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Dumoulin resiste y ataca sin despeinarse
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Dumoulin resiste y ataca sin despeinarse

Era otro día en los que el jersey rojo partía con cierta desventaja y volvió a demostrar que no va en broma, que quiere esta Vuelta y la va a luchar: le robó en Ávila otros tres segundos a Fabio Aru

Foto: Dumoulin, en la llegada a la meta de Ávila (EFE).
Dumoulin, en la llegada a la meta de Ávila (EFE).

Sólo un día, sólo le queda un día a Tom Dumoulin para ganar la Vuelta, su primera grande, para romper todos los registros y para sorprender a todo el planeta ciclista. Y cuanto más cerca está de ganarla, más ganas tiene de que así sea. En Ávila había un final de esos que a Dumoulin, con la teoría en la mano, debía venirle mal, hacerle daño por sus características. Con algo más de un kilómetro en subida, con un tramo de esa distancia sobre adoquines, los escaladores podían aprovechar su mejor preparación para esas condiciones... pero fue Dumoulin el que salió victorioso.

Se preguntará Fabio Aru qué puede hacer para romper de una vez las piernas al holandés. Es que de repente parecidó que el Giant-Alpecin tenía mejor equipo que Astana. Estuvo desde casi la salida de Medina del Campo tirando del pelotón y después fueron los que frenaron el ritmo para que la escapada masiva (otra vez se fueron 24 corredores) consiguiera fugarse. Pero lo más increíble de todo esto, es que cuando Astana pudo y debió atacar, el que tenía apoyo era Dumoulin.

Más de un cuarto de hora después de que Alexis Gougeard fuera el primero en atravesar la meta de Ávila, el Giant acompañó a Dumoulin en volandas hacia la creación de una pequeña gran diferencia en la clasificación general. La potencia de un contrarrelojista como el jersey rojo fue demasiada para Aru, resignado en una persecución que sabía perdida de antemano. Ni siquiera cuando la carretera se empinó pudo cazar a su enemigo, su rival, el hombre al que más tiene que odiar (deportivamente hablando, claro) en estos momentos. Son sólo tres segundos más, pero que sea algo ya es un logro enorme.

Fabio Aru ya no gana ni para sustos. El italino se cayó en el kilómetro 70 y necesitó dos veces de la asistencia del coche médico en el kilómetro 70. La cosa es que Tom Dumoulin también se fue al suelo. Ni siquiera con el de Maastricht caído literalmente, el italiano de Astana tiene suerte y puede salvarse él mismo de una caída. De este modo, los fugados iniciaron el camino hacia la ciudad amurallada, esperando en qué momento y quién sería el que abriría la hostilidades para ir eliminando enemigos. Este fue el portugués Tiago Machado, del Katusha, que fue el primero en marcharse en solitario.

El luso cogió casi medio minuto de renta y por detrás le respondieron el francés Gougeard y el colombiano Leonardo Duque, que finalmente se quedaron como los principales favoritos para reinar en Ávila. El trío tenía que superar el ascenso a La Paramera, de segunda categoría. El sudamericano fue el primero en hincar la rodilla ante el fuerte ritmo del francés, y poco después fue Machado el que tampoco resistió al normando, que coronó el puerto con medio minuto que convirtió en oro. Gougeard sacó a relucir sus dotes de rodador y gestionó a la perfección su ventaja para lograr el primer gran triunfo de su carrera profesional y el primero del ciclismo francés en esta Vuelta, con 40 segundos de ventaja sobre el portugués Nelson Oliveira.

Por detrás, todo hacia presagiar que los favoritos esperarían a la llegada en Ávila para intentar hacer algún movimiento, pero esa calma la rompió el Movistar que puso un ritmo frenético y que luego lanzó a un impetuoso Alejandro Valverde en busca de mostrarse y dejar claro que mientras haya carrera y fuerzas quiere ser protagonista. El corredor murciano no encontró premio a sus ganas. Intentó escaparse, desengancharse innumerables veces, se alejó, le acercaron, se volvió a alejar, le volvieron a coger. Entonces surgió el Giant-Alpecin, con Dumoulin y sus compañeros Degenkolb y Craddock provocando un brutal acelerón que sorprendió a todos los demás, incluidos Aru y Purito.

El holandés se quedó solo rápidamente, con la única compañía de Dani Moreno, pero mantuvo ese impulso para abrir una brecha con sus dos rivales y robar unos segundos que, pese a que fueron pocos, tres sobre el sardo, y nueve sobre Purito, con frescura perdida respecto a hace unos días, avisan de que aún tiene fuerzas para la etapa de este sábado. Dumoulin defenderá seis segundos de ventaja sobre el corredor del Astana y 1:24 sobre el de Paret del Vallés en la vigésima y penúltima etapa, entre San Lorenzo de El Escorial y Cercedilla, con cuatro puertos de primera categoría (Navacerrada, La Morcuera, en dos ocasiones, y Cotos), final de la Vuelta más apretada en décadas.

Sólo un día, sólo le queda un día a Tom Dumoulin para ganar la Vuelta, su primera grande, para romper todos los registros y para sorprender a todo el planeta ciclista. Y cuanto más cerca está de ganarla, más ganas tiene de que así sea. En Ávila había un final de esos que a Dumoulin, con la teoría en la mano, debía venirle mal, hacerle daño por sus características. Con algo más de un kilómetro en subida, con un tramo de esa distancia sobre adoquines, los escaladores podían aprovechar su mejor preparación para esas condiciones... pero fue Dumoulin el que salió victorioso.

Alejandro Valverde
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