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"Sería egoísta por mi parte querer que el gregario Landa no obedeciera a Froome"
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"Sería egoísta por mi parte querer que el gregario Landa no obedeciera a Froome"

Landa es un corredor fundamental para Sky y está siendo determinante en la estrategia del equipo. Es el último gregario de Froome y me emociona cuando ejerce esta función

Foto: Mikel Landa, gregario de lujo para Chris Froome. (EFE)
Mikel Landa, gregario de lujo para Chris Froome. (EFE)

El Tour de Francia llega a su fin y me siento triste como espectador pero contento desde el punto de vista del corredor. Tres semanas dan para mucho, en ciclismo también. Puede pasar de todo; caídas, enfermedades, expulsiones, victorias, derrotas… y todo se vive en equipo, todo. Cada día convives con las mismas personas. Tus compañeros, tus auxiliares y el resto del pelotón. A mí me incomodaba mucho coincidir con equipos en el hotel. Nada en contra del resto de ciclistas, pero me apetecía desconectar. Terminaba la etapa y quería ver distintas personas, cambiar de registro. Por eso a veces vivía situaciones tan peculiares como la de bajar en el ascensor a cenar con el que hace unos minutos disputabas una posición en el gran grupo e incluso intercambiabas algún improperio. Y ante la situación tan incómoda solo se me ocurría coger las manos atrás, balancearme sobre las puntillas de mis pies y exclamar: “¡Pues vamos a cenar algo, parece que está refrescando!”.

Gestionar emociones dentro de un equipo es difícil, complicado. Siempre digo que los equipos que consiguen grandes éxitos no son aquellos que tienen mejor táctica o estrategia, algo que por supuesto es importante, sino aquellos que saben gestionar a las personas que lo componen. Creo en la visión global dentro del grupo, todos han de saber la función y la importancia de las tareas que desempeñan sus compañeros. Necesaria también es la comunicación previa al gran reto. En ocasiones, hay equipos que se presentan con ciclistas a una gran vuelta y algunos de ellos no se ven desde la concentración del mes de diciembre. ¿Cómo se va a trabajar de una manera ordenada si estas premisas no se dan? Sí, claro que se puede, pero no suele funcionar y si lo hace es un resultado a corto plazo.

Landa hace fácil lo difícil

Cuando fichas por un equipo, normalmente, te hacen saber qué esperan de ti, cuáles son los planes para la temporada. Si esto no ocurre, es obligación del ciclista saberlo, preguntarlo. Digo del ciclista, del deportista, porque a veces se peca de poner en manos del agente todo y que luego él te lo cuente. Seguro que todos habéis jugado alguna vez al teléfono roto… cómo cambia el mensaje en cuanto pasa por más de una persona. En los últimos días se ha hablado mucho de la relación Mikel Landa y el equipo Sky. Para mí, Landa es un ciclista con un talento tremendo, una clase pasmosa sobre su bici. Un ciclista que hace fácil lo difícil y tal vez esto a veces juegue en contra de él. Permanece su rostro impasible con el paso de los kilómetros mientras sus piernas giran como pistones de una locomotora.

Desde el primer momento, el Sky viaja al Tour con Froome como líder, basándose en los resultados de las anteriores ediciones. La confianza suele ir unida al resultado. Si hay resultados confías, de otra manera no confías o te cuesta más hacerlo. Nos gusta basarnos en casos de éxito, es lógico, es lo normal. Cada uno de los 8 corredores que acompañan al líder viajan en el avión con sus ideas claras, con su foco puesto en su trabajo. Knees y Rowe para el plano, acompañados de Kiryienka si es necesario. Henao, Nieve, Landa y Thomas para la montaña, los hombres que deben estar cerca del líder, cuidarle, mimarle. Y un campeón del mundo -Kwiatkowski, ganador este año de Milán San Remo- que asume su papel y se mueve como comodín por el pelotón. Tiro en el llano, tiro en la montaña, te doy mi rueda o subo un bidón de liquido.

Dos tipos de gregario

Es muy difícil saber que puedes, saber que tus piernas aceptan bajar otro piñón, que tu pulso va perfecto, que tus vatios son los adecuados, que tienes ganas de viajar hacia la meta a gran velocidad y mirar atrás, pararte, detenerte. El gregario es esa persona que acompaña y pone todo su esfuerzo para que el líder alcance el éxito, el equipo consiga su objetivo. Es complicado ser gregario, no todo el mundo vale. Tampoco todos sirven para ganar. Ganar o trabajar no se elige, no te dan un formulario al llegar al equipo y te preguntan qué quieres hacer. Para mí hay dos tipos de gregarios: los que lo son todo el año y los que lideran en ocasiones y en otras ejercen de hombres de equipo. Los primeros lo tienen asumido, no hay lugar a dudas, hablamos de función no de cómo desempeñen esta de bien. Pero para los otros, para los que saben que son capaces de ganar grandes carreras, de estar en lo más alto del podio no resulta tan fácil asumirlo o gestionarlo.

Landa es un corredor fundamental para Sky y está siendo determinante en la estrategia del equipo. Es el último gregario de Froome, el que llega más lejos en las etapas de montaña, el que está a su lado hasta el último momento. Es el ciclista que puedes enviar en una escapada y de esa manera hacer trabajar al resto de rivales. Pero en este caso, a mi entender, debe ser el pasajero de la locomotora, sus pistones no deben funcionar. Debe de meterse en las escapadas y actuar como un pasajero del AVE, que me lleven en tiempo a meta, a destino. Tal vez en algún momento esto le situé adelante, muy adelante en la general, pero solo si el maquinista de la escapada acelera el ritmo, nunca ha de ser él.

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A mucha gente le puede gustar el Landa que vimos camino de Foix, el que dinamitó la carrera al lado de Contador. Pero a mí me fascina, me encanta, me enamora el Landa que se descuelga en el Col de Peyra Taillade para devolver a su líder, tras avería, al gran grupo. Me hace emocionar el que tiró después hasta meta tras el ataque de Dan Martin para defender los intereses de Froome, perdiendo (hasta este martes) su quinta posición en la general. Y sé que en algún momento despertará todas estas emociones en mí, liderando un equipo, pero será en otra ocasión, cuando su misión sea liderar. Ahora quiero ver al Landa que obedece y acata su función dentro del equipo. Sería egoísta por mi parte querer otra cosa, porque sé como ciclista que eso le perjudicaría en su presente y en su futuro, ese que hay después del deporte. A veces ser segundo, no está tan mal.

*Luis Pasamontes fue ciclista profesional (Movistar y Caisse d'Epargne, entre otros) y ahora es mentor deportivo y conferenciante.

El Tour de Francia llega a su fin y me siento triste como espectador pero contento desde el punto de vista del corredor. Tres semanas dan para mucho, en ciclismo también. Puede pasar de todo; caídas, enfermedades, expulsiones, victorias, derrotas… y todo se vive en equipo, todo. Cada día convives con las mismas personas. Tus compañeros, tus auxiliares y el resto del pelotón. A mí me incomodaba mucho coincidir con equipos en el hotel. Nada en contra del resto de ciclistas, pero me apetecía desconectar. Terminaba la etapa y quería ver distintas personas, cambiar de registro. Por eso a veces vivía situaciones tan peculiares como la de bajar en el ascensor a cenar con el que hace unos minutos disputabas una posición en el gran grupo e incluso intercambiabas algún improperio. Y ante la situación tan incómoda solo se me ocurría coger las manos atrás, balancearme sobre las puntillas de mis pies y exclamar: “¡Pues vamos a cenar algo, parece que está refrescando!”.

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