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El Angliru, un escenario inigualable para que Contador vuelva a probar antes de irse
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última vez que inventará algo sobre la bici

El Angliru, un escenario inigualable para que Contador vuelva a probar antes de irse

No existe la duda de que lo volverá a probar, que se intentará escapar si las piernas le responden y si puede, probará a ganar la general, y si no, el podio... y si no, habrá disfrutado

Foto: Contador se despide de la alta montaña en el mejor lugar. (EFE)
Contador se despide de la alta montaña en el mejor lugar. (EFE)

Nadie puede llegar a comprender muy bien cómo es posible que Contador esté alcanzando los últimos días de su carrera deportiva en un estado de forma superior a lo que nos ha mostrado en los últimos dos o tres años. Ni él mismo se lo explica. "Este año, no sé si porque estoy tomando la Vuelta sin presión y a disfrutarlo, estoy terminando más fuerte que nunca", cree el de Pinto. Sí que es cierto que cuando ya todo te da exactamente igual, el ejercicio que siempre te costaba más puede que de repente te parezca lo más sencillo del mundo. La Vuelta más complicada, más dura en mucho tiempo, le está pareciendo al final un camino llano en el que divertirse paseando en su bici, retándose a sí mismo.

El penúltimo movimiento de Alberto Contador.

A la vertiginosa velocidad a la que se ha disputado esta Vuelta no nos damos cuenta de que el corredor del Trek va a competir por última vez este sábado. Lo del domingo en Madrid no será solo un homenaje previsiblemente a Froome, sino también el paseo de despedida al que es, por palmarés, el mejor ciclista español del siglo XXI. Y que de no ser por su desplome físico y moral en la tercera etapa, en el Principado de Andorra, quizás hoy Contador estaría peleando por ganar, que no estaría solo pasándoselo pipa sobre la bicicleta, como demuestra día sí y día también.

La Vuelta de Contador ha sido un perenne '¿y si...?'. ¿Y si no hubiera desfallecido ese día? ¿Y si alguno de sus ataques hubiera salido bien? ¿Y si en el Angliru suena la flauta y va dejando cadáveres a su paso hasta auparse a lo máximo, así como si fuera sin querer queriendo totalmente aposta? La respuesta queda en la Cueña de les Cabres, camino al Angliru, arriba del todo, desde donde se divisa con claridad el podio de Cibeles. "Es el puerto más duro que he subido en mi vida", dice Perico Delgado, que los ha subido todos y varias veces y ha elegido como el diablo de la montaña uno que escaló por primera vez siendo ya un aficionado más a los paseos ciclistas.

Pocos puertos han obtenido mayor relevancia histórica en la Vuelta en tan poco tiempo como el Angliru. Cómo no iba a suceder así, en realidad, si en su estreno ganó una figura mitológica del ciclismo español como el Chava Jiménez. Se unió todo aquel día, la niebla, las pendientes, las cuestas de cabras denominación de origen Asturias y un maravilloso corredor que se desintegró porque eligió el peor de los caminos hacia el final. No ha habido un Angliru que haya pasado con pena ni gloria en la Vuelta. Seis ascensiones y cuatro victorias españolas. Dos victorias acercaron a sus protagonistas a la victoria final, pues ganar en Asturias puede significar ganar en Madrid.

Le tocó en 2008 a Alberto. Un puerto de tal dureza y magnitud no podía quedar sin la huella de Contador. Le estaba disputando la Vuelta a Alejandro Valverde y Carlos Sastre. Éste se quedó a mitad de la subida y se antojaba una lucha a muerte entre Valverde y Contador. A falta de menos de cuatro para la cima, el madrileño rompió al murciano y se marchó en solitario hacia una victoria única en su carrera que le regaló el jersey oro de entonces. No hubo variación en el liderato de ahí hasta la capital y Alberto ganó su tercera grande, la segunda de aquel año tras el Giro. Era la confirmación del mito. Un ciclista ganaba de nuevo las tres cimas del ciclismo mundial.

"Hace unos días miré la previsión, daban lluvia y la lluvia me va bastante bien, aunque tiene el peligro añadido de las caídas que al fin y al cabo es para todos. Es una etapa bastante corta. Va a ser una locura. Puede pasar de todo", dijo Contador en Gijón, donde volvió a probar una vez más. Otra vez, no se cansa de intentarlo, de hacer, como dijo, lo que le da la gana, porque para eso ha venido y para eso le queda solo esta carrera para despedirse de verdad del ciclismo. Y no existe la duda de que lo volverá a probar, que se intentará escapar si las piernas le responden y si puede, probará a ganar la general, y si no, el podio... y si no, habrá disfrutado intentando una demencia por última vez.

Nadie puede llegar a comprender muy bien cómo es posible que Contador esté alcanzando los últimos días de su carrera deportiva en un estado de forma superior a lo que nos ha mostrado en los últimos dos o tres años. Ni él mismo se lo explica. "Este año, no sé si porque estoy tomando la Vuelta sin presión y a disfrutarlo, estoy terminando más fuerte que nunca", cree el de Pinto. Sí que es cierto que cuando ya todo te da exactamente igual, el ejercicio que siempre te costaba más puede que de repente te parezca lo más sencillo del mundo. La Vuelta más complicada, más dura en mucho tiempo, le está pareciendo al final un camino llano en el que divertirse paseando en su bici, retándose a sí mismo.

Alberto Contador
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