apelar a la épica: "Los kilómetros y la altitud me han hecho llegar fundido, aunque estoy muy contento".

placeholder Landa, durante la pasada crono en la que perdió muchos minutos. (EFE)
Landa, durante la pasada crono en la que perdió muchos minutos. (EFE)

Un examen final

A sus 29 años, Landa, que no ha tenido suerte desde que fichara por el conjunto telefónico procedente del Sky en 2018, afronta la primera grande del año como un examen final, pues su futuro se dirime en cierta parte de lo que acontezca en el país transalpino. Así lo contó para El Confidencial su director, Chente García Acosta: "A partir de ahora todas las carreras que corra son como un mundial para él. Necesita volver al nivel que estuvo hace dos años. Le fichamos porque le veíamos con una mentalidad ganadora. Tendrá que apretar si quiere seguir con un buen contrato".

La temporada pasada, en su debut con el azul de Movistar, acabó “más quemado que nunca”, según sus propias palabras, y es que, tras caerse en un Tour de Francia donde acabó séptimo y mermado, volvió a morder el polvo en la Clásica de San Sebastián. Luego intentó volver a la Vuelta a España y al Mundial de Innsbruck, pero sin éxito. Este curso lo empezó de nuevo a contrapié, pues se fracturó la clavícula en la Challenge de Mallorca, lo que le obligó a pasar varias semanas con el brazo en cabestrillo, pero volvió para la época de clásicas y consiguió su primer triunfo en la Coppi e Bartali. Una excelente participación en la Lieja auguraba algo bueno, pero unas molestias en la uña del pie le descabalgaron de la Vuelta a Asturias, antesala a este Giro, y su alergia en las primeras etapas de la Corsa le devolvieron a la palestra, más tras perder una tremenda minutada en la última crono. Sin embargo, el jueves ya atacó en las duras rampas del Montoso y este viernes se ha destapado definitivamente.

Sigue lejos de la primera plaza, no tanto del podio, pero al nivel demostrado en el el Lago Serrú lo tiene más fácil. Pedaleó con fuerza y garra, como en sus mejores días, encima de la Canyon e hizo disfrutar a los aficionados. Mikel busca desatar la tormenta y poner patas arriba la carrera. Roglic, como ha vuelto a quedar en evidencia, no tiene equipo y tendrá que remar solo contra una legión de ciclistas deseosos de hincarle el diente. Para Movistar todo es posible.

Mikel Landa no ganó en el Lago Serrú, pero lo suyo sabe a victoria. El vasco volvió a ser el de 2015, cuando se descubrió al gran público aquí, en Italia, en el Giro. Aquella temporada se batió en duelo contra Fabio Aru y Alberto Contador, a la postre vencedor de aquella edición y que este viernes le animaba como un poseso desde la cabina de Eurosport. Cuatro años después, Landa tiene ahora nuevos rivales en su objetivo de conseguir la Corsa Rossa: Roglic y Nibali, principalmente, pero el espectáculo está servido. Con la demostración de este viernes, vuelve a entrar en las quinielas.

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