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"No tienen dinero". El lío de la Federación con Javier Mínguez, el seleccionador
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CUENTA CÓMO se trabó la táctica ganadora

"No tienen dinero". El lío de la Federación con Javier Mínguez, el seleccionador

Javier Mínguez, el seleccionador español, estuvo dos años trabajando gratis para la federación y ahora anuncia que si de verdad quieren que siga tendrán que demostrarlo con dinero

Foto: Alejandro Valverde y Javier Mínguez. (Foto: @Movistar)
Alejandro Valverde y Javier Mínguez. (Foto: @Movistar)

Ganó Valverde el Mundial, de forma brillante, siendo el mejor en un perfil duro, uno de los más bonitos que se recuerdan. Todo salió bien, la concentración, la táctica, el juego de equipo y, por descontado, el inmenso talento del de Movistar para culminar en la meta. Se vistió de arcoiris, se colgó la medalla del cuello. Todo perfecto, como si fuese un paraíso. Salvo que no, no lo es, o no del todo, porque este título es uno de los más grandes del deporte español este año, pero el podio de Innsbruck no quita los muchos problemas que el ciclismo -y su federación española- ha tenido en los últimos tiempos. Javier Mínguez, el seleccionador, está feliz y contento con lo conseguido, pero también aprovecha la ventana de oportunidad para alzar la voz. Nunca se ha callado y no tiene ya edad para empezar a hacerlo.

"Yo con López Cerrón [el presidente de la federación] no tengo ningún problema, el problema es suyo, que no tiene dinero", dice con retranca castellana. Lleva toda la tarde atendiendo medios y poniendo en relieve que no va a renovar si no llega una oferta digna. Cobra menos que el director técnico y que el seleccionador femenino, y eso que ahora al menos cobra, alrededor de 25.000 euros anuales. Antes ni siquiera eso.

Foto: Valverde celebra la victoria con sus compañeros. (Reuters) Opinión

"Me senté con él antes de que fuese presidente de la federación, tomamos un café y me dijo que me quería de seleccionador. Yo le dije '¿cuánto pagas?' y él me dijo que nada, que no había un duro, que primas. Yo veo que los demás cobran y yo no... y no me cuadra, porque 'el torero sale una vez al año' pero yo me llevo las cornadas", explica Mínguez, lenguaraz como pocos.

Pudiera parecer que con López Cerrón, por el roce del tiempo, la relación se ha erosionado. Pero no, no es eso. "Vivimos los dos en Valladolid y tenemos una relación personal inmejorable, pero eso es lo personal, no lo profesional, él heredó una deuda de millones de euros y lo está pagando, lo está padeciendo", explica. Sabe, por descontado, que hacer malabares con las cuentas no es cosa sencilla y que lo de las federaciones, en tiempos recientes, es película de terror. Pero eso no quita para que, ahora que vienen mejores dadas, reclame su reconocimiento.

Y no es que no haya sido flexible, todo lo contrario. Tras aquel primer café, López Cerrón ganó las elecciones, le llamó como había anunciado que haría y le dijo que fuese seleccionador. Le recordó que no había dinero para pagarle y Mínguez, a pesar de todo, aceptó. Y llega la pregunta ¿por qué? ¿fue un sacrificio por el deporte al que ha dado toda su vida? "Claro que me sacrifiqué, y te agradezco que me lo digas así, aunque eso me lo tienen que agradecer los demás, no tú", dice entre risas al periodista.

placeholder  El seleccionador Javier Mínguez.
El seleccionador Javier Mínguez.

No sigue si no hay oferta

Sus dos primeros años como seleccionador fueron gratuitos. Después ha cobrado, aunque por debajo del precio de mercado. Eso es lo que ahora pide cambiar y, si no lo logra, pues se va a casa. "Yo laboralmente en estas condiciones no continuo. Yo tengo mi forma de ser y no va a cambiar. Hasta aquí he llegado. Si se puede seguir, perfecto, si no encantado también. Si no sale, López Cerrón y yo seguiremos siendo amigos", cuenta.

El dinero es ahora algo capital, importante, pero es evidente que no siempre lo fue. De haber sido así, no hubiese aceptado en primer lugar. "Yo se lo digo a los periodistas, el ciclismo lo llevo en la sangre, disfruto, para bien, y padezco, porque que he padecido te lo garantizo. Ahora, lo de padecer tiene que ser por algo", explica. Después desarrolla que es eso de llevarlo en la sangre: "A mí viajar, si es por ciclismo me gusta, si son viajes de vacaciones no. Cuando me junto con los mecánicos o los masajistas me transformo, porque es lo que a mí me da la vida, y si tengo que convencer a los ciclistas de algo que no creen, me sale de dentro. Yo no hago apuntes para una táctica, cuando veo el circuito digo ‘esto es así’, pero me sale del alma".

Puede sonar a rabieta todo esto, claro, o pensar que ha aprovechado el momento en el que todos miraban para su petición, pero él asegura que todo esto no es nuevo. "No tiene nada que ver el campeonato del mundo, esto es a nivel personal. Hay un momento en el que dije que no seguía, pero me convencieron entre tres personas, mi mujer; Fernando Quevedo, que es el padrino de mi hijo y que ha comido hoy conmigo y con Cerrón; y Arturo Reneses, de seguros Amaya, que me dijo de montar una correduría incluso en su momento, que es amigo personal. Me dijeron que siguiese, y si sale cara bien y si sale cruz me voy, tienes que tomar decisiones y tienes que apechugar. Si he seguido he seguido, pero para seguir necesito unas condiciones".

Están siendo días tumultuosos, de grandes emociones y discursos elevados. En la cena posterior a la carrera, con Valverde campeón y el equipo feliz, los corredores pidieron que continuasen. A gritos, que era una fiesta. "Eso fue una cena, cuando se ha ganado nadie dice que no, en la fiesta todo es otra cosa cosa, luego ya...", replica Mínguez, aunque luego reconoce que, esa petición, es importante. "Para el presidente, y para mí también, porque eso quiere decir que han trabajado bien y que están contentos, pero si tienes una idea genial siempre necesitas alguien que te la financie, creo que hay que buscar los medios adecuados el deporte de élite debe de estar protegido por las firmas", concluye.

placeholder Valverde en el podium. (EFE)
Valverde en el podium. (EFE)

El plan bien trazado

La pregunta es obvia, Cofidis, el patrocinador principal del equipo, ha tenido una exposición mediática mucho más importante gracias al título. Lo lógico es que en el contrato se contemplen primas por éxitos y que la siguiente negociación sea al alza, por aquello de llevar al campeón en el dossier de bondades. "Yo me muevo en lo deportivo, no en lo económico. Es lo que he hecho toda la vida, eso no es lo mismo", zanja Mínguez.

Detalles, sobre el dinero y el desarrollo de este exitoso campeonato. Los corredores, es bien sabido, se concentraron en Granada la semana previa a Innsbruck, un plan que ahora está justificado, porque se ha ganado, que es el objetivo. "Los años anteriores ni la hicimos ni se podía costear, el pasado ya llegamos en el último minuto. Si se puede hacer una concentración, se hacer", cuenta el seleccionador, que el próximo año cumplirá 70.

El plan exitoso lo cerró Mínguez en un hotel con el campeón. "Yo me fui a ver a Valverde, que se estaba preparando para la Vuelta a Suiza, la Dauphine, el Tour, y le planteé un plan, mano a mano con él, el viaje, la concentración y todo lo demás. Me dijo que le diese la mano, delante de Pascual Momparler [seleccionador sub-23] y su fisio. El plan se llevó a cabo, no con mucho placer ni nada, porque los corredores están cansados y la concentración y eso, pero así se hizo".

Foto: El podio del Mundial: el campeón, Valverde (c); el segundo clasificado, Bardet (i); y el tercero, Woods. (Reuters)

Y tal cual. "La clave es que gana Valverde, y el camino es una Vuelta a España buena, la concentración, la recuperación física y mental del equipo y una táctica que han bordado los otros siete y ha culminado Alejandro. Yo se lo decía durante la semana, que esto es como los toros, se puede hacer la mejor faena, pero si no clavas el estoque no te dan las orejas".

El 31 de diciembre, Javier Mínguez tiene previsto dejar su cargo. Para que eso cambie, como piden los ciclistas, ya se sabe lo que hay sobre la mesa. Lo que no se le puede achacar es que no es claro. El seleccionador no tiene problema para explicar lo que piensa.

Ganó Valverde el Mundial, de forma brillante, siendo el mejor en un perfil duro, uno de los más bonitos que se recuerdan. Todo salió bien, la concentración, la táctica, el juego de equipo y, por descontado, el inmenso talento del de Movistar para culminar en la meta. Se vistió de arcoiris, se colgó la medalla del cuello. Todo perfecto, como si fuese un paraíso. Salvo que no, no lo es, o no del todo, porque este título es uno de los más grandes del deporte español este año, pero el podio de Innsbruck no quita los muchos problemas que el ciclismo -y su federación española- ha tenido en los últimos tiempos. Javier Mínguez, el seleccionador, está feliz y contento con lo conseguido, pero también aprovecha la ventana de oportunidad para alzar la voz. Nunca se ha callado y no tiene ya edad para empezar a hacerlo.

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