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A Alberto solo le queda hacer un Contador
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decepcionante etapa que le deja sin opciones

A Alberto solo le queda hacer un Contador

La Vuelta no ha hecho más que empezar y ya ha retirado al líder del Trek de cualquier tipo de disputa por la cabeza, por lo que sus objetivos ahora se reduce a la búsqueda incesante de la etapa

Foto: Contador tiene ahora la victoria parcial entre ceja y ceja. (EFE)
Contador tiene ahora la victoria parcial entre ceja y ceja. (EFE)

En el vagón de cola del pelotón van los ciclistas cuyo cometido nada desdeñable es la de ayudar a los mejores. No vamos a encontrar ahí a un candidato a una victoria general. Las únicas ocasiones en las que eso puede suceder se reducen a momentos puntuales en los que las fuerzas no acompañan y directamente renuncian a competir. Nadie imagina que eso pueda suceder nada más empezar. Si esta Vuelta a España cuenta con muchas estrellas, solo una está sobradamente capacitada para ganarla con holgura, el resto están ahí para añadirle cierto grado de emoción. De esa chispa que puede obtener el aficionado de esta ronda, una ya se ha apagado. Contador ya no cuenta.

Foto: Alberto Contador ha ganado dos Tour de Francia. (Imago)

Acaso Contador se ha retirado antes de tiempo. De la lucha por la general seguro. Nadie con un primer desfallecimiento tan acusado sería capaz de regresar de entre los muertos para triunfar en el mundo de los vivos, por mucho rey de la noche que pueda ser. Contador fue ese niño temeroso que al primer 'buh' de la casa del terror pide a gritos que le dejen salir, que lo lleven a los brazos de su madre, a la que anhela con exagerado ímpetu. Ni siquiera ha dado comienzo lo difícil, lo que Froome define como "durísimo" de esta Vuelta y ya ha perdido la fe, porque las fuerzas nunca estuvieron con él, desde hace meses, años quizás.

"Todo el día me costaba mucho ir y en la Rabassa con un compañero hemos decidido marcar un ritmo más tranquilo y esperar a que pasen los días", explicaba entre jadeos de cansancio y desilusión en la meta de la capital de Andorra. Peter Stetina le enseñaba en su rueda el camino de baldosas amarillas hacia la salvación o, al menos, hacia un lugar que no fuera el tanatorio y Contador le decía que no, que su cuerpo había decidido que no quería seguir andando sobre la bicicleta. Daba bandazos sobre el sillín, sufriendo para seguir a los perseguidores de los perseguidores de los perseguidores. El daño era ya irreparable. No había vuelta atrás a la historia y tenía que afrontar su última carrera sin opciones a ganarla.

placeholder Contador, en plena ascensión. (Trek-Segafredo)
Contador, en plena ascensión. (Trek-Segafredo)

Ahora, además de recuperarse, lo primero que quiere es "encontrar el motivo porqué estoy tan flojo y ver a consecuencia de qué he tenido un día tan malo para poder decidir", algo que no ha sabido si se puede atribuir a la falta de días de competición tras el Tour de Francia. "Hace tiempo que no me encontraba así", dijo. Probablemente no se encontraba así desde el pasado Tour, vamos, no hace tanto de eso para no acordarse. Ustedes se acuerdan, ¿no? Claro que sí. De esas veces que el pelotón se lanzaba a un puerto con el cuchillo entre los dientes y Contador se quedaba esperando a ver si arrancaba el motor de sus piernas, que no pasaban de tercera mientras los demás aceleraban ya en quinta o sexta velocidad.

¿Qué hizo Contador entonces? Lo que siempre ha hecho cuando no tiene opciones, incluso cuando aún huele el triunfo ahí cerca. Hacer un Contador. Atacar desde lejos en cualquier momento, romper una etapa, si puede ser una corta, mejor, con una aventura desesperada en busca de unos minutos de gloria que, últimamente, acaban en celebración ajena. Como en el Tour. Protagonizó la etapa más espectacular de todo el Tour junto a Mikel Landa apartándose del grupo de líderes y buscando una victoria que ninguno fue capaz de evitar que se llevara Warren Barguil (cualquiera lo evitaba, todo hay que decirlo, con el maravilloso estado de forma del campeón de la montaña).

Contador no se puede ir de la Vuelta sin un día de los suyos. No los ha registrado legalmente, pero eso ya es una marca propia. Contador dejó de ser un corredor ganador de grandes Vueltas después del Giro 2015, pero no perdió la espectacularidad. Nadie le puede negar eso. Se la juega, total, ya no tiene nada que perder. Deja unos minutos de ciclismo que emociona al aficionado y que justifica la admiración de la mitad de España (la otra mitad aún no le perdona el Tour de 2010). Tengan paciencia. Contador se ha retirado de la lucha por la general, pero sigue andando sobre la bicicleta. Aún puede ganar. Tengan paciencia y lo comprobarán.

En el vagón de cola del pelotón van los ciclistas cuyo cometido nada desdeñable es la de ayudar a los mejores. No vamos a encontrar ahí a un candidato a una victoria general. Las únicas ocasiones en las que eso puede suceder se reducen a momentos puntuales en los que las fuerzas no acompañan y directamente renuncian a competir. Nadie imagina que eso pueda suceder nada más empezar. Si esta Vuelta a España cuenta con muchas estrellas, solo una está sobradamente capacitada para ganarla con holgura, el resto están ahí para añadirle cierto grado de emoción. De esa chispa que puede obtener el aficionado de esta ronda, una ya se ha apagado. Contador ya no cuenta.

Alberto Contador