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El estacazo de Froome llega donde nadie lo esperaba: en un descenso de vértigo
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El estacazo de Froome llega donde nadie lo esperaba: en un descenso de vértigo

Cuando todo el mundo esperaba un ataque de Froome este domingo en Andorra, el británico se la jugó en un descenso descomunal y ya viste su color de siempre, el amarillo

Foto: Froome de amarillo, lo de siempre (Yoan Valat/EFE/EPA)
Froome de amarillo, lo de siempre (Yoan Valat/EFE/EPA)

El Tour de Francia es, desde hace unos años, eso que sucede entre un ataque de Froome y otro. Hay días que están señalados especialmente desde que se conoce el recorrido de la ronda y, hasta este sábado, Froome cumplía los pronósticos y rompía la carrera, superando a todos los favoritos de manera asombrosa y provocando con ello las sospechas más absurdas. Pero los buenos corredores se caracterizan por no hacer siempre lo mismo, por sorprender en momentos inesperados. Y Froome es, hoy por hoy, el mejor de los mejores. Se estrenó en este Tour atacando en una bajada, lugar opuesto al que nos dice su historial que es lo mejor para él. Y lo logró todo: etapa, maillot y hundir a Contador.

Foto: Cientos de ciclistas intentaron coronar el Alpe d'Huez (FOTO: Javier Martínez Goytre). Opinión

Froome se adelantó al grupo de favoritos al coronar la cima del Peyresourde y se lanzó desbocado hacia abajo, como un Nibali despiadado, hasta Bagnéres de Luchon haciendo inútil la persecución de sus rivales. Su valentía y clase le permitió alzar los brazos por sexta vez en el Tour. Apoyado en el tubo y en posición de 'bicho bola', no dejó de pedalear pese a la velocidad que iba acumulando, para conseguir la mayor distancia posible, que al final no fue tanta porque el grupo perseguidor pudo sobrevivir al golpe y entrar a 13 segundos del keniata.

Más allá del ataque de Froome, que era evidentemente inesperado, no dejó de sorprender y mucho que no hubiera una reacción inmediata de sus perseguidores cuando coronó el último puerto y se lanzó hacia abajo. A Quintana, que lo seguía inmediatamente, se le vio mirar para atrás cuando Froome se disparaba, quizá pidiendo la ayuda de Valverde, uno de los mejores bajadores del pelotón. "He pedido un bidón de agua para refrescarme y en ese momento él ha aprovechado para escaparse", un despiste grave al que le quiso quitar importancia el director del Movistar. "Ha sido un ataque sorpresa, de habilidad, solo queda felicitar a Froome, pero no hay que hacer un drama", dijo en meta Eusebio Unzúe.

Froome apartó de un guantazo a un aficionado.

De nuevo la cruz para Alberto Contador, que no estuvo con los favoritos en los últimos kilómetros del Peyresourde y se dejó 1.41 minutos, y ya no va a disputar la clasificación general. "Hemos decidido ayer que Roman Kreuziger dispute la general", dijo en la línea de meta de Bagnéres. Aguantó durante toda la carrera con los mejores, pero los cambios de ritmo de Henao, Quintana y el posterior definitivo de Froome, lo dejaron definitivamente descolgado. Ahí aguantó el checo, que se mantiene a 34 segundos del maillot amarillo.

De los cuatro grandes puertos del menú de la etapa, el primer era el Tourmalet, el símbolo de los Pirineos y de la montaña del Tour desde que Octave Lapize lo estrenó en 1.910. Por su pendiente de 17 kilómetros al 7,4% se desgranó la primera escapada del día. Pinot, picado en su orgullo tras perder 3 minutos la víspera, y Rafal Majka, compañero de Contador en el Tinkoff, quien dijo en la salida que en su equipo "hay dos líderes". Ambos se despegaron y marcharon con todo un mundo por delante. Ambos coronaron la cima, con el corredor galo al frente. Un pequeño regalo para la numerosa afición que lo aclamaba, y otro para él por los 5.000 euros del premio Jacques Goddet, legendario director del Tour.

En día tórrido, de maillots abiertos, el esquema se mantuvo en la Hourquette d'Ancizan. Los Mikel, Landa y Nieve, infatigables, tiraban del jefe Chris Froome, relajado, en espera de acontecimientos, con el Movistar atento. En la cima el retraso se redujo a 1.24 minutos. El espejismo se esfumó en Val Louron, puerto donde Indurain cimentó su primer Tour en 1991. Pinot, Majka y Martin se diluyeron como azucarillos ante el impulso del Movistar, con Oliveira e Izagirre de locomotoras, y del Sky, que aún se exhibió para traspasar la cima con Poels y el propio Froome al frente, para evitar que Majka pasara primero. Al menos, el polaco aguantó con el grupo hasta casi el final, no así Pinot, que definitivamente se despide de cualquier opción. Incansable la escuadra británica, con cinco hombres y batuta en mano en el ascenso al Peyresourde, último obstáculo con el tope a 16 de meta.

Luego lanzó su carta Quintana. Selección de 10 corredores en la cima con Froome, con chispa, al frente. Contador, descolgado, cruzó a 33 segundos, por detrás de Kreuziger, su nuevo jefe. No acabó la exhibición de Froome, empeñado en sacar tajada. Esta vez no atacó subiendo. Atacó, bajando el Peyresourde. Sentado en el tubo, jugándose el pellejo, el defensor del título se largó. Imágenes inéditas, volcado sobre la barra de su bicicleta, a tumba abierta.

Froome, en modo contrarreloj, a 90 por hora, se dejó el alma en la emboscada. Nada ni nadie pudo detenerlo. Ahora sin molinillo, a pleno desarrollo, ofreció una exhibición inolvidable. Impotente, Quintana, se limitó a rodar junto a Valverde, Aru, Porte y otros damnificados. Se esperaba un ataque de Froome, todos estaban atentos a la jornada del domingo en Andorra, pero el británico les hizo la trampa del siglo. "Chapeu, señor Froome". Este domingo se disputa la novena etapa entre Vielha Val D'Aran y Andorra Arcalis, la etapa reina de los Pirineos con el primer final en alto de la 103 edición. Los escaladores a escena.

El Tour de Francia es, desde hace unos años, eso que sucede entre un ataque de Froome y otro. Hay días que están señalados especialmente desde que se conoce el recorrido de la ronda y, hasta este sábado, Froome cumplía los pronósticos y rompía la carrera, superando a todos los favoritos de manera asombrosa y provocando con ello las sospechas más absurdas. Pero los buenos corredores se caracterizan por no hacer siempre lo mismo, por sorprender en momentos inesperados. Y Froome es, hoy por hoy, el mejor de los mejores. Se estrenó en este Tour atacando en una bajada, lugar opuesto al que nos dice su historial que es lo mejor para él. Y lo logró todo: etapa, maillot y hundir a Contador.

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