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Dumoulin muere en la orilla y Fabio Aru es el ganador virtual de la Vuelta a España
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Dumoulin muere en la orilla y Fabio Aru es el ganador virtual de la Vuelta a España

Era muy complicado, casi imposible pensarlo hace unos días. Al final, la lógica se impuso en la última etapa competitiva y Fabio Aru le robó el jersey rojo a Dumoulin y ganará la Vuelta a España

Foto: Fabio Aru, el hombre más feliz del ciclismo (EFE).
Fabio Aru, el hombre más feliz del ciclismo (EFE).

Era verdaderamente complicado, de hecho nadie se lo habría planteado ni siquiera hace una semana. Pero ha estado mucho más cerca de lo que cualquiera podría haber pensado. Tom Dumoulin no ganará la 70ª edición de la Vuelta a España, ni siquiera estará en el podio, pero el holandés se ha ganado con creces el corazón de los aficionados del ciclismo mundial. Era demasiado aguantar. Estaba solo, como siempre, y le atacaron, le dejaron tirado y le rompieron el corazón. Cuando se vio lejos ni peleó, entregó el jersey antes de bajarse de la bici y dio por buenísima su actuación en nuestro país. Su lucha hace más grande aún la victoria de Fabio Aru, un nuevo grande del mundo de la bici.

Eran seis segundos, un mundo y también una lágrima. Astana no tenía por qué volverse loco. En cualquier despiste podía quitarle esa ventaja a Dumoulin, por lo que no merecía la pena arriesgar de manera innecesaria. Pero si quería ganar la Vuelta, tenía que atacar desde lejos, nada de esperar al último puerto y ahí romper al enemigo. Eso sería correr riesgos y Martinelli no está para esos trotes. Quería que Aru ganase, como ya ganó Nibali. Y después de dos puertos muy duros, Landa estaba junto a Aru, se lo enganchó a la rueda y puso fin a la Vuelta en un momento.

Se fueron con ellos los mejores, Quintana, Majka, Chaves y Purito. No estaba ya Dumoulin para muchos más trotes. Era demasiado aguantar tantas etapas de durísima montaña, tan tanto sobreesfuerzo lejos de sus capacidades. Al menos le acompañó en el via crucis hasta Cercedilla, en el entierro de sus esperanzas, Mikel Nieve, que le guardó el luto con su jersey negro de Sky. Dumoulin estaba herido de muerte y fue muriendo poco a poco.

Tardó más de siete minutos en entrar después que lo hiciera Rubén Plaza. En una etapa con un desgaste global tan grande, con tanto trabajo meritorio de muchísimos corredores, tampoco podía faltar Plaza, uno de esos que le encanta currar como el último peón. No venía a la Vuelta por la general, Lampre no trajo a nadie que pudiera optar a ese éxito reservado a los más grandes. Plaza venía a esto, a recorrer más de 130 kilómetros por su cuenta, con la única compañía de sus pensamientos, esos que cuando las fuerzas flaquean o te animan o te deprimen. A él lo ensalzaron hacia una victoria épica, heroica, en la otra etapa reina de la Vuelta.

Cuando pase el tiempo y la gente eche un vistazo al 80 aniversario de la Vuelta, se acordarán de que Fabio Aru ganó el jersey rojo (a saber de qué color es en el futuro), los más frikis recordarán que lo hizo en la última etapa. Y pocos tendrán aún en mente que fue gracias, en buena parte, de su bestial compañero Mikel Landa. Un día Mikel quiso disfrutar de la bici, olvidar sus obligaciones de equipo y ganar la etapa más dura de siempre. Pero después, cuando le tocó pringar y bajarse al barro, hizo que las cuestas más empinadas fueran casi llanas para su jefe.

El holandés se quedó aislado y sin equipo. Todos los rivales desaparecieron por el horizonte. El líder perdía 20 segundos en la cumbre. Ya bajando la Morcuera, Aru y Landa se unieron a Luis León Sánchez y Andrey Zeits, formando una mayoría clara del Astana contra Dumoulin. Además allí estaban el resto de favoritos. Todos contra uno. La suerte estaba echada. Enseguida, ya en el tránsito hacia el Puerto de Cotos, el retraso del líder ya era de un minuto. La Vuelta se le iba de las manos a Dumoulin, que se limitó a mantener un ritmo que le permitiera al menos salvar la tercera plaza del podio, ya que la segunda iba camino de Purito.

En el ascenso de Cotos se escaparon Quintana y Majka en el grupo en el que cocinaba el título y las plazas de podio. Peligraba el segundo puesto de Purito, quien se aprovechaba del impulso del Astana, que llevaba en volandas a Aru. Con Dumoulin hundido, a más de 4 minutos en la cima del último puerto, Aru ya era el virtual ganador de la Vuelta, lo que se concretó en la meta de Cercedilla. Emoción por la defensa de la segunda plaza de Purito ante Majka. Finalmente, el español logró el objetivo. Una etapa para la historia de la Vuelta.

Era verdaderamente complicado, de hecho nadie se lo habría planteado ni siquiera hace una semana. Pero ha estado mucho más cerca de lo que cualquiera podría haber pensado. Tom Dumoulin no ganará la 70ª edición de la Vuelta a España, ni siquiera estará en el podio, pero el holandés se ha ganado con creces el corazón de los aficionados del ciclismo mundial. Era demasiado aguantar. Estaba solo, como siempre, y le atacaron, le dejaron tirado y le rompieron el corazón. Cuando se vio lejos ni peleó, entregó el jersey antes de bajarse de la bici y dio por buenísima su actuación en nuestro país. Su lucha hace más grande aún la victoria de Fabio Aru, un nuevo grande del mundo de la bici.

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