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Fernando Gaviria confirma en el Giro la transformación del ciclista colombiano
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primera victoria en una grande del sprinter

Fernando Gaviria confirma en el Giro la transformación del ciclista colombiano

Acabó el año 2016 como uno de los velocistas más prometedores del pelotón y en su primera grande, el ciclista de Quick-Step estrenó triunfo y liderato con muchísima superioridad

Foto: Gaviria estaba como loco vestido de rosa. (EFE/EPA)
Gaviria estaba como loco vestido de rosa. (EFE/EPA)

Cualquier ciclista que quiera hacerse un nombre en el pelotón internacional debe ganar en una gran vuelta. Es el mejor escaparate que se puede alcanzar para adquirir notoriedad. Un buen corredor puede ganar en el Tour Down Under, o en las Ardenas o en California, pero empezará a hacerse un hueco entre los mejores si suma a su lista de triunfos una etapa en el Giro de Italia, el Tour de Francia o la Vuelta a España. En el último año, Fernando Gaviria había aporreado con alevosía las puertas de la grandeza ciclista. Hasta se ganó por méritos propios ser uno de los favoritos al Mundial de Doha. Pero le faltaba dar el salto, el paso definitivo. El Quick-Step lo incluyó entre sus nueve y al tercer intento, ya ha ganado en la 'Corsa Rosa'.

Foto: Chaves, Quintana, Pantano y Gaviria, cuatro ejemplos del crecimiento del ciclismo colombiano (Agencias).

En la despedida del Giro de Cerdeña, el viento proveniente de la costa provocó la belleza de los abanicos y numerosos cortes en el grupo cuando se encaraban los últimos kilómetros hacia Cagliari. El líder, André Greipel, quería ganar de manera poco convencional para él, es decir, en solitario. Atacó a falta de más de cinco para meta, una estrategia que la lógica le echó abajo más pronto que tarde. El grupo de elegidos que encaró el final tenía un favorito claro. Fernando Gaviria era más rápido que cualquiera de los que le perseguían y en cuanto arrancó, los dejó a todos clavados.

Maximiliano Richeze, su compañero de equipo y lanzador, lo celebraba antes incluso que el propio ciclista colombiano, que tenía que digerir aún no solo que había ganado en una grande, sino que iba a ser el nuevo 'maglia rosa' de la clasificación general. "Es una alegría enorme por el trabajo del equipo. Queríamos una victoria antes del día de descanso para poder disfrutar todos del reposo con más tranquilidad y la hemos conseguido. Es lo que venía buscando y lo he conseguido en mi debut en el Giro. Para mí es una felicidad enorme", señaló en meta el ganador. "Me acostaré con la Maglia, no voy a dormir. Nadie mañana podrá quitarmela de encima". Esa es su ventaja, un día de descanso en la que podrá vestirla sin miedo a que algún otro rival se la arrebate.

Gaviria es un producto más de Antioquia. Esta región colombiana es productora en serie de ciclistas de élite (Betancourt, Acevedo, Urán...), pero este corredor de todavía 22 años es un caso excepcional entre la cantera 'cafetera'. Enmedio de una cantera que ha sacado decenas de excelentes escaladores, prototipos pequeños, finos, delgados y de mirada simpática, un tío de 180 centímetros de altura que disfruta no cuando la carretera se empina, sino cuando no se puede ver el final de lo plana que es. Esto, como dice Santiago Botero a El Confidendial, es "algo que nunca se había visto y que demuestra que el corredor colombiano tiene talento".

En Colombia, el velocista no estaba bien visto hasta hace no demasiado tiempo. En consonancia con la evolución del ciclismo hacia la montaña debido a que las televisiones, las que en realidad mandan, entienden que son las etapas que hacen un mayor llamamiento al publico, el sprint queda como un elemento residual que existe, pero no se valora. Y más allí, donde el ciclista alabado por antonomasia es el que sube con constancia. "Aquí, un elemento discriminatorio es no ser bueno subiendo. Si no lo eres, nadie te va a prestar atención. Había sprints, pero no se trabajaban, no se establecía quiénes eran los lanzadores y cómo lo hacían, ni quién era el sprinter y si tenía la suficiente potencia y capacidad láctica. Todo esto lleva trabajo y tiempo, y mucha gente no tiene ganas de hacerlo. Pero ha habido un cambio de paradigma", asegura el 'cazatalentos' colombiano Luis Fernando Saldarriaga, internacionalmente reconocido por ser el descubridor de Nairo Quintana, Esteban Chaves y Sergio Henao.

Foto: Nairo ganó el Giro en 2014 (Gian Mattia D'Alberto/AP). Opinión
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"Gaviria es un corredor que destaca, además de por sus condiciones físicas, por la parte mental. No tiene temor a aplicar estrategias nunca antes vistas en un sprint. En la París-Tours del año pasado —su primera gran victoria como profesional— arrancó a prácticamente 800 metros de la línea de meta, lo cual para un velocista no es lo habitual. No se pone límites. No se conforma con tener un buen contrato, sino que quiere ganar", añade el exciclista profesional. Lo segundo, en realidad, siempre acaba llevando a lo primero. Gaviria es, con edad todavía amateur, una de las referencias de uno de los equipos potentes del pelotón, el Quick-Step, que ha confiado en él desde que salió de Colombia.

Al Quick-Step llegó con referencias sensacionales en carretera. "Son corredores que resultan una buena apuesta, en el sentido de que son ciclistas que llegan muy baratos, fichan por un equipo ProTour por el mínimo y rápidamente, si tienen buen olfato, se pueden convertir en grandes figuras", recuerda Botero. Pero Gaviria no había destacado tanto en el asfalto como sí había hecho en la pista con suma regularidad.

"El ciclismo de pista estaba muy por debajo de la ruta y tiende a desaparecer, tanto en Colombia como a nivel mundial. Pero afortunadamente, esas selecciones nacionales que acuden a las Copas del Mundo que quedan hoy en día además de al Mundial, cogen a los jóvenes y los forman en el velódromo, les hacen una base, y de ahí, la gran mayoría sale a la ruta. Toda esa técnica es muy difícil de aprender cuando se es élite. Gaviria estuvo en pista, así como Pantano y Restrepo. Los ciclistas se han dado cuenta de que el velódromo es un gran complemento. Aquí sobre todo en Antioquia", afirma Botero.

Y Gaviria volverá a la pista. En 2016, sin ir más lejos, fue campeón del mundo de omnium. Pero su vida ahora está principalmente centrada en la carretera, en sumar victorias en grandes carreras, ganando a corredores como Greipel, Sagan, Kittel, Cavendish, Ewan... Calidad tiene de sobra, el tiempo que quiera por delante y una estructura detrás que le apoya y cree en él.

Cualquier ciclista que quiera hacerse un nombre en el pelotón internacional debe ganar en una gran vuelta. Es el mejor escaparate que se puede alcanzar para adquirir notoriedad. Un buen corredor puede ganar en el Tour Down Under, o en las Ardenas o en California, pero empezará a hacerse un hueco entre los mejores si suma a su lista de triunfos una etapa en el Giro de Italia, el Tour de Francia o la Vuelta a España. En el último año, Fernando Gaviria había aporreado con alevosía las puertas de la grandeza ciclista. Hasta se ganó por méritos propios ser uno de los favoritos al Mundial de Doha. Pero le faltaba dar el salto, el paso definitivo. El Quick-Step lo incluyó entre sus nueve y al tercer intento, ya ha ganado en la 'Corsa Rosa'.

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