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Una Vuelta a España a trozos que sigue a la vanguardia de las rondas ciclistas
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la montaña vuelve a ser la gran protagonista

Una Vuelta a España a trozos que sigue a la vanguardia de las rondas ciclistas

La ronda tendrá cinco grandes desplazamientos para todo el pelotón, pero ha mantenido su estilo con mucho final en alto en favor del espectáculo ahorrándose las grandes cuestas... pero con el Angliru

Foto: El recorrido de la Vuelta 2017 (La Vuelta).
El recorrido de la Vuelta 2017 (La Vuelta).

Una Vuelta a trocitos. No es mala definición para el recorrido de la próxima ronda española, a disputarse desde el 19 de agosto hasta el 10 de septiembre. Qué poco tiene que ver con el del año pasado. En esa edición de 'La Vuelta al Norte de España' prácticamente no se bajó de la Cordillera Cantábrica nada más que para visitar Aitana y para acabar en Madrid. Para expandir el camino y hacer partícipes a más partes de nuestro país, la Vuelta asume un precio: los muchos traslados que los equipos van a tener que realizar para moverse de una salida a otra. Hasta cinco grandes desplazamientos se tendrán que llevar a cabo para unir los puntos de salida y de llegada de cada día.

Pese a esa tara, el alma de la Vuelta vuelve a ser la misma: la montaña. Nueve llegadas en alto, rampas duras y muchísima carretera empinada para mantener la idiosincrasia de una ronda que en el último lustro ha experimentado un salto de calidad (y de audiencia) que hacen dudar sobre aquella máxima histórica de que primero estaba el Tour, luego el Giro y luego, ya si eso, la Vuelta. No es que cada vez esté más cerca del Giro, sino que en los últimos años ha atraído, por norma, a muchísimos más favoritos que la carrera italiana. Froome solo se plantea correr la Vuelta y nunca el Giro, mientras que Quintana ha elegido España en las últimas tres ediciones, ganando en 2016.

De hecho, lo que está consiguiendo la Vuelta no es solo atraer a más ciclistas, sino ir a la cabeza de la organización con respecto a las otras dos grandes vueltas por etapas. La Vuelta propuso, como decimos, hace años ya un giro hacia la montaña, hacia la dificultad y la búsqueda del límite físico del ciclista. La dureza ha sido su seña de identidad, a la par que la espectacularidad, y esta tendencia se está viendo trasladada al Tour y al Giro, que cada vez están dando paso a más subidas y bajadas, recorridos más tendentes hacia la afición que al propio ciclista.

Foto: Los favoritos llegando a la cima de Mas de la Costa (Javier Lizón/EFE).

En este sentido hubo quejas en la edición pasada por parte de algunos miembros del pelotón sobre lo complicada que estaba siendo la Vuelta y la poca trascendencia que tenían altos muy cortos pero durísimos como Mas de la Costa. David López, corredor del Sky, llegó a asegurar que había compañeros en el pelotón que estaban "deseando que acabase la Vuelta para no volver". Pero las primeras reacciones tras la presentación de este recorrido vienen a decir que gusta. Porque es cierto que sigue siendo difícil y que a la tercera semana las piernas van a llegar en las últimas de sus posibilidades, pero ha adaptado su exigencia física a la lógica competitiva.

"Somos fieles a nuestra personalidad, apostamos por las llegadas en alto, no hay tantas rampas porque los Machucos los acumula todas; la crono es más larga, pero mantenemos el estilo. Vamos a ir de menos a más", dijo Javier Guillén en el acto realizado esta vez en Madrid, en el Palacio Municipal de Congresos en el complejo IFEMA.

Y es cierto. Las variaciones acometidas en el recorrido son significativas, pero el fondo del asunto sigue siendo el mismo: la Vuelta quiere ser espectacular y lo en lo primero que piensa es en el aficionado. La audiencia corrobora que este es el camino correcto a seguir, por mucho que algunos sprinters se quejen de lo poco hueco que tienen en nuestro país. Una realidad como una casa, cierto, pero la pela es la pela y lo que a la gente le impide dormir la siesta en las calurosas tardes de agosto son las subidas, no los llanos.

De todas formas, a Purito Rodríguez le parecía que cuando él corría "era más duro". El corredor catalán, retirado ya oficialmente del ciclismo, realizó esa broma poco después de que le ofrecieran un emotivo homenaje por su carrera y Guillén, junto a Christian Prudhomme, director del Tour, le hiciera entrega de una placa en reconocimiento a su trayectoria. Tanto Purito, como Samuel Sánchez y Luis Ángel Maté, que comentaron cada una de las etapas, señalaron como claves la primera semana, que ya puede abrir diferencias en la general, y las subidas a Los Machucos y el Angliru, sin olvidar la contrarreloj, especialmente larga (42 kilómetros entre Navarra y Logroño) y más produciéndose justo después de la segunda jornada de descanso y con un traslado largo en avión desde el sur de la península hasta el norte.

Algo muy característico de la Vuelta en este tiempo ha sido la repartición de las etapas de montaña por todo el calendario, no agrupándolas todas de manera consecutiva al final, como podía ser habitual anteriormente, y muy típico en el Tour y, sobre todo, el Giro. Todo empezará en Nimes, ciudad con mucha influencia española y que ha sido escogida, según confesó su teniente de alcalde, por una invitación que el torero José Tomás le realizó a Javier Guillén, director de la Vuelta, a su corrida con seis toros. En palabras de Frank Proust (que se despidió con un curioso "hala Madrid, hala Nimes y nada más"), Guillén se enamoró de Nimes y pasó a ser casi "natural" que algún día saliese la Vuelta desde allí. Después de la contrarreloj por equipos de Nimes (Francia), otra etapa íntegra en Francia para posteriormente llegar ya a Andorra en la primera etapa de montaña.

Ya habrá una subida a la Ermita Santa Lucía en la quinta etapa y, así, otras dos en la primera semana: Xorret del Catí y Cumbre del Sol, ambas en Alicante, siendo esa última jornada previa al primer día de descanso. De ahí se bajará hacia la Cordillera Bética, donde se ascenderá a Calar Alto, La Pandera y Sierra Nevada. Tras otro parón de un día, la Vuelta se marchará al norte. Contrarreloj individual y Cordillera Cantábrica antes del paseo triunfal por la capital. Mucho pasará antes de eso. Nada menos que otras tres llegadas en alto, una de ellas, la etapa reina, con el regreso del Angliru en la penúltima jornada. Es decir, mucho tiene que pasar antes para que las durísimas rampas del Angliru no puedan provocar un vuelco en la lucha por el jersey rojo de líder.

Una Vuelta a trocitos. No es mala definición para el recorrido de la próxima ronda española, a disputarse desde el 19 de agosto hasta el 10 de septiembre. Qué poco tiene que ver con el del año pasado. En esa edición de 'La Vuelta al Norte de España' prácticamente no se bajó de la Cordillera Cantábrica nada más que para visitar Aitana y para acabar en Madrid. Para expandir el camino y hacer partícipes a más partes de nuestro país, la Vuelta asume un precio: los muchos traslados que los equipos van a tener que realizar para moverse de una salida a otra. Hasta cinco grandes desplazamientos se tendrán que llevar a cabo para unir los puntos de salida y de llegada de cada día.

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