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Los perseguidores no pueden hundir a Dumoulin ni con lo que más le duele
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los cambios de ritmo hacen daño al líder

Los perseguidores no pueden hundir a Dumoulin ni con lo que más le duele

Después de la segunda etapa, cuando Chaves ganó en Caminito del Rey por delante de Dumoulin, éste aseguró que le mataron los cambios de ritmo constantes. Ahora, Aru trata de herirle igual

Foto: Dumoulin se está mostrando muy fuerte (EFE).
Dumoulin se está mostrando muy fuerte (EFE).

“La Vuelta no está acabada”, dijo Fabio Aru inmediatamente después de quedarse tres segundos por detrás de Tom Dumoulin tras la contrarreloj. ¿Cómo iba a acabarse una gran vuelta si quedaban tres etapas importantes y la diferencia era tan mínima? ¡Claro que esto no se ha acabado! ¡Y lo que queda por delante es impresionante! Incluso si no pasa nada en la clasificación general no será porque no pase nada en la carretera (o en el hormigón de la llegada al puerto de la Quesera). De hecho, será más impresionante aún si no pasa nada, porque se habrá producido el milagro de que un velocista se imponga en la Vuelta más montañosa.

En la llegada a Riaza no pasó nada a nivel general, pero lo que pasó durante esos largos 204 kilómetros de recorrido fue mucho, muchísimo, y de todo ello podemos sacar una conclusión inmediata: a Dumoulin no lo van a tumbar con facilidad. Es un rodador excelso y su aguante en situaciones a las que no estaba para nada acostumbrado le convierten en lo más parecido al héroe de la Vuelta, a un hito en este ciclismo moderno en el que solamente la montaña parece tener reconocimiento internacional. Supo dosificar las fuerzas, aguantar las embestidas de todos sus rivales y encima tuvo la confianza de probar y atacar él mismo.

La táctica de Astana desde mucho antes de llegar a meta fue la de imprimir un ritmo muy alto, aprovechar cada uno de los muchos repechos que se encontraron para aumentar el pedaleo y tratar de ir descolgando corredores, principalmente del Giant-Alpecin, por supuesto. Y una vez que dejaron a Dumoulin solo, sin un compañero que le marcase el camino, apareció Fabio Aru para atacar al jersey rojo una y otra vez, una y otra vez. Quería cansarlo, desesperarlo, con la esperanza de que en algún momento tirase la toalla a la lona y diese por acabado el combate… como ya hizo en la segunda etapa.

Aquel día, en la ascensión a Caminito del Rey, los favoritos empezaron a mostrarse. Es lo que tiene incluir un final en alto en la segunda etapa, que los mejores corredores se ven obligados a empezar a gastar energías muy pronto, quizás demasiado pronto para algunos. El más fuerte de todos fue uno que no estaba en las quinielas, Esteban Chaves. Y el segundo otro que de escalador tiene poco, Dumoulin. En esa pelea entre los dos, el colombiano se salió con la suya por cansar al holandés. ¿Y cómo lo cansó? Con cambios de ritmo que fueron mermando las fuerzas en las piernas del holandés.

“Al final, sus constantes cambios de ritmo me mataron”, dijo Dumoulin en la llegada a meta. Eso fue precisamente lo que intentó hacer Astana con él camino de Riaza. Bueno, Astana y cualquiera de los otros, porque todos intentaron romper la carrera de alguna manera: Purito (el primero que saltó), Valverde, Majka, Quintana… Hasta el propio Dumoulin, como decimos, probó suerte e intentó ganar unos segundos. Lo extraño de este caso es que al ahora jersey rojo le resultara imposible darle continuidad a las variaciones de intensidad de Chaves en la segunda etapa, y que justo cuando se acaba la Vuelta y las energías brillan por su ausencia, siga tan fuerte como en estos días anteriores.

Con una etapa de dureza intermedia este viernes, todo apunta a que la Vuelta se decidirá irremediablemente el sábado. Esos cuatro puertos de primera categoría pondrán a prueba una vez más la adaptación de Dumoulin a la montaña y, por otra parte, la capacidad de reacción de Astana, cuya táctica no ha servido de nada por ahora. Y es que, si golpeando donde más duele tampoco pueden con Dumoulin, ¿qué pueden hacer?

“La Vuelta no está acabada”, dijo Fabio Aru inmediatamente después de quedarse tres segundos por detrás de Tom Dumoulin tras la contrarreloj. ¿Cómo iba a acabarse una gran vuelta si quedaban tres etapas importantes y la diferencia era tan mínima? ¡Claro que esto no se ha acabado! ¡Y lo que queda por delante es impresionante! Incluso si no pasa nada en la clasificación general no será porque no pase nada en la carretera (o en el hormigón de la llegada al puerto de la Quesera). De hecho, será más impresionante aún si no pasa nada, porque se habrá producido el milagro de que un velocista se imponga en la Vuelta más montañosa.

Alejandro Valverde
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