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El Tour empieza en la Tirreno-Adriático
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contador, nibali y nairo lucharán por la victoria

El Tour empieza en la Tirreno-Adriático

Contador, Nibali y Nairo Quintana intentarán llevarse la Tirreno Adriático. Solo Froome faltará al enfrentamiento entre los cuatro tenores, como los ha bautizado el periodista italiano Luca Gialanella

Foto: Contador ya ganó la carrera italiana el año pasado (Efe)
Contador ya ganó la carrera italiana el año pasado (Efe)

Luca Gialanella, periodista italiano de La Gazzetta dello Sport, los ha llamado “Los cuatro tenores”. No es para menos. Se refiere al cuarteto actual del ciclismo de grandes vueltas: Alberto Contador, Chris Froome, Vincenzo Nibali y Nairo Quintana. Son, en conocido símil tenístico, los Federer, Nadal, Djokovic y Murray de no hace tanto, aquel célebre fab four del circuito ATP.

El calendario de estos cuatro virreyes del pelotón conduce al mismo lugar, el Tour de Francia, pero antes del mes de julio se darán cita a partir de hoy (Teledeporte y Eurosport) en una atractiva carrera en claro ascenso: la Tirreno-Adriático. Pese a la baja de última hora de Froome por una afección respiratoria, para cualquier organizador, probablemente, no hay mejor nómina posible de competidores.

Mejorando la París-Niza

El calendario ciclista se nutre de tres tipos de carreras: clásicas de un día, carreras por etapas y grandes rondas de tres semanas. Serían, por ejemplo, la Milán-San Remo, la Vuelta al País Vasco y el Giro de Italia, respectivamente. Pues bien, de entre todas las pruebas del segundo grupo, prestigiosas carreras de entre cuatro y siete días, destaca la Tirreno-Adriático como uno de los destinos preferidos para vueltómanos y toda la clase media y alta del pelotón con el objetivo de victorias parciales, preparación para posteriores competiciones o ambas cosas a la vez.

La corsa dei due mari tiene un bonito y predecible guión. Cruza la estrecha bota italiana de costa a costa. Une los mares Tirreno y Adriático por el centro de la península itálica, desde la Toscana por Umbria, Marche y el Lazio hasta la región de Abruzzo, fundamentalmente, con su tradicional final en la ciudad costera y turística de San Benedetto del Tronto. La ronda incluye etapas llanas para sprinters (ojo a Sagan y Cavendish, entre otros, los primeros días), montaña de cierta entidad en los Apeninos centrales (sobre todo en el fin de semana) y un poco de media montaña, aunque algo tímida; incluido este año un final explosivo en cuesta (tercera etapa, con meta en Arezzo) y la clásica y testimonial contrarreloj final de sólo 10 kilómetros.

El mejor reclamo de la carrera en las últimas temporadas ha sido la variedad e inclusión de trazados más afines, en miniatura, a grandes rondas. Así se convierte en plataforma para los hombres de largo alcance del pelotón. Ayuda también a este tipo de pruebas tempraneras el franco retroceso de la moda (tan siglo XXI) de competir muy poco antes de las grandes citas de la primavera y el verano. Ahora la aproximación a ellas tiene claros visos de espectáculo.

La coincidencia en el calendario de la Tirreno (11-17 de marzo) con la más añeja y prestigiosa París-Niza (8-15 de marzo) ha establecido una cierta competencia entre ambas pruebas, disputa que la organización italiana viene ganando por lógica sencilla aunque difícil de conseguir: buenos recorridos que atraen a buenos corredores y hacen buenas carreras, y así sucesivamente hasta marcar tendencia. Fernando Llamas del diario Marca ha definido la París-Niza actual como “un Tour del Porvenir… inmediato. La segunda fila pelea en la carrera francesa”. A tierras francesas ha acudido sobre todo una delegación magna de segundas espadas o aspirantes al ático ciclista: Porte, Aru, Kelderman, Bardet, Majka o Rui Costa.

Duelo directo

A la Tirreno, sin embargo, irán los mejores. En particular, los vigentes campeones del Giro (Quintana), el Tour (Nibali) y la Vuelta (Contador). Los espectadores echarán de menos al peculiar Christopher Froome, miembro de pleno de este club de magníficos y que además ya sabe lo que es vestir de amarillo en París (2013).

No está claro quién llega más fuerte a la salida en la localidad de Lido di Camaiore, aunque el hecho de que Contador dispute el Giro (al contrario que sus rivales) le sitúa presumiblemente más cerca del punto dulce de forma. Todos acumulan pocos kilómetros y sólo el español ha cosechado de momento victorias este año. Fue en el Alto de Hazallanas en la Vuelta a Andalucía, en memorable pelea con el ausente líder británico del SKY (que ganaría la otra etapa de montaña y la general final). Por ello, el duelo se presenta fresco y a varias bandas. En Italia comenzará de verdad el curso ciclista y cualquier victoria antes del Tour significa ventaja psicológica.

Monte Terminillo

Allí donde el cafetero Lucho Herrera cazó su última gran victoria profesional, en el Giro de 1992, ya al borde de la retirada, y donde Miguel Indurain asentó su primera maglia rosa, deberá decidirse el ganador de esta 50º edición de la Tirreno-Adriático. Hablamos de la cuarta etapa de la prueba, el domingo, realmente el único parcial de montaña determinante que la carrera exigirá a los corredores. Serán 194 kilómetros con tres puertos previos y el Monte Terminillo como final, un alto bastante largo (16,1 kilómetros) y de pendiente exigente aunque no extrema (7,3% de media).

Será la jornada decisiva, máxime cuando la organización decidió el lunes suprimir la contrarreloj por equipos de 22 kilómetros que iba a inaugurar la carrera (por previsión de fuerte viento). En su lugar, RCS ha planteado un prólogo de 5,7 kilómetros que será incapaz de marcar las diferencias iniciales que se presuponían a una CRE.

"Contador puede optar a ganar la carrera", ha afirmado el director del corredor pinteño, Bjarne Riis. “Alberto está en buen forma. Como él, creemos que puede optar a la victoria final. Por supuesto que está usando la carrera para ponerse en forma de cara al Giro, pero para un corredor como él no significa que no puedas optar a la Tirreno también", afirmó.

Nibali ya sabe lo que es conquistarla (2012 y 2013), pero el tiburón del estrecho nunca escatima ciclismo ofensivo, y menos en casa. Por su parte, el menudo Nairo Quintana, el más joven de todos (25 años frente a los 32 del español y 30 del siciliano), necesita con cierta urgencia recuperar sensaciones de calidad tras el fiasco en la Vuelta a España del ya lejano mes de septiembre. Su rendimiento es el más incierto de todos.

"En este momento cada corredor está en una forma diferente, tenemos nuestras propias metas en mente”, ha señalado Contador en la previa. “Pero estoy convencido de que cuando uno se enfrente al otro, trataremos de hacerlo lo mejor posible. Una cosa es segura, veremos una carrera que será bonita", prometió el vigente campeón de la carrera italiana. “Es muy bueno estar con los principales corredores del pelotón (...) para el espectáculo, para los aficionados y para el interés del ciclismo en general", agregó.

El recorrido no es espectacular, por la supresión de la CRE y por la disminución leve de kilómetros cuesta arriba (83 frente a los 91 del año pasado), pero la representación de participantes engrandece el menú. No descarten, sin embargo, la victoria de algún outsider, pues la vigilancia entre los favoritos puede abrir la puerta a los terrícolas en una carrera que se decidirá por estrecho margen. En esta Tirreno-Adriático también estarán estrellas como Joaquín Rodríguez, Thibaut Pinot, Daniel Martin, Bauke Mollema o Fabian Cancellara.

Luca Gialanella, periodista italiano de La Gazzetta dello Sport, los ha llamado “Los cuatro tenores”. No es para menos. Se refiere al cuarteto actual del ciclismo de grandes vueltas: Alberto Contador, Chris Froome, Vincenzo Nibali y Nairo Quintana. Son, en conocido símil tenístico, los Federer, Nadal, Djokovic y Murray de no hace tanto, aquel célebre fab four del circuito ATP.

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