Alejandro Valverde tenía prisa por volver a ganar después de su lesión de rodilla
El murciano se impuso al sprint a Fuglsang y Luisle Sánchez ganando así su primera etapa desde la caída sufrida el pasado año en el Tour de Francia y dejando claro que ha vuelto muy fuerte
A mediados de 2017, el ciclismo se quedó sin uno de sus principales activos durante un tiempo excesivo para lo que le ofrecía en cada carrera. Perder a Alejandro Valverde durante más de medio año supuso para este deporte renunciar de manera obligada al hombre que estaba sembrando el calendario con triunfos, con un espectáculo que sobrecogía a propios y extraños. Nadie imaginaba que se iba a echar tanto de menos a un señor mayor de 37 años, si total estaba enfocando ya sus últimos coletazos profesionales y en breve se marcharía a hacer exhibiciones. Aquel prólogo del Tour de Francia eliminó de un plumazo al mejor corredor del momento. Pero era eso, cuestión de tiempo, de paciencia, hasta que un buen día de febrero, Valverde volviera a levantar los brazos de la bicicleta mientras cruzaba antes que nadie una línea de meta.
No ocurrió la pasada semana en la Challenge de Mallorca porque las condiciones del recorrido establecido por la organización y el tiempo meteorológico no era el más propicio para disfrutar en plenitud de la carrera, pero una vez más solo había que esperar. Empieza a ser habitual que cuando muchos ciclistas de primer nivel están todavía bajando peso de los excesos del invierno, el 'Bala' ya esté disparando. Alejandro se ha especializado en correr durante casi ocho meses al año al máximo rendimiento posible y eso le hace comenzar en febrero a estar entre los mejores, compitiendo, ganando. Porque Valverde es mejor que la mayoría.
Y lo es pese a que se destrozara la rodilla en el Tour. Muchos otros, no ya ciclistas, sino simples personas, hubieran sufrido una recuperación larga y muy mesurada, sin el más mínimo exceso ni riesgo. Aquella caída de Valverde ocurrió a principios de julio, pero en septiembre, antes del Mundial de Bergen, estaba ya entrenando con sus compañeros, lo que hizo hasta creer plausible que Javier Mínguez le convocara, algo que, no obstante, se descartó rápidamente. Una cosa es que Valverde tenga una complexión física envidiable y otra que no sea un humano más. Siete meses de trabajo durísimo sin correr, sin presión externa, solo la que él se impuso a sí mismo para volver al menos igual de bien que se fue.
¡¡Primera muesca del revólver @alejanvalverde!!
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) 1 de febrero de 2018
Genial victoria del Bala en https://t.co/fLW7LTPBrj qué espectáculo qué bueno tenerte de vuelta #VueltaCV pic.twitter.com/tws6JBfQu6
En la segunda etapa de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, se marchó junto con Luis León Sánchez y Jakob Fuglsang en la subida al Garbí, puerto de primera a 30 kilómetros de meta y cuando encararon los últimos 150 metros, primero les tentó y luego les destruyó en un sprint en el que mostró que sus piernas están en un estado excepcional cuando apenas lleva una semana corriendo con exigencias. "Impresionante, súper contento, primera victoria después de mi lesión. Quiero dar las gracias al buen trabajo del equipo y al entendimiento que hemos tenido con Astana. Luisle es muy amigo mío, compañero de equipo, y su victoria también me hubiera gustado, pero tenía que luchar", decía en los micrófonos de 'Eurosport' nada más acabar la etapa.
"Entrenando me notaba muy bien, pero luego la competición es otra cosa. En Mallorca me quedé sorprendido de mi estado de forma, porque iba muy rápido, pero con mucha preocupación porque la carretera estaba muy mal. Aquí sabía que tenía opciones de victoria de etapa y no hemos querido esperar a más adelante, cuanto antes, mejor", afirmaba antes todavía de subir al podio y vestirse con el jersey amarillo que le acredita como líder de la clasificación general. "Siempre está muy bien tener tiempo por delante, porque mañana hay equipos que creo que van a ser mejores que nosotros. Nosotros vamos a coger riesgos, pero sin pasarnos porque la contrarreloj es muy peligrosa. A ver si con el tiempo que he cogido y el que podamos coger mañana, el sábado podemos optar por la general".
Después de esa crono por equipos habrá una etapa de 184,2 kilómetros tremendamente dura, con siete puertos de montaña, dos de ellos de primera categoría, siendo la llegada en alto en uno de ellos, el Alto de las Canteras. No es un perfil muy de Valverde, pero cuando la primavera se acerca, el murciano se excita, da igual que casi aún debiera estar de rehabilitación. Lo que quiere es ganar, ya ha vuelto a hacerlo y no parará, si las caídas se lo permiten, hasta Innsbruck, hasta el Mundial, su gran objetivo del año, puede que de su vida...
A mediados de 2017, el ciclismo se quedó sin uno de sus principales activos durante un tiempo excesivo para lo que le ofrecía en cada carrera. Perder a Alejandro Valverde durante más de medio año supuso para este deporte renunciar de manera obligada al hombre que estaba sembrando el calendario con triunfos, con un espectáculo que sobrecogía a propios y extraños. Nadie imaginaba que se iba a echar tanto de menos a un señor mayor de 37 años, si total estaba enfocando ya sus últimos coletazos profesionales y en breve se marcharía a hacer exhibiciones. Aquel prólogo del Tour de Francia eliminó de un plumazo al mejor corredor del momento. Pero era eso, cuestión de tiempo, de paciencia, hasta que un buen día de febrero, Valverde volviera a levantar los brazos de la bicicleta mientras cruzaba antes que nadie una línea de meta.