Valverde se permite el lujo de tirarles un reloj a Contador y Froome en el Dauphiné

A la vez que Tom Dumoulin ganaba el Giro de Italia, los que se pelearán por el amarillo de París descansaban. La mayoría, claro, Quintana estaba ahí, subido en el podio. Alejandro Valverde estaba poniendo una pausa de varias semanas a su calendario competitivo después de ganar prácticamente todo lo que había corrido. No se quedó quieto, en absoluto. Estuvo tres semanas entrenando en el Teide y cuando ha regresado a la carretera ante sus adversarios, el murciano ha mantenido el nivel mostrado previamente. Está en el Dauphiné no para pasearse, sino para ganar y a la primera oportunidad que le ha dado el recorrido, ha mostrado los colmillos a Froome y Contador.

La contrarreloj de la cuarta etapa del Dauphiné empezaba a poner la carrera dura, después de tres días de encefalograma plano, de esos que le gustan a Cancellara. El gran vencedor fue Richie Porte, esa eterna promesa que se crió a la sombra de Froome y que ahora el triple ganador del Tour señala como uno de sus grandes rivales para la ronda francesa. Era una crono de 23,5 kilómetros entre La Tour-du-Pin y Bourgoin-Jallieu en la que Thomas De Gendt pudo mantener el maillot amarillo.

Esta crono ha sido más larga que cualquiera de las dos individuales que habrán en el Tour, es decir, ninguna de ambas (etapa 1 y etapa 20) serán definitivas para elegir al ganador o, al menos, no deberían serlo. No sería un problema para Valverde que se tornasen decisivas, más bien al contrario. La mejoría con el paso de los años del corredor de Movistar en esta disciplina ha sido tan notable que se permite el lujo de superar a sus dos máximos rivales. Sacarle tiempo a Contador y Froome en la lucha contra el crono es improbable a no ser que te llames Tony Martin, claro, que entonces es lo normal. De hecho, la sorpresa de que el alemán perdiese ante Porte es mayúscula.

"Estoy contento, me he encontrado muy bien, aunque me falta acoplarme mejor a la bicicleta. Hemos hecho cambios de última hora en este sentido, pero para eso estamos aquí", dijo Contador, que ya avisó que este paso por el Dauphiné no es más que la preparación oportuna para llegar a en plenas condiciones al Tour. "En las subidas, mi terreno, me he encontrado muy bien, pero tal vez la carretera, con muchos baches, ha podido favorecer mas a los corredores con más peso. De todas formas, para este momento de la preparación estoy contento", añadió.

A ese Tour va a ir Alejandro Valverde, pero como segundo del Movistar. Tiene el mandato, ya asumido hace tiempo, de ser el escolta de Nairo Quintana, de ayudarlo en todo lo que pueda para que el colombiano esté lo más arriba posible en la clasificación y aspirando al título. Hasta el momento, sin embargo, Quintana no ha demostrado estar más en forma que su compañero y viene con el peso en las piernas del Giro de Italia. Habrá que ver la cintura del Movistar y su capacidad para ir leyendo la carrera. ¿Y si en un momento determinado Valverde está en mejor predisposición que Nairo? ¿Cambiarán entonces los roles y Valverde tendrá carta blanca para ir a por el triunfo? ¿O Valverde en ningún momento mirará la general para su propio beneficio? Las cuestiones se empezarán a resolver a partir del 1 de julio.

La de este miércoles es una victoria revitalizante para Richie Porte, que, como decimos, tiene esperanzas de volar alto en el Tour de Francia, con el que tiene cuentas pendientes. El líder de BMC fue quinto el año pasado y en 2017 quiere demostrar que vale para el amarillo en París. De momento el ciclista de Tasmania ha firmado las victorias en el Tour Down Under, Tour de Romandía y una etapa de la París-Niza, y en el ensayo general de la Grande Boucle, a tres semanas de la salida en Dusseldorf, ha lanzado un aviso con las manecillas del reloj como aliadas.

Este fin de semana llega la montaña, el terreno de Contador y Froome, donde Porte tratará de dar otro paso al frente. Todo con permiso de Valverde. Al 'Bala' siempre hay que tenerlo en cuenta. Este jueves se disputará la quinta etapa, entre La Tour-de-Salvagny y Macon, de 175,5 kilómetros, otra etapa tranquila con varios puertos no muy problemáticos, el último, uno de cuarta categoría a 33 kilómetros de la meta.