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Un verde casi perenne para hacer sonreír al eterno segundón Peter Sagan
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suma siete etapas entre los cuatro primeros

Un verde casi perenne para hacer sonreír al eterno segundón Peter Sagan

Un ciclista lucha por ganar, para eso se sube encima de una bicicleta. Y si no lo consigue de una forma, es decir, a través de etapas, se 'conformará' con sumar triunfos generales, como Sagan

Foto: Peter Sagan encarriló su cuarto 'maillot' verde consecutivo (EFE).
Peter Sagan encarriló su cuarto 'maillot' verde consecutivo (EFE).

No es fácil hablar de maldiciones en el ciclismo, porque se trata de un deporte tan cambiante que el último clasificado de la general puede escaparse un día, aguantar el tirón y llevarse una victoria de etapa en el bolsillo como premio. Lo mismo sucede al contrario: puede que un día un corredor que esté bien colocado se vaya al suelo, o desfallezca y se aleje de su objetivo final por una sola mala jornada. Cualquiera que haya estado atento a este Tour podría decir con total seguridad que Peter Saganestá sumido en una profunda maldición, en un mal de ojo que ni mil conjuros se lo podrían arrancar. Pero al final, el eslovaco sube al podio para recoger el maillot verde que llevará al día siguiente.

En la mente del corredor del Tinkoff-Saxo tiene que haber una mezcla de sensaciones muy difícil de sobrellevar. ¿Está contento por ser el portador del jersey de la regularidad o se siente frustrado por haber estado siempre tan cerca de ganar una etapa y siempre quedarse a las puertas de cruzar el primero la línea de meta? Sin duda es una duda sana, que no le hará devanarse los sesos, porque obtener el verde en el Tour es un logro que está al alcance de muy pocos corredores. Sin embargo, le faltará algo y hasta que no lo consiga no se lo podrá arrancar de la cabeza. Como un apósito, que es mejor no quitarlo hasta que la herida no ha coagulado del todo.

A pesar de todo, empieza a ser preocupante su capacidad para estar siempre bien colocado en las llegadas masivas a meta sin ser capaz de superar al rival más rápido. Cuatro veces ha cruzado esa maldita línea en segunda posición. Cuatro veces ha visto cómo otro subía al podio en primer lugar y él tenía que conformarse con recoger el maillot blanco y/o el verde en otras. Pero es que no queda ahí la cosa. Otras dos veces ha sido tercero y otra más ha entrado cuarto. Siete veces ha tenido la victoria a un par de pedaladas de distancia y no ha podido alcanzarla.

Pero esta racha de casis en los que está sumido Sagan viene ya de la edición del Tour del año pasado. El por entonces corredor de Cannondale empezó la grande boucle de 2014 con un segundo puesto en la etapa inaugural entre Leeds y Harrogate (Inglaterra) y a partir de ahí acumuló tres segundos puestos más. Y lo peor, en total sumó nueve etapas entre los cinco primeros clasificados. Y no, no consiguió ni una sola victoria parcial. Pero por supuesto que esa excelente regularidad en la prueba le permitió adjudicarse por tercera vez consecutiva ese maillot verte de la regularidad.

Y le ganó otro 'secundario'

La horma del zapato de Sagan apareció en Rodez, en esta 13ª etapa del Tour. Después de una larga fuga que parecía que podía disputarse el triunfo de etapa, el empuje del Tinkoff-Saxo en el pelotón fue recortando diferencias hasta que logró que el triunfo se disputase al sprint. Se coló en la lucha Greg van Avermaet, que parecía lejos de tener opciones al lado de Sagan, pero la fatiga del eslovaco casi no le permitía levantarse del sillín y fue el belga el que ganó. Lo curioso, es que Van Avermaet es otro histórico segundón en el pelotón mundial. Siempre ha estado cerca de ganar alguna clásica de primavera, incluso el Mundial en ruta, pero nada. Apareció para traspasarle el mal fario a Sagan.

Ahora, el compañero de Alberto Contador se encuentra en una posición ideal para reeditar una vez más su triunfo en la regularidad. Ha aumentado su ventaja sobre André Greipel (que sí ha ganado dos etapas) en 22 puntos y ahora lo tiene a 24. Es una distancia mínima, pero cómoda si logra mantener el ritmo que lo ha llevado hasta ahí. De llegar a París vestido de verde, Sagan igualará al irlandés Sean Kelly con cuatro maillots verde y estará a sólo dos de alcanzar al especialista en esa categoría, Erik Zabel, que sumó seis y además de manera consecutiva entre 1996 y 2001. Sería un nuevo éxito que unir en 2015 a su brillante triunfo en el exigente Tour de California. Con la edad que tiene Sagan, 25 años (por ello lucha todavía por el maillot blanco de los jóvenes), tiene tiempo de sobra para batir el récord de Zabel.

No es fácil hablar de maldiciones en el ciclismo, porque se trata de un deporte tan cambiante que el último clasificado de la general puede escaparse un día, aguantar el tirón y llevarse una victoria de etapa en el bolsillo como premio. Lo mismo sucede al contrario: puede que un día un corredor que esté bien colocado se vaya al suelo, o desfallezca y se aleje de su objetivo final por una sola mala jornada. Cualquiera que haya estado atento a este Tour podría decir con total seguridad que Peter Saganestá sumido en una profunda maldición, en un mal de ojo que ni mil conjuros se lo podrían arrancar. Pero al final, el eslovaco sube al podio para recoger el maillot verde que llevará al día siguiente.

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