Es noticia
Tonina Pantani obtiene al fin una pequeña parte de la amarga verdad que esperaba
  1. Deportes
  2. Ciclismo
lleva más de una década luchando por su hijo

Tonina Pantani obtiene al fin una pequeña parte de la amarga verdad que esperaba

El Pirata no era un santo, y la primera que lo sabía era su propia madre. Pero lo que nunca ha podido permitir es que el nombre de su hijo quedase manchado para toda la eternidad

Foto: Tonina, junto a Vittorio Savini, ante un mural de Marco (Imago).
Tonina, junto a Vittorio Savini, ante un mural de Marco (Imago).

Tanto tiempo después, nadie va a venir ahora a decir que Marco Pantani era un santo y que toda la basura que se virtió sobre él después de su positivo en Madonna di Campiglio en 1999 es absolutamente mentira. El Pirata enganchaba a amantes del ciclismo de todos los rincones del planeta no porque ganase, sino por cómo lo hacía. Era el más querido por ser diferente, por atacar cuando tenía que defender, por saber sufrir más que nadie, por su alocada personalidad encima de la bici y lejos de la misma. Pantani era amado en Italia, en España, en Francia, en América. Y en todos lados tenía detractores, gente que quería lo peor para él. Ni siquiera esa gente que intentó durante años hundir su figura, ha podido borrar de la memoria los fantásticos recuerdos que dejó el ciclista de Cesenatico.

Lo que sí han logrado es que todavía hoy, legalmente hablando, Pantani era un tramposo. A partir de su expulsión de aquel Giro de Italia quedó marcado, era uno de esos, uno de tantos que se había aprovechado de sustancias dopantes para mejorar su rendimiento y engañar a todos los amantes del ciclismo. Y en realidad, pocos son los que dudan de que algo tuvo que utilizar, más que nada porque vivió en la época de la barra libre del EPO. Pero no se le juzga por eso, sino por tener un nivel de hematocritos demasiado alto, lo suficiente para que un médico se preocupase seriamente por su salud. Pero, si tenía un nivel de hematocritos en sangre suficiente para considerarlo enfermo, ¿cómo pudo ganar en la etapa reina de aquella edición de la 'corsa rosa'?

Ganó porque no estaba enfermo, ni tenía alterado el nivel de hematocritos por encima del límite permitido. Desde aquel 5 de junio, la familia de Pantani, liderada por su madre Tonina, ha estado luchando para demostrar que Marco no estaba dopado aquel día, ni lo estuvo en esa edición del Giro. 17 años después, la justicia italiana por fin parece dispuesta a darle la razón al respecto.

La madre siempre creyó a su hijo

Tonina ya sabía que Marco no se había dopado. Lo sabía porque Paolo, el padre del corredor, se lo preguntó a su hijo en la habitación del hotel, un rato después de que Giuseppe Martinelli le comunicase a Marco que había dado positivo, y Paolo creyó a su vástago cuando éste le respondió que no, que no había hecho nada de eso. Al rato, Pantani salió del hotel escoltado por la policía, con la mano vendada por el puñetazo de rabia que le había propinado a un espejo, y sabiendo que la 'maglia rosa' que había llevado hasta el día anterior no la portaría dos etapas después en Milán.

Ahora, cuando la fiscalía de Forlí ha anunciado que "es creíble" que la camorra alterase los niveles de sangre de Marco, Tonina siente alivio. Ella sabía la verdad, pero necesitaba que todo el mundo lo supiese, porque una madre va a defender a su hijo ciegamente, pero el resto del planeta puede creer que es simple locura maternal. No es en este caso así. Marco, al parecer, tenía razón y, por tanto, Tonina más de década y media teniendo razón.

Pero como dice el periodista Francesco Ceniti, muy cercano a Tonina, ésta está amargamente feliz. Contenta por un lado porque por fin ha salido a la luz una pequeña parte de la verdad sobre su hijo, y eso es una alegría incontenible. Pero sabe que nada de esto le devolverá a su hijo, igual que sabe que fue aquel 5 de junio de 1999 lo que provocó que casi cinco años después, Marco muriese en la residencia 'Le Rose' de Rímini. ¿Habría caído Marco en el consumo irrefrenable de cocaína si no le hubieran descalificado de un Giro que tenía ganado? Es imposible de adivinar.

Al menos, Tonina y su lucha han conseguido que esto salga a la luz. Pero como decimos, es sólo una pequeña parte de la verdad. El mayor reto a partir de ahora es demostrar que Marco Pantani no se suicidó por una sobredosis de cocaína aquel 14 de febrero del 2004, sino que fue víctima de un homicidio intencionado. Ceniti ya explicó a El Confidencial cuál es la versión de la familia de Pantani (apoyada por el abogado Antonio de Rensis y el profesor de medicina Francesco Maria Avato) que, tras aportar las evidentes pruebas, hizo a la fiscalía de Rímini reabrir el caso de la muerte del exciclista: Marco estaba esperando encontrarse con los miembros de la camorra con los que se relacionaba. Una vez que le entregaron la cocaína, “es posible que volvieran para advertirle de que desapareciera para no hacerse ver. Puede que sólo fuese una simple advertencia, pero luego la discusión degeneró hasta acabar en la muerte” de Pantani. Una vez comenzada la agresiva discusión, los asaltantes habrían dejado a Marco medio inconsciente, momento que aprovecharon para hacerle beber la cocaína disuelta en agua para que pareciese una simple sobredosis.

Tanto tiempo después, nadie va a venir ahora a decir que Marco Pantani era un santo y que toda la basura que se virtió sobre él después de su positivo en Madonna di Campiglio en 1999 es absolutamente mentira. El Pirata enganchaba a amantes del ciclismo de todos los rincones del planeta no porque ganase, sino por cómo lo hacía. Era el más querido por ser diferente, por atacar cuando tenía que defender, por saber sufrir más que nadie, por su alocada personalidad encima de la bici y lejos de la misma. Pantani era amado en Italia, en España, en Francia, en América. Y en todos lados tenía detractores, gente que quería lo peor para él. Ni siquiera esa gente que intentó durante años hundir su figura, ha podido borrar de la memoria los fantásticos recuerdos que dejó el ciclista de Cesenatico.

Marco Pantani
El redactor recomienda